Mientras escribía Encrucijadas, Jonathan Franzen dijo a The New York Times que creía que iba a ser su última novela. Era difícil que alguien tuviera dentro de sí más de seis historias que merecieran ser escritas en esa extensión. “Puede que me equivoque, pero de algún modo se siente como la última”. Pero los sentimientos pasan, como bien sabe este autor experto en profundizar en las distintas voces de sus personajes hasta armar una trama a la vez realista y sorprendente a partir de sus fragilidades, sus incertidumbres, sus epifanías.
En octubre, cuando se realice el lanzamiento internacional de Crossroads —el martes 5 el original en inglés, el 12 la traducción al castellano—, se la presentará como la primera entrega de una trilogía, A Key to All Mythologies (La clave de todas las mitologías), centrada en la pequeña ciudad de New Prospect, Illinois, donde la familia Hildebrandt es el instrumento con que el autor de Las correcciones estudia los cambios culturales desde la década de 1970.
Poco se sabe sobre la trama por el momento: el primer capítulo abre poco antes de la navidad de 1971 y muestra al pastor Russ Hildebrandt, de la Primera Iglesia Reformada, preocupado por cómo lograr la atención de una nueva feligresa, la viuda Frances Cottrell. La invita a hacer trabajo social en una comunidad pobre cercana, pero no logra quedarse a solas con ella en su Plymouth Fury familiar.
Marion, la esposa de Russ, no está más entusiasmada con el matrimonio que él: acaso haya una competencia por ver quién lo rompe primero. Ella ha sufrido un brote psicótico 30 años atrás y sólo ahora empieza a asumir lo sucedido.
Los Hildebrandt tienen tres hijos. El mayor, Clem, está en una universidad lejana pero regresa para pasar las fiestas con la familia; tiene la atención dividida entre el despertar sexual que comparte con su novia, Sharon, y la posibilidad de dejar los estudios, perder el aplazamiento de su servicio militar y ser enviado a la guerra de Vietnam. El menor, Perry, brillante como su madre, se automedica con el hipnótico de moda, Quaaludes, y marihuana, que también vende a otros niños de escuela, aunque espera dejar de hacerlo pronto en su esfuerzo por ser mejor persona. La hija del medio, Becky, acaba de recibir una herencia cuantiosa de una tía mientras se sumerge en la contracultura, desde donde le cuesta reconocerse en la chica popular de la escuela secundaria que solía ser.
Russ, que lleva años de rivalidad con Rick Ambrose, el joven a cargo de la organización juvenil de la iglesia, llamada Encrucijadas, siente que su identidad se ha reducido a una broma, una humillación. Ha perdido sintonía, según reveló el anticipo del primer capítulo (traducción de Eugenia Vázquez Nacarino) que hizo la editorial Salamandra:
En las paredes de su despacho había un póster de Charlie Parker con su saxo y otro de Dylan Thomas con su cigarrillo, una foto más pequeña de Thomas Merton enmarcada junto a una octavilla impresa con motivo de su visita a la iglesia de Judson en 1952, el diploma del seminario bíblico de Nueva York donde estudió y una foto ampliada de él y dos amigos navajos en Arizona en 1946. Diez años antes, cuando asumió como auxiliar del párroco en New Prospect, esas señas de identidad tan sagazmente elegidas sintonizaban con los jóvenes cuyo crecimiento en Cristo era parte de su labor pastoral. En cambio, para los chicos que últimamente atestaban los pasillos de la iglesia, con sus pantalones de campana, sus petos vaqueros y sus pañuelos en el pelo, sólo significaban antigüedad obsoleta.
Con casi 600 páginas, la primera entrega de la trilogía de Franzen explora la historia de estas dos generaciones de Hildebrandts, cuyas perspectivas se entretejen para dar forma al relato de ese largo 23 de diciembre en el que los personajes enfrentarán una crisis moral. Con humor, con calidez y con la exactitud que ya mostró en Libertad y en Pureza, el escritor estadounidense regresa al pasado cercano para desenterrar pistas del presente.
Franzen —miembro de la Academia de Artes y Letras de los Estados Unidos, Orden de las Artes y las Letras de Francia, best seller que ha superado 1,6 millones con Las correcciones— es también autor de ensayos, entre ellos El fin del fin de la Tierra, Cómo estar solo y Más afuera. El más reciente, sobre el cambio climático, fue publicado en The New Yorker: What If We Stopped Pretending?
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