El pasado 2 de septiembre comenzaron las funciones de una temporada atípica para el ballet estable del Teatro Colón. Después de casi dos años, la compañía volvió al escenario en un hecho que representa la meta de un proceso fuera de lo común, tanto para los bailarines como para su directora, Paloma Herrera.
Herrera es protagonista de una excepcional trayectoria en el ballet clásico que se inició a muy corta edad. Comenzó sus estudios con Olga Ferri y los continuó en importantes institutos de Europa, en un recorrido en el que cosechó importantes premios. Con tan sólo 19 años llegó a ser primera bailarina en el American Ballet Theatre de Nueva York, la bailarina más joven en alcanzar ese rango en esa compañía.
“Estuvimos trabajando muchísimo durante toda la cuarentena, a pesar de la pandemia”, cuenta quien desde hace cuatro años es la directora del cuerpo estable de ballet del Teatro Colón, en diálogo con Infobae Cultura, “y estoy muy contenta, feliz de volver al escenario”, asegura.
Y sobre los ensayos que, como en múltiples actividades, debieron hacerse de forma remota, ahonda: “Las clases se han trabajado por Zoom. Obviamente se dieron las herramientas a los bailarines para que pudieran seguir trabajando, se les envió un tapete, un piso especial para que pudieran ensayar desde sus casas. Se hizo lo mejor, dentro de lo posible, para mantenerlos inspirados. También estuvimos en contacto con otras compañías que están pasando lo mismo, tuvimos maestros invitados con los que los bailarines estuvieron tomando clases desde sus casas; intentamos mantenerlos motivados”.
Luego de un año de aislamiento, los protocolos fueron permitiendo algunos encuentros: “Se hicieron ensayos por burbujas, se ha hecho todo un proceso de ir avanzando a medida que se podía”. ¿Tuvo esta circunstancia consecuencias estéticas? Desde luego, hubo que pensar en trabajar sobre coreografías que requirieran un número limitado de bailarines, ya que, además, una mayor cantidad de bailarines implica también más personas trabajando detrás de escena.
Así, Herrera les propuso a dos coreógrafos argentinos el desafío de crear dos coreografías que se pudieran ensayar y representar en condiciones muy acotadas. “Llegamos a poder ensayar cuando supimos que se podía hacer este programa especial, coreografiado especialmente para esta situación, para menos bailarines. Obviamente no se podía hacer El lago de los cisnes, que requiere muchos bailarines en el escenario, muchísima gente detrás de escena, orquesta. Esto no se pudo hacer. Se trabajó diferente, y fue un desafío enorme poder montar un espectáculo en estas condiciones. Había que apelar a una creatividad increíble para poder armar un programa que fuera súper atractivo aunque tuviéramos que manejarnos con una cosa mucho más restringida”, detalla la directora del cuerpo de baile.
Esa creatividad se puso en marcha: el propósito de Paloma Herrera fue poner en escena dos perspectivas contrastantes pero marcadas por las mismas condiciones: pocos bailarines, que no hubiera contacto entre ellos, que no implicaran cambios de vestuario, sin escenografía. Dos coreografías creadas para este programa que debían contemplar esas limitaciones de ejecución. Y la idea fue que este juego de opuestos se replicara en otros aspectos de las obras, como los géneros musicales, los lenguajes coreográficos y sus creadores.
“Yo no quería montar cualquier cosa sólo por montar algo, una cosa que pudiera hacerse con las restricciones que había que mantener, sino que el programa tenía que tener un hilo, eso para mí era súper importante —remarca Herrera—. Por eso tenía dos coreógrafos súper diferentes. Maximiliano Iglesias hizo Vendaval con música de Tchaikovski; él era la primera vez que hacía una coreografía. Él es primer bailarín de la compañía, súper talentoso. Y el Itinerario Piazzolla, con música de Piazzolla y coreografía de Alejandro Cervera, un coreógrafo que ha trabajado años, con mucha experiencia en nuestro país, es muy conocido”.
Es la música de Las Estaciones, de Piotr Tchaikovski, para la que Maximiliano Iglesias creó este Vendaval al que dan vida diez bailarines en escena. Una coreografía de corte clásico, la primera que estrena de forma profesional Iglesias, integrante del cuerpo estable del Colón desde sus 16 años.
En diálogo con esta obra, Itinerario Piazzolla es un recorrido en un lenguaje coreográfico contemporáneo por la música del compositor argentino cuyo centenario se cumple este 2021. El itinerario toca puntos de ritmos contrastantes en la obra de Astor Piazzolla, como la energía de “Escualo” y la atmósfera melancólica de “Oblivion”. Sin dudas, todo un desafío para el experimentado Cervera el de crear una coreografía para tango sin contacto entre los bailarines, exactamente lo contrario del espíritu de esa danza, en cuya esencia está el contacto, las formas que crean dos cuerpos en el abrazo.
“Para mí —retoma Herrera—, la idea era presentar los opuestos: alguien que ya ha recorrido un largo camino, y es una persona más grande, y un coreógrafo que es la primera vez que hacía algo. Entonces están los opuestos en la música y también en cuanto a los coreógrafos. Los dos músicos súper conocidos, pero diferentes entre sí. Los estilos muy diferentes. Para mí tenía que tener un sentido la programación completa, y justamente está en eso: una programación de dos horas de coreografías hechas especialmente para pandemia, dos horas de música que sea realmente conocida y atractiva para el público, con dos coreógrafos que fueran diferentes en estilo, en carrera y en coreografía, en todo”.
—¿Cuál es el criterio, en general, para seleccionar las obras para una temporada?
—Desde que estoy en la compañía siempre trato de elegir un programa clásico, otro más para la familia, como Coppelia, algo contemporáneo, eso no puede faltar. Para el público y también para los bailarines, para que puedan mostrar todas sus posibilidades expresivas. Mi idea desde que estoy en la compañía es ir haciendo todos los clásicos que han hecho historia, hacerlo en el mejor nivel, y siempre abriendo puertas a nuevos coreógrafos, que haya nuevas oportunidades. Desde que estoy yo, siempre me interesó tener a los mejores maestros, a los mejores repositores que vienen a montar las obras, las mejores coreografías para cada ballet, y eso fue lo que se hizo en los últimos años. Eso generó un progreso en la calidad de los bailarines, algo que se reflejó en el público, ya desde antes de la pandemia, con las funciones totalmente agotadas.
—¿Cuál es la expectativa para la próxima temporada?
—Para el 2020 estaba programada una temporada hermosa que no se pudo hacer. Para la próxima temporada tendremos que ver dónde estamos parados, para ver si se reprograma lo que no se pudo hacer o se hace una nueva, pero eso se verá dentro de las posibilidades que tengamos. La temporada ya estaba armada y realmente era un programa maravilloso. Todo va a tener que ver con cómo reestructuramos lo que ya teníamos. Espero que se pueda volver a la normalidad.
*Vendaval / Itinerario Piazzolla
Función: sábado 11 de septiembre a las 20 horas. Las entradas pueden adquirirse de manera online a través de www.teatrocolon.org.ar. También de manera presencial en la boletería física de Tu Entrada que funciona en la calle Viamonte 560 (Local 5) de lunes a viernes de 10:00 a 16:00 horas.
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