Las ideas políticas de George Orwell, 75 años después de “Rebelión en la granja”

El profesor de Filosofía de Wayne State University analizó por qué el pensamiento del escritor británico sobre totalitarismo, democracia y socialismo recupera interés cada tanto en el mundo contemporáneo

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Hace 75 años, en agosto de 1946, se publicó en Estados Unidos Rebelión en la granja, de George Orwell. Fue un gran éxito, con más de medio millón de ejemplares vendidos en su primer año. A Rebelión en la granja le siguió, tres años después, un éxito aún mayor: la novela distópica 1984. Estos dos escritos de Orwell han dejado una marca indeleble en el pensamiento y la cultura posteriores, y han vuelto a las listas de best sellers en distintos momentos, hasta la actualidad.

George Orwell era el seudónimo de Eric Blair. Nacido en 1903 en la India colonial, Blair se trasladó posteriormente a Inglaterra, donde asistió becado a colegios de élite. Al terminar los estudios se incorporó a la administración pública británica y trabajó en Birmania, actual Myanmar. A los 24 años regresó a Inglaterra para convertirse en escritor.

Durante la década de 1930, Orwell tuvo un modesto éxito como ensayista, periodista y novelista. También sirvió como soldado voluntario con un grupo de milicianos de izquierdas que luchó en nombre de la II República durante la Guerra Civil Española. Durante el conflicto, Orwell experimentó cómo la propaganda podía dar forma a los relatos políticos al observar la información inexacta de los acontecimientos que vivió de primera mano.

Orwell más tarde resumió el propósito de su escritura a partir de la Guerra Civil: “Cada línea de trabajo serio que he escrito desde 1936 ha sido, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y por el socialismo democrático”.

Orwell no especificó en ese pasaje lo que quería decir con totalitarismo o socialismo democrático, pero algunas de sus otras obras aclaran cómo entendía esos términos.

Para Orwell, el totalitarismo era un orden político centrado en el poder y el control. La actitud totalitaria está ejemplificada por el antagonista, O’Brien, en 1984. El ficticio O’Brien es un poderoso funcionario del gobierno que utiliza la tortura y la manipulación para obtener poder sobre los pensamientos y acciones del protagonista, Winston Smith. Significativamente, O’Brien trata su deseo de poder como un fin en sí mismo. O’Brien representa el poder por el poder.

Gran parte de las ideas más destacadas de Orwell se refieren a lo incompatible con el totalitarismo. En su ensayo de 1941 El león y el unicornio, Orwell escribió sobre “La idea totalitaria de que no existe la ley, sólo existe el poder…”. En otras palabras, las leyes limitan el poder de un gobernante. El totalitarismo busca borrar los límites de la ley mediante el ejercicio desinhibido del poder.

Del mismo modo, en su ensayo de 1942 sobre la Guerra Civil Española Looking Back on the Spanish War, sostuvo que el totalitarismo debe negar los hechos neutros y la verdad objetiva. Orwell identifica la libertad y la verdad como “salvaguardas” contra el totalitarismo. El ejercicio de la libertad y el reconocimiento de la verdad son acciones incompatibles con el control centralizado total que requiere el totalitarismo.

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Orwell entendía que el totalitarismo podía encontrarse en la derecha y en la izquierda política. Para Orwell, tanto el nazismo como el comunismo eran totalitarios. Su obra nos recuerda que algunas de nuestras mejores herramientas para resistir el totalitarismo son decir la verdad y preservar la libertad.

En su libro de 1937 El camino al muelle de Wigan, Orwell escribió que socialismo significa “justicia y libertad”. La justicia a la que se refiere va más allá de la mera justicia económica. También incluye la justicia social y política.

Orwell profundiza en lo que entiende por socialismo en El león y el unicornio. Según él, el socialismo requiere “una igualdad aproximada de ingresos (no necesita ser más que aproximada), democracia política y la abolición de todos los privilegios hereditarios, especialmente en la educación”.

Al desarrollar en el mismo ensayo qué quiere decir con “igualdad aproximada de ingresos”, Orwell dice que la igualdad de ingresos no debería ser mayor que una proporción de aproximadamente 10 a 1. En su interpretación actual, esto sugiere que Orwell podría encontrar ético que un director general gane 10 veces más que sus empleados, pero no que gane 300 veces más, como hace el director general medio en Estados Unidos hoy en día.

George Orwell combatió como voluntario
George Orwell combatió como voluntario contra las fuerzas franquistas

Pero al describir el socialismo, Orwell habla de algo más que de la desigualdad económica. Los escritos de Orwell indican que su concepción preferida del socialismo también requiere “democracia política”. Como ha señalado el académico David Dwan, Orwell distinguía dos conceptos de democracia: el primero se refiere a que el poder político recaiga en el pueblo llano. El segundo se refiere a la existencia de libertades liberales clásicas, como la libertad de pensamiento.

Ambas nociones de democracia parecen relevantes para lo que Orwell entiende por socialismo democrático. Para Orwell, el socialismo democrático es un orden político que proporciona igualdad social y económica al tiempo que preserva una sólida libertad personal.

Quizá los altos niveles de desigualdad económica, los ataques políticos a la verdad y las renovadas preocupaciones sobre el totalitarismo de los años recientes expliquen por qué las ideas de Orwell mantienen relevancia ahora como hace 75 años.

The Conversation

Publicado originalmente en The Conversation

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