¿A quién saluda esta mujer, inclinada peligrosamente sobre la silla, con su mano pegada a la ventana? ¿Eso que vemos del otro lado del vidrio, en lo que parece ser una noche cerrada, es un niño? No podemos guiarnos por el título —Mujer frente a una ventana saludando a un niño— porque se puso a posteriori, cuando fue adquirido en 1918 por Frits Lugt, un famoso historiador del arte holandés que en 1947 fundó la Fundación Custodia, donde hoy se encuentra el cuadro, en la ciudad de París. Su tamaño es de 45,7 centímetros de alto y 39,2 de ancho. ¿La fecha? Imprecisa.
Como la figura en la ventana, Jacobus Vrel es un enigma. Se cree que nació en 1617 en Frieze y que murió en 1681 en Ámsterdam, pero son especulaciones. Se encontraron alrededor de cuarenta cuadros de él y esos todo. Las firmas son variadas: Jacobus Vrel, Vrelle, Vreelle, Frel, Frell y Wrel. Se estableció que su apellido es Vrel por el simple hecho de que es el que más veces aparece: sólo en tres cuadros. Sus obras solían ser atribuidas a pintores como Isaac Koedjick, Johannes Vermeer y Pieter de Hooch. Cuando el investigador Gilles Régnier escribió en 1968 un articulo sobre su obra lo tituló: Jacob Vrel, el Vermeer de los pobres.
A un solo cuadro le puso fecha: Mujer en una ventana, actualmente en el Kunthistorische Museum de Viena: 1654. Del resto sólo nos podemos basar en los registros, documentos y anotaciones que algunos notarios y empleados municipales hicieron hace casi 400 años. De esos materiales se establece que estuvo activo desde 1654 hasta 1662 en las ciudades de Delft y Haarlem en los Países Bajos. Por la aparente ingenuidad de sus cuadros, se creía que era un aficionado. Tal vez lo sea. Sin embargo, se percibe una profundidad casi existencial en sus composiciones.
Lugares donde habita la desolación: calles, casas, habitaciones. Una mujer en soledad con ventanales de fondo donde, detrás del vidrio, aparecen enigmáticas figuras. Nada de esta imaginería tiene que ver con la pintura de su época. Como si hubiese dejado de lado la influencia del momento, las modas, las corrientes, la tradición y las vanguardias. Como si estuviera tan ensimismado que no le importara otra cosa que su propio arte. Pero hay detalles interesantes: en Mujer frente a una ventana saludando a un niño y en Mujer leyendo, obra que está en una colección privada, hay un papel en el suelo. Allí, haciendo zoom, se ve su firma.
No pasó tan desapercibido durante su vida. A Mujer en una ventana la adquirió el archiduque Leopoldo Guillermo de Austria, gobernador de los Países Bajos españoles entre 1647 y 1656. En el inventario de 1659 de su colección aparece otra obra de Vrel, Interior con una mujer enferma ante una chimenea, que hoy se encuentra en la Leiden Collection de Nueva York. La situación es por demás extraña: que el archiduque tuviera en su refinada colección una obra de un aficionado, para algunos; de un desconocido, para nosotros. Se cree que fue David Teniers el Joven, pintor de la corte, el que la encargó.
En los últimos años se ha desarrollado una investigación por parte de varios historiadores del arte. Es un libro que se publicó por Hirmer Publishers, una editorial alemana especializada en arte con sede en Múnich. El título es Jacobus Vrel: looking for clues of an enigmatic painter y podría traducirse como “buscando claves de un pintor enigmático”. Los investigadores trabajaron con escáner de alta definición para analizar las obras pero también con archivos de iglesias, palacios, municipalidades y notarías de los Países Bajos. Se ha avanzado mucho, sin embargo el enigma está lejos de resolverse.
La periodista Isabel Gómez Melenchón siguió de cerca la investigación y comentó en La Vanguardia que “se ha especulado con que el nombre de Vrel es tan raro que tal vez no se trate de un apellido (...) En Amsterdam aparece un Antie Vrel, hermano de un comerciante de vinos llamado Jan Verel, y en Rotterdam un Jacobus Verel, maestro de escuela. ¿Se trata de uno de ellos? El comerciante de vinos podría ser un buen candidato, ya que trataba con caldos venidos de Delf, y justamente con esa escuela se ha vinculado al artista, aunque sus interiores son varios años anteriores”.
El descubrimiento de Vrel se da en el siglo XIX y más de cien años después el mercado lo celebró económicamente: en 2013 uno de sus cuadros se vendió por dos millones de euros, y en 2018 otro redobló el valor. Para este año se pensó la primera muestra monográfica dedicada a Vrel en un plan verdaderamente ambicioso: una exposición en la Fundación Custodia de París, la Alte Pinakothek de Munich y el Mauritshuis de La Haya donde se veían sus obras junto a producciones de artistas contemporáneos que ayudan a entender a este enigmático pintor. Sin embargo la pandemia paralizó la propuesta. Habrá que esperar un poco.
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