Continúa la tercera edición del BorgesPalooza, el festival online que se transmite en simultáneo y en vivo por YouTube y Twitch. Ayer, en el segundo día del ciclo organizado por el periodista y poeta Daniel Mecca, participaron Susana Villalba y Eduardo Mileo, grandes poetas argentinos contemporáneos. “Es un gesto posmoderno de Borges escribir sonetos”, comenzó diciendo la autora que obtuvo el Primer Premio Nacional de Letras, quien ubicó al autor de El Aleph como un adelantado: “Lo hizo antes del revival que hace el posmodernismo de tomar las tradiciones”.
“Él (Borges) dice que la vejez trae el hecho de que ya no hay novedades porque todo se vio varias veces. Asocié el soneto con esa idea, en el sentido de que llega un momento que sentís que todo fue hecho. Hay, asimismo, algo de barroco en esto de tomar los sonetos. En definitiva, como si dijera: ‘Si ya todo fue innovado, mi innovación será escribir sonetos cuando nadie los escribe’”, agregó la poeta, dramaturga y periodista argentina, autora de libros como La bestia serr, Plegarias y Caminatas.
“Borges decía que ‘cada época tenía su barroco’ mucho antes que lo dijeran los historiadores del arte y esto hoy se estudia así y él lo dijo antes de los sesenta; lo mismo los juegos que hace con el autor -la ‘muerte del autor’, como en Pierre Menard- que son anteriores a todo el estructuralismo”. Por otra parte, propuso correr las declaraciones políticas de Borges para pensar sus textos: “No hay que pensar su obra como conservadora porque él estuviera afiliado al partido conservador”, dijo y señaló sus movimientos de vanguardia no solo en la naturaleza de su literatura, sino en sus juegos modernistas con el yo en su rol de autor.
“Recién ahora estamos reconociendo que nuestra época es nominalista y esto es lo que hace Borges, creer en ese nominalismo como si no creyera en las generalidades. En todo eso entra tanto el autor como la persona, el ser, el yo, todo tiene ese mismo filo de ser pulverizado por el nominalismo”, expuso Villalba y amplió: “Sus juegos con la ficción y la realidad tienen que ver con esa idea nominalista. Para ellos, lo único real es el ahora mismísimo, el instante del que yo puedo dar cuenta. Por lo tanto hacia atrás y hacia adelante siempre va a ser una ficción por más que haya sucedido realmente, puesto que si lo tengo que recordar, recrear, ya es una ficción. El futuro es lo mismo ya que si lo tengo que imaginar es una ficción. Esta idea de los filósofos nominalistas está en la clave de Borges”.
“Borges ha logrado decir mucho desde lo austero y en función de sus ideas filosóficas. Que sea austero no significa que sea despejado. En la literatura Borges es pasión. Es austero pero en ningún momento es desapasionado o desleído. Los sonetos de Borges me parece que son muy inteligentes y logrados”, concluyó.
Luego llegó el turno de Eduardo Mileo, autor de libros como Dos épicas, Muro con lagartos, Poema del amor triste, Los frutos del apetito y Extracción del agua de la niebla, comenzó diciendo que “Borges es un poeta en todo lo que escribe, no solo cuando escribe poesía. Borges escribe prosa como si fuera poesía. Él mismo se reconoce en primer lugar poeta. La poética de Borges está puesta en su prosa de una manera totalmente novedosa. Es una poética aséptica, una poética de la precisión, disciplinada”.
Para Mileo, Borges refleja esa desesperación de escritor de no poder nombrar la totalidad y puso como ejemplo los cuentos “El Aleph” y “Funes el Memorioso”: “El lenguaje no puede nombrar la totalidad. Solo se puede nombrar la totalidad en el presente, en el instante, es decir nunca porque la ética del instante es que ya pasó. La idea de la totalidad en el lenguaje es un fracaso del lenguaje para nombrar la totalidad. Siempre se puede nombrar pero incompletamente, en fragmentos. Siempre la desesperación de Borges es la totalidad”.
Sobre esas ideas, Mileo asoció el trabajo del poeta con las características del personaje de Funes el Memorioso: “El trabajo del poeta es más minimalista en general que el trabajo del científico, por ejemplo, cuya labor es conceptual fundamentalmente. El trabajo del poeta es la observación precisa y minuciosa. Es decir, Funes, pero acotadamente; Funes, pero por momentos. La poesía condensa instantes. La poesía nombra el instante. No lo nombra por supuesto ‘instante’, lo nombra de muchas otras maneras, y siempre diversificadamente. En la poesía se parece a Funes. El instante es siempre diferente, otra cosa, otro poema”.
“Me gustan más sus poemas métricos que sus poemas de verso libre. Me parece que tienen allí un nivel de condensación y especialmente de música porque es muy difícil escribir sonetos fijándose exclusivamente en lo formal del soneto; después tenés que tener un lenguaje fluido que haga fluir una música. La música no es solamente que tenga once sílabas el verso y la rima: hay una música interna del verso. Hay una melodía que tiene que ver con la afluencia de las palabras. Borges maneja magistralmente eso. No era un músico, pero era un músico de la lengua”, concluyó.
Mañana miércoles expone en el BorgesPalooza el escritor y académico Pablo De Santis, el jueves el escritor y traductor Carlos Gamerro, el viernes las escritoras y docentes Claudia Aboaf y María Negroni, el sábado el investigador Walter Sosa Escudero y el escritor Federico Jeanmaire, y el domingo los escritores y docentes Santiago Craig y María Rosa Lojo.
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