La Tate de Londres anunció el calendario de exposiciones más destacadas para 2022 entre las que incluyó la muestra Biosfera Peluche, de la argentina Ad Minoliti, una artista joven que con sus collages resignifica la tradición de abstracción geométrica y se expide sobre el componente misógino o sexista de la historia del arte, y que en esta ocasión presentará en la sede Tate St. Ives una serie de obras que dan cuenta de universos alternativos influidos por el pensamiento feminista y queer.
Se trata de la misma exposición que se puede ver actualmente en el Baltic Centre for Contemporary Art en Newcastle, también en el Reino Unido, y que se trasladará del 28 de mayo al 30 de octubre de 2022 a la Galería Nacional de arte británico y arte moderno de Inglaterra, compuesta por cuatro museos, en este caso a la sede con espectacular vista a la playa de Porthmeor y al océano Atlántico.
Además, parte del museo inglés se transformará en un aula activa para el proyecto en curso de Minoliti bautizado La Escuela Feminista de Pintura, una instalación, obra site-specific y espacio activo que busca modificar el modo en que se enseña la teoría y la práctica artística, que revisa los géneros tradicionales de la pintura y que se vio en octubre de 2019 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, como parte de la colorida exposición Museo Peluche.
“Mi trabajo busca una geometría no binaria usando las teorías queer y feministas como herramientas de deconstrucción de la tradición pictórica y de los prejuicios de la historia del arte que mantienen el sistema actual, no solo en la industria, sino también en la educación artística y las instituciones”, dice la artista Ad Minoliti (Buenos Aires, 1980) invitada a exhibir en 2019 en la Bienal de Venecia, bajo el lema “May You Live in Interesting Times”.
En su idioma original, Biosphere Plush es la primera exposición individual de Minoliti en el Reino Unido, un despliegue de formas geométricas de colores vibrantes, estridentes, a través de murales, pinturas y objetos, con reminiscencias al Arte Madí y abstracto, pero que pone en primer plano imágenes por fuera de los patrones culturales tradicionales: un derroche lúdico, sensible, amoroso. O dicho de otro modo: todo aquello que fue negado por la modernidad artística.
La muestra es concebida como una “especulación crítica” a lo que fue en el año 1984 el extraño experimento científico de confinamiento llamado Biosfera 2, una suerte de ensayo utópico que terminó con sus participantes al borde de la muerte por el hambre y la falta de oxígeno: un experimento lanzado en el desierto de Arizona, financiado por el magnate del petróleo Ed Bass, creado para estudiar si los humanos podían crear y mantener la vida en un entorno artificial como las estaciones espaciales.
El equipo de B2 “intentó -con el consiguiente fracaso- aislar a ocho personas (todas ellas estadounidenses blancas y una europea) durante dos años, un ejemplo perfecto de que la carrera espacial es una empresa colonizadora extractivista, que favorece los intereses de los ya poderosos -incluidas las grandes instituciones económicas y militares- y agrava los procesos perjudiciales preexistentes, como las guerras, la desigualdad económica y la degradación medioambiental”, en palabras de la curadora de la muestra, Irene Aristizábal.
Biosfera Peluche -realizada en colaboración con el Centre de Création Contemporaine Olivier Debré, Tours, de Francia, donde Minoliti presentará una exposición individual en octubre próximo- pretende trabajar en la dirección opuesta a Biosfera 2, por lo que su entorno ha sido concebido como un centro comunitario abierto a todos, que ofrece un espacio para la educación y la fantasía feminista interseccional.
- ¿Cómo surgió esta invitación a exponer en Tate St Ives, y cómo recibiste la noticia?
- La curadora en jefe Irene Aristizábal, de la muestra Biosfera Peluche en Baltic UK, me contó que estaban en conversación para llevar la muestra a otros espacios y luego me confirmaron que se lleva el mismo proyecto de Baltic allá. Es una buena noticia, sí, más en la pandemia.
- ¿Cómo resumirías las principales preocupaciones que atraviesan tu obra?
- Me gusta cómo Irene, la curadora, define este proyecto en particular. En general mi trabajo busca una geometría no binaria usando las teorías queer y feministas como herramientas de deconstrucción de la tradición pictórica y de los prejuicios de la historia del arte que mantienen el sistema actual, no solo en la industria, sino también en la educación artística, y las instituciones.
- ¿Cuándo y de qué manera el pensamiento feminista se hizo presente en tu trabajo?
- Desde 2008, más concretamente pude acceder a otro tipo de contenidos que no circulaban en la escuela de arte desde ya, y tampoco en otros lugares como galerías, ferias, museos, donde feminismo era mala palabra o innombrable. Todavía vemos como ahora que artistas feministas son atacadas por fascistas en las redes y con la difusión de medios masivos, el panorama intelectual sigue siendo muy reaccionario. Pero gracias a las publicaciones independientes, fanzines, investigadores, teoricxs y/o activistas como Nicolás Cuello, Laura Contrera, Lucas DiSalvo, entre muches otres, editoriales como Profundo Ediciones, Viciosa Editora, que generan ferias y difusión que crece día a día, gracias a esta resistencia y estos circuitos que también se da por fuera de las instituciones, es que pude entender aquello que sentía que estaba mal y no tenía las palabras para identificar, como modos sistemáticos de expulsión.
- ¿Cómo concebís La Escuela Feminista de Pintura?
- La Escuela Feminista de Pintura es una instalación mural que se activa con clases de distintas colaboraciones. Y van cuatro ediciones de este proyecto (Kadist San Francisco 2018, MAMBA 2019, Gwangju Biennale 2021, Baltic 2021), la quinta será en Francia en el Centre de Création Contemporaine Olivier Debré a partir de noviembre de este año y la edición en St Ives será la sexta. Es un formato que se adapta a los sitios específicos de cada espacio: físicamente como murales, armando bibliotecas que acompañan y adaptándose al programa local de colaboradores.
- ¿Cuáles son tus principales cuestionamientos al modo en que se enseña la teoría y la práctica artística, tanto desde el diseño del espacio como desde el contenido de sus clases?
- Mi proyecto se basa directamente en el Método Diana Aisenberg junto con la experiencia interdisciplinaria que fomentó el Centro de Investigaciones Artísticas, con fuerte critica a los medios tradicionales de las escuelas y universidades que negocian con la educación en bases competitivas y elitistas, cuando las artes visuales para mí son el mejor espacio para la colaboración y experimentación de prácticas de diversos campos.
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