Nueve obras del pintor español Pablo Picasso (1881-1973), entre las que se destacan un retrato de su padre realizado en 1895 y una pintura en blanco y negro creada después de su emblemática Guernica, fueron donadas este lunes a Francia por su hija Maya, lo que significa la tercera donación de cuadros de parte de la heredera desde la creación del Museo Picasso en París.
Las nueve obras que desde ahora forman parte del patrimonio francés contribuyen a mantener al Museo Picasso de París como el mayor depositario de la obra del pintor malagueño, con más de 5.000 piezas, de las cuales 300 son pinturas y 200.000, documentos y objetos.
La ministra de Cultura de Francia, Roselyne Bachelot, definió a la donación como “excepcional”, y destacó que se trata de la primera desde 1990, según indicó la agencia de noticias AFP, que informó que “la donación sirve para que los herederos de la familia Picasso eviten importantes cargas fiscales por temas de sucesión”.
En una ceremonia que incluyó la presencia de autoridades nacionales, Diana y Olivier, los hijos de Maya Ruiz Picasso, de 86 años, hija de Picasso y de Marie-Thérèse Walter, leyeron una carta de su madre en la que destacaba: “Francia fue la elección de mi padre, y yo nunca he pensado en irme a otro lugar”.
La donación incluye la obra Don José Ruiz, un cuadro que data de 1895 y donde el joven Picasso pintó a su papá de perfil con una delicada paleta de marrones; la obra mixta de óleo y carbonilla, Estudio para una intérprete de mandolina, de 1932; y el Retrato de Émilie Marguerite Walter (Mémé), de 1939, en la que el artista pintó a su suegra, la abuela de Maya y madre sueca de Marie-Thérèse.
Pero entre las obras más destacadas de esta serie figura Niño con piruleta sentado debajo de una silla, de 1938. Se trata de un retrato en blanco y negro, cubista, que recuerda plenamente a los personajes acorralados del Guernica, que había impactado un año antes.
El lote de nueve obras se compone, también, de dos curiosidades: por un lado, la escultura La Venus del Gas, de 1945, en la que el artista tomó un quemador de gas, lo enderezó, le puso un pedestal de madera y transformó el objeto en una diosa, y por el otro, el óleo titulado El Bobo, de 1959, en el que Picasso se apropió de la figura del enano de corte, característico de la obra de Diego Velázquez, con un personaje que ríe con botella y sartén en mano.
Picasso también estaba enormemente interesado por la pintura de el país que lo recibió, y por ese motivo, su hija Maya decidió donar un cuaderno de dibujos sobre el cuadro Almuerzo sobre la hierba, del francés Edouard Manet (1863).
La donación de obras con autoría de Picasso se completa con Cabeza de hombre, de 1971, mientras que la novena pieza entregada a Francia no es una obra del artista sino una obra prehistórica que lo acompañó toda su vida desde que la compró en la primera década del siglo XX: una estatuilla Tiki de las Islas Marquesas.
Fuente: Télam.
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