Existe un género que, tanto en la ficción como en el filme documental, se introduce no en los hechos, sino en la investigación periodística que llevó a que salieran a la luz. En esas investigaciones, el periodista actúa como detective, con los métodos a los que quizás la ley no permite a un investigador de la institución policial o porque la policía está inmersa hasta el cuello en el sistema del crimen. Esto señala, por ejemplo, el escritor y crítico Carlos Gamerro en su Decálogo sobre el policial argentino, en el que postula que debido a esa conexión con el crimen, el investigador argentino no puede ser policía y que entonces ese rol lo ocupa el periodista, cuyo emblema sería la labor de Rodolfo Walsh.
Todo el párrafo sirve para dar cuenta del rol del periodista de investigación en una sociedad cuyo pulso es el crimen (y los abusos del poder que lo impulsan) y que también se replica, de distintos modos, en los Estados Unidos. Basta recordar la película Todos los hombres del presidente, sobre el caso Watergate -de Alan Pakula y con Robert Redford y Dustin Hoffman- o, más recientemente, Spotlight, sobre los abusos sexuales de miembros de la Iglesia católica en Boston, de Thomas McCarthy con Mark Ruffalo y Michael Keaton, entre otros, ganadora del Oscar a mejor película.
En esa línea, pero con herramientas documentales, es decir, con materiales fílmicos obtenidos en la misma realidad, HBO Max presenta la miniserie de seis episodios llamada Catch and Kill: the podcast tapes (Depredadores: las grabaciones del podcast), cuyos episodios dan cuenta de la investigación que produjo el principio del fin de la carrera criminal de Harvey Weinstein, productor que se había convertido en uno de los emperadores de Hollywood y que en base a ese poder sostenía un comportamiento de depredador sexual que violaba a actrices y a mujeres de su entorno laboral amenazadas porque el contar o denunciar habría implicado el fin de sus carreras en la industria cinematográfica.
La miniserie documental da cuenta de los vericuetos de la investigación de 2017 que fue el pivote para que decenas de mujeres alcanzaran justicia y que, luego de que abriera la catarata de denuncias contra Weinstein, lograron que el magnate hollywoodense sea juzgado y condenado en 2020 por los primeros casos denunciados a 23 años de prisión, aunque siguen en curso otras denuncias judiciales penales y civiles.
El periodista que sacó a la luz el accionar delictivo de Weinstein es Ronan Farrow -hijo de Mia Farrow y Woody Allen, aunque rompió toda relación con el artista neoyorquino debido a las denuncias de abuso contra su hermana (e hija de Woody)-. Farrow oficiaba como periodista de investigación para la cadena nacional de televisión NBC cuando tuvo acceso a una grabación realizada por Ambra Gutiérrez, una de las víctimas de Weinstein que, con la supervisión de la policía luego de un episodio de abuso, se había cableado para registrar al violador, sin embargo, la fiscalía cerró el caso y mantuvo bajo siete llaves el audio. No contaban con que Ambra lo grababa con su propio celular secretamente.
Junto a los testimonios de otras víctimas ubicadas por Ronan Farrow, cualquier medio periodístico hubiera dado curso a la publicación de la investigación. Pero NBC, pese a su prestigio, decidió archivar la producción periodística. Así, el derrotero de una información quemante tuvo que encontrar otro espacio de publicación, que fue ni más ni menos que la mítica revista New Yorker, luego de que la información fuera chequeada una y otra vez. Entonces la montaña Weinstein se comenzó a desmoronar.
Resulta impresionante constatar el poder y la impunidad con que Weinstein callaba no sólo a sus víctimas, sino a probables denunciadores periodísticos, cuando no judiciales, mientras Hollywood le rendía pleitesía a pesar de que no era un secreto el comportamiento sexual abusivo del productor, sino todo lo contrario. En una entrega de los Golden Awards la gran Meryl Streep agradeció: “Finalmente, gracias a Dios. Es decir, Harvey Weinstein”.
Los seis capítulos está divididos en:
-El cable: cuenta cómo se llegó al audio de Ambra Gutiérrez en el momento preciso en que Weinstein intenta realizar la violación.
-Los reporteros: señala a los periodistas que intentaron con anterioridad a Farrow llevar adelante la investigación contra Weinstein y los escollos que no les permitieron alcanzar su objetivo.
-Las asistentes: con el testimonio de las secretarias de Weinstein que sufrieron ellas mismas episodios de abuso por parte del magnate.
-El productor: en el que el acompañante televisivo de Farrow en la NBC recuerda cómo la investigación fue clausurada por los estratos más elevados de la cadena de noticias.
-Los editores: que muestra el trasfondo de cómo The New Yorker aceptó publicar la noticia pese a las presiones de Weinstein y cómo fue chequeada paso a paso toda la información.
-El espía: presenta a un curioso y peligroso personaje a cargo de la vigilancia de Farrow, pagado por Weinstein, que cuenta el arsenal de agencias de seguridad y de espionaje para seguir a los protagonistas de la historia.
El caso Weinstein produjo que ochenta mujeres denunciaran al violador, que se encuentra en una celda de la isla de Rikers, en Nueva York. Pero además produjo que miles de mujeres contaran en las redes sociales las historias de abuso que habían sufrido bajo el hashtag “Me too”, que fue uno de los pilares de la cuarta ola del movimiento de la mujer, del que varios países de la región son también protagonistas. La miniserie brinda un testimonio de la tenacidad de un grupo de mujeres y hombres, uno de ellos un periodista, por contribuir a la verdad y la justicia, que debería ser uno de los pilares del periodismo. En épocas de fake news y operaciones de toda laya, el documental brinda una lección de periodismo, ética y compromiso. Cualidades que deben ser valoradas y sostenidas por la sociedad.
SEGUIR LEYENDO