“Santa Evita” y cómo el bestseller de Tomás Eloy Martínez se convirtió en una de las series más prometedoras del 2022

En estos días terminó de filmarse esta gran apuesta de la plataforma Star+ protagonizada por Natalia Oreiro, Darío Grandinetti y Ernesto Alterio y producida por Salma Hayek y Rodrigo García. La novela lleva vendidos más de diez millones de ejemplares en todo el mundo desde su aparición, en 1995

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Natalia Oreiro interpreta a Evita
Natalia Oreiro interpreta a Evita

Tomás Eloy Martínez compara la historia que cuenta en Santa Evita con el batir de las alas de una mariposa y convierte esa metáfora en una suerte de leitmotiv de su novela. Las vicisitudes por las que atravesó el cadáver de Eva Perón desde el derrocamiento de su marido en 1955, cuando los militares que tomaron el poder en ese entonces lo escondieron hasta 1971, año en que se lo devolvieron al General, son una larga seguidilla de idas y vueltas comparables al movimiento de las alas hacia adelante y hacia atrás que efectúan durante el vuelo esos atractivos insectos. La sensación de avance nulo, de tiempo detenido, que genera la visión de una mariposa en el aire parece contagiar a todo lo relacionado con la historia del cuerpo embalsamado de Evita. El propio Martínez tardó más de 10 años en hurgar en esa historia hasta lograr el punto justo en la combinación de realidad y ficción que buscaba para considerar que su relato era una novela publicable. De manera análoga, la serie de televisión homónima que protagoniza Natalia Oreiro y producen, entre otros, Salma Hayek y el hijo de Gabriel García Márquez, Rodrigo García, no se concretó de la noche a la mañana.

El proyecto de trasladar desde el territorio de la literatura al del lenguaje audiovisual el relato que creó Martínez se viene desarrollando con idas y vueltas desde 2016, cuando aún estaba muy lejana la fusión entre Disney y Fox que dio origen a la actual plataforma Star+, dueña de los derechos de la serie y en la que se estrenará la misma en los primeros meses de 2022. Por aquel entonces las riendas las manejaba Fox Networks Group, compañía que estaba encargada de desarrollar los proyectos originales de la Fox en Latinoamérica. Desde entonces, los ajustes propios de una producción como esta, en lo referente a elementos como la redacción de los guiones adaptados de la novela o la conformación del elenco, realizados en circunstancias de un proceso de fusión empresaria, ralentizaron la concreción del proyecto. Hasta que en enero de 2020 Hayek, con su productora Ventanarosa, se incorporó al equipo. La actriz mexicana consiguió que García se sumara también a la producción para trabajar en conjunto con ella y con su mano derecha en Ventanarosa, Pepe Támez. Por otro lado, el hijo de García Márquez quedó encargado además de dirigir la serie junto con su colega argentino Alejandro Maci. La adaptación de la novela al lenguaje audiovisual quedó a cargo de las autoras argentinas Marcela Guerty y Pamela Rementería.

Cuando estaba todo listo para empezar las grabaciones, con miras a estrenar la serie en este 2021, la pandemia de Covid-19 aportó nuevos retrasos. La compañía de Disney Buena Vista International y la productora argentina Non Stop, encargadas de grabar el programa, tuvieron que postergar sus planes hasta principios de mayo último, cuando finalmente la serie empezó a plasmarse en imágenes. Hace unos días la etapa de rodaje llegó a su fin y el material está listo para la edición y el corte final.

Trailer de "Santa Evita"

Del elenco, que en su totalidad está compuesto por 120 actores y actrices, forman parte, además de Oreiro: Darío Grandinetti, que interpreta a Perón; Diego Velázquez, que encarna al periodista Mariano Vázquez; Ernesto Alterio, que hace el papel del coronel Moori Koenig; el protagonista de la serie Merlí, Francesc Orella, que juega el rol del embalsamador Pedro Ara, Diego Cremonesi, que es el oficial Eduardo Arancibia, uno de los encargados de custodiar el cuerpo de Evita; Guillermo Arengo, que hace de Emilio Kaufman, un testigo al que entrevista el narrador y Gaby Ferrero, como Juana Ibarguren, la madre de Eva Perón.

En la serie, el periodista Mariano Vázquez es una suerte de alter ego de Tomás Eloy Martínez que en la novela no aparece, dado que el narrador, un Tomás Eloy Martínez personaje, diferente al autor, es el que realiza la investigación periodística sobre la que gira el relato. En La novela de Perón, otra de las obras de Martínez, aparece un personaje, Zamora, similar a Vázquez, que forma parte también en la trama de Santa Evita, pero diferenciado de Tomás Eloy Martínez.

El personaje de Moori Koenig está basado en una persona real, el coronel Carlos Eugenio Moori Koenig. Se trata del Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército a quien, en 1956, Pedro Eugenio Aramburu encargó ocultar el cadáver embalsamado de Eva que entonces se encontraba en el edificio de la CGT. Moori Koenig, previamente a su aparición como personaje en la novela de Martínez, apareció como protagonista del cuento “Esa mujer”, de Rodolfo Walsh, quien allí relata la entrevista que mantiene con un coronel del ejército al que no nombra, que le cuenta la historia del cadáver de Evita, a quien también se refiere sin nombrarla, solamente con la frase del título. En su novela, Martínez juega con ese antecedente y también con la figura de Rodolfo Walsh, con quien el narrador se entrevista durante su investigación. Sin embargo, el escritor advirtió en varias oportunidades que lo que se le atribuye al personaje en la novela es solo fruto de su imaginación.

El propio Tomás Eloy Martínez tardó más de 10 años en hurgar en esa historia hasta lograr el punto justo en la combinación de realidad y ficción que buscaba para considerar que su relato era una novela publicable
El propio Tomás Eloy Martínez tardó más de 10 años en hurgar en esa historia hasta lograr el punto justo en la combinación de realidad y ficción que buscaba para considerar que su relato era una novela publicable

En una entrevista con la catedrática rosarina Susana Rosano, en 2006, el escritor cuenta que la esposa de Moori Koenig lo autorizó a utilizar el nombre de su marido en la novela, como personaje ficticio, cosa que no ocurrió con la esposa del doctor Pedro Ara Sarriá, que no le dio ese permiso. Respecto a este último personaje, en la misma entrevista Rosano le pregunta a Martínez si le parece que hubo zonas oscuras en el trabajo que hizo el médico español con el cadáver de Evita y el autor contesta tajantemente: “Por supuesto. ¿Por qué un proceso de embalsamamiento, que normalmente dura tres meses, en el caso de Ara duró tres años? Ara sostiene que era su obra maestra. Pero siempre sentí que había un gesto morboso en la actitud, y en la novela trabajé sobre esto, a tal punto que el personaje le graba su nombre en el clítoris”.

Arancibia es uno de los oficiales que Moori Koenig elige para custodiar el cadáver de Evita y termina escondiéndolo en el ático de su casa. La presencia del cadáver allí desata en él un principio de enajenación que eclosiona cuando una noche confunde a su esposa embarazada con ladrones que intentan ingresar a su casa y la mata. Kaufman, por su parte, es un personaje al que recurre el narrador para que le cuente lo que sabe de uno de los episodios opacos en la vida de Evita: los siete u ocho meses en el año 43 de los que no se sabe nada de su vida. El recurso que utiliza Martínez tiene como fin dar verosimilitud a las conjeturas con los que el relato busca explicar ciertos aspectos desconocidos de la vida del personaje. También lo hace para dar una versión del renunciamiento histórico de Eva cuando utiliza testimonios inventados de su peluquero, que aparece de manera imaginaria como un testigo del diálogo entre ella y Perón luego del acto de la CGT del 22 de agosto de 1951. Durante el mismo, el pueblo le pide que acepte la candidatura a la vicepresidencia de la nación y ella, esperando el respaldo de Perón que no llega, pide un tiempo antes de contestar.

Ernesto Alterio, en el papel del coronel Moori Koenig
Ernesto Alterio, en el papel del coronel Moori Koenig

La confusión que genera el juego entre la realidad y la ficción es un elemento constante impulsado por la novela. En otra entrevista que concedió en 2002 a su colega marplatense Juan Pablo Neyret, Martínez cuenta que en la película Eva Perón, que dirigió Juan Carlos Desanzo en 1996, el Perón que compone Víctor Laplace le dice a la Evita que encarna Esther Goris: “No puedo darte la vicepresidencia porque tenés cáncer”. La frase es idéntica a lo que le dice Perón a su esposa en la novela, pero imposible de comprobar en su autenticidad. El autor se lo hizo notar a José Pablo Feinmann, guionista de aquel film. El filósofo y escritor le preguntó entonces si eso no había salido de datos reales que había recolectado Martínez para la novela y éste le contestó: “Hay un subtítulo enorme al pie de Santa Evita, que yo me he empeñado en que aparezca siempre, que dice Novela. Novela significa licencia para mentir, para imaginar, para inventar”.

Respecto a esta cuestión, Martínez plantea que al revés de lo que ocurre en el género de no ficción, donde, por ejemplo, Truman Capote en A sangre fría usa recursos novelísticos para contar un hecho real y verificable, él en sus novelas utiliza herramientas del periodismo –entrevistas, documentos, guiones audiovisuales–, pero falsos, para potenciar la verosimilitud. Sobre esto, en la entrevista de Neyret el autor ahonda y explica que en Santa Evita aparece el hecho de la creación de copias del cadáver embalsamado para enterrarlas en distintos lugares y despistar. Un elemento falso de la trama que le permite generar el motivo por el cual Moori Koenig tiene un brote psicótico al no poder diferenciar el cadáver original de las copias y encontrar una Evita embalsamada en la vidriera del local de una prostituta en la zona roja de Hamburgo. Martínez cuenta que unos días después de publicada la novela, durante una de las presentaciones del libro, apareció un hombre, asistente de un escultor, que decía ser quien fabricó las copias del cadáver, un testimonio que contradice los dichos de los militares encargados de ocultar el cuerpo, a quienes el escritor entrevistó y sostuvieron que nunca hubo ninguna copia del mismo, ni tampoco existen pruebas de que hayan existido.

"Santa Evita" de Tomás Eloy Martínez se publicó en 1995
"Santa Evita" de Tomás Eloy Martínez se publicó en 1995

La versión en formato de serie televisiva mantendrá, por supuesto, muchas de las facetas que orillan los terrenos de lo real y lo ficticio en la novela y aportará seguramente nuevas. Las particularidades de la narrativa audiovisual en principio, con sus posibilidades de recreación realista de situaciones y de época, serán un elemento destacado en este aspecto, como ocurre generalmente para estas producciones destinadas al mercado internacional. Cincuenta locaciones fueron utilizadas para los distintos escenarios que aparecerán en los 7 episodios de la serie. En todos ellos se realizó un minucioso trabajo de adaptación de época para convertirlos en sitios prácticamente idénticos a los lugares en donde ocurrieron las situaciones a las que refiere el relato de la novela.

Lo mismo con el vestuario, para el cual se confeccionaron 150 trajes especiales, como el vestido azul que lució Oreiro en las escenas que reproducen el encuentro del entonces coronel Perón y Eva Duarte, durante el festival solidario a beneficio de las víctimas del terremoto en San Juan, que tuvo lugar en el Luna Park de Buenos Aires, en enero de 1944. Más allá de esas piezas especiales de vestuario, en las grabaciones se usaron 600 prendas más alquiladas a sastrerías. Además de la ropa, correspondiente a la moda que utilizaban mujeres y hombres a mediados del siglo pasado, para la reconstrucción de época se usaron 80 automóviles en perfectas condiciones. Se trata de modelos de los años 30 y 40, especialmente de las marcas Chevrolet, Ford y Studebaker, que eran las habituales de encontrar en las calles de Buenos Aires por entonces.

Además de la ropa, correspondiente a la moda que utilizaban mujeres y hombres a mediados del siglo pasado, para la reconstrucción de época se usaron 80 automóviles en perfectas condiciones
Además de la ropa, correspondiente a la moda que utilizaban mujeres y hombres a mediados del siglo pasado, para la reconstrucción de época se usaron 80 automóviles en perfectas condiciones

En cuanto a las locaciones, el Luna Park tuvo que ser recreado en el estadio Tomás Adolfo Ducó, de Huracán, en el barrio de Parque Patricios, debido a que por estos meses el nombrado estadio de boxeo funciona como uno de los centros de vacunación contra el Covid-19 en Buenos Aires. Durante las grabaciones en ese lugar, además de las escenas que formarán parte de la acción de la serie, se tomaron también fotos de los protagonistas en blanco y negro, como si fueran fotos de prensa, que se usarán para crear una ficticia base documental que testifique la realidad de aquellos episodios. Otra locación de importancia utilizada fue el Palacio Sans-Souci, en el partido de San Fernando de la provincia de Buenos Aires, que fue decorado como si fuera la residencia presidencial que habitaron Perón y Evita en el barrio de Palermo. Entre otras cosas, allí se grabaron las escenas de la muerte de Eva, para lo cual Oreiro se tuvo que someter a una preparación física en la que se privó de ingerir alimentos durante las 24 horas previas a la grabación y se mantuvo sin dormir la noche anterior. Todo ello para lucir flaca y demacrada como lo requería el personaje con un cáncer terminal.

En la decisión para convertir en una serie de televisión la novela de Martínez, además de la calidad narrativa de su autor, lo interesante de la historia y lo conocido en todo el mundo del personaje de Evita, pesaron seguramente las cifras que indican que desde su aparición se vendieron más de 10 millones de ejemplares de la novela y que la cantidad de idiomas a las que se tradujo es de 36. Probablemente ahora también la televisión y sus nuevos formatos para el consumo de historias aporte nuevos bríos al batir de alas de mariposa que se pueden encontrar detrás de esos dígitos.

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