La pintura Vista del Voorzaan, realizada en 1871 por Claude Monet (1840-1926), fue noticia la semana pasada cuando el Museo Zaans, de la ciudad holandesa de Zandaam, sufrió un intento de robo. Dos hombres armados tomaron el cuadro, pero el personal del museo y los transeúntes intervinieron e impidieron el robo. Luego, los dos hombres huyeron en una moto. No hubo heridos a pesar de los disparos efectuados en la redada.
El museo permaneció cerrado dos días tras el incidente, y cuando reabrió quitó de exhibición el cuadro, que estaba siendo inspeccionado para evaluar posibles daños durante el intento de robo. Este óleo, que representa barcos flotando sobre el río Zaan, fue adquirido por el museo en 2015, por alrededor de de 1,2 millones de euros.
Monet pintó la escena del río en un viaje a Zaandam durante el verano de 1871, que hizo junto a su primera esposa, Camille Doncieux, y su hijo. La joven familia había huido de París a Londres el año anterior, al comienzo de la guerra franco-prusiana, pero pronto se trasladó a los Países Bajos. Durante su estadía de cuatro meses en la zona de Zaandam, el pintor residió en el Hotel de Beurs y viajó a diario para pintar escenas de la campiña holandesa; creó al menos 25 obras durante ese período.
En una carta a su colega pintor impresionista Camille Pissarro, Monet dijo que había “suficiente para pintar para toda la vida” en Zaandam, citando sus molinos de viento, casas coloridas y “barcos encantadores”. Vista del Voorzaan, pintura al óleo sobre tela de 39 centímetros de alto por 71 de ancho, representa un paisaje costero silencioso, con casas y tres molinos de viento que se elevan sobre una costa distante.
En esta obra Monet capturó un paisaje que poco tiempo después cambió drásticamente debido a la industrialización. Para 1916, los tres molinos de viento que se muestran en la composición habían sido derribados, según la Asociación de Rembrandt, que ayudó al museo a comprar la obra en 2015. La exhibición del Museo Zaans muestra cómo los pintores posteriores a Monet eliminaban concientemente las fábricas, vías del tren y autopistas de sus obras. En un deseo de permanecer fieles a la imagen de la región o, siguiendo los pasos de Monet, la interpretaba, consciente o inconscientemente, de un modo impresionista.
Aunque Monet más tarde ganaría fama por sus representaciones abstractas de nenúfares y su exuberante jardín en Giverny, Francia, el pintor aún no era muy conocido durante su paso por los Países Bajos. De hecho, la etiqueta de “impresionista”, originalmente pensada como un insulto, no fue acuñada por la prensa hasta 1874, según Tate Britain.
Fue un año después de su estadía en los Países Bajos cuando Monet creó Impresión, sol naciente, obra que daría nombre a la corriente impresionista. En esta pintura de 1872 el artista plasmó la sensación de luminosidad que vivió mientras observaba detenidamente el puerto de Le Havre, ciudad en la que este parisino pasó gran parte de su vida. Hasta el momento, la pintura intentaba imitar la realidad. Durante esta época surgieron varios pintores que hicieron hincapié en la especificidad de la pintura, en sus trazos, en sus colores, en sus formas, y no tanto en ser ese reflejo “fotográfico” que solía verse hasta entonces.
Evert van Straaten, un miembro de la junta de la Asociación Rembrandt que participó en el proceso de adquisición de Vista del Voorzaan, señaló en un boletín de 2015 que los curadores seleccionaron el trabajo en parte porque demostraba el enfoque “muy moderno” de Monet hacia la pintura, con una paleta limitada, minimalista, incluso en las primeras etapas de su carrera.
El pintoresco paisaje del Zaan sedujo a Claude Monet y a otros pintores de la época a visitar esta región, este famoso trozo de Holanda: un paisaje plano, extenso, bajo el nivel del mar, con cielos nublados, molinos y casas de madera.
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