“Me interesa buscar a Borges por fuera de la biblioteca”, comenzó diciendo Sylvia Saítta, investigadora, docente, ensayista. Fue ella la encarga de abrir la tercera edición del BorgesPalooza, el festival online que se transmite en simultáneo y en vivo por YouTube y Twitch. Comenzó ayer a la tarde y concluye en la noche del domingo 22. Es un ciclo, organizado por el periodista y poeta Daniel Mecca, tiene como objetivo desmenuzar la obra poética del autor de El Aleph de la mano de hay escritores, traductores, docentes, académicos, poetas, investigadores mediante charlas y conferencias.
“Lo que me interesa en estos momentos —continúa Saítta— es desacomodarlo, leerlo por fuera de esa imagen tan fuerte vinculada a los libros. Casi me animaría a decir que toda la literatura de Borges circularon primero en revistas, en diarios, en publicaciones periódicas antes de integrar el volumen de un libro que es el que le da eternidad a esa literatura. Sobre todo pensando en un momento en que los diarios eran pensados como un ámbito de enunciación del día, duraban lo que duraba el papel del diario que luego se usaba para otros menesteres. Hay que buscarlo desde ese otro lugar. No hay que olvidar nunca de vincular su literatura con aquel joven que a los 21 años quería tener su propia revista y que buscó modos diferentes y alternativos de poner en circulación una estética, su propia literatura”.
Para esta crítica literaria, autora de libros como Regueros de tinta y El escritor en el bosque de ladrillos, Borges “estaba extremadamente atento a la circulación de su propia literatura, de la de sus pares, y de la literatura mundial”, por lo que “ocupó todos esos lugares de la industria cultural, como escritor, como periodista, como director, como editor, lector, como jurado de premios literarios. Todo eso no está tan presente a la hora de pensar en la figura de Borges como aquel totalmente alejado de los lectores en una especie de castillo cerrado dado por la biblioteca”. También se refirió a Wilcock, libro que acaba de recopilar Daniel Martino, donde “encontramos ese vínculo complejo de Borges con Victoria Ocampo y la revista Sur. Si hay algo que sabía hacer Borges es estar en los medios, fue superando algunos temores propios como el miedo a la exposición pública, fue atravesando cada una de esas instancias y terminó siendo un escritor muy vinculado a los medios masivos”.
“La experiencia de Borges en el diario Critica y particularmente en la revista multicolor de ese diario me parece uno de los grandes momentos de la historia del periodismo y de la literatura argentina, sobre todo leído desde el presente. Si bien ya tenemos otra imagen de Borges hoy, en los años 80 o 90 en que Borges se convierte en el gran escritor argentino, si había algo difícil de reunir y vincular era el universo de lo popular, el diario más sensacionalista de la Argentina que era Crítica y Jorge Luis Borges. Si había universos que durante mucho tiempo no pudieron ser pensados como pertenecientes a un mismo mundo eran esos, y fue Borges a partir de su vínculo con el diario Crítica el que invita a los jóvenes de la vanguardia literaria a publicar en las páginas del diario, tanto a los escritores vinculados a la revista Martín Fierro como a los artistas plásticos”, cuenta.
Allí aparece su primer cuento, “El hombre de la esquina rosada”, en el periódico más popular y sensacionalista de la Argentina. “Es maravilloso leer ese cuento y los otros relatos que integran Historia universal de la infamia en las páginas del diario porque no hay nada más alejado del ideal estético que podemos presuponer en Borges. Con un intercambio entre imagen, dibujos y diferentes tipografías en ese estilo tan desprolijo”, dice y agrega que “varios testimonios cuentan que Borges iba a la redacción y estaba atento con el modo en que se diseñaba la Revista Multicolor de los sábados, tenía largos intercambios con quienes trabajaban en los talleres. Borges está en ese mundo que lo vincula a los sectores populares, que está también presente en la vanguardia de los años 20, el mundo de la noche, de la calle Corrientes, de los bares y lo que pasaba después del cierre de los diarios bien entrada la madrugada. En ese mundo también está Borges”.
“Durante muchas décadas los críticos nos olvidamos de esa zona. Borges podía pasar de la casa de Victoria Ocampo a un bar de la calle Corrientes sin ningún problema. Es uno de los grandes caminantes de la ciudad de Buenos Aires, basta leer el Borges de Bioy para ver cuánto caminaban la ciudad, cuanta cercanía había con la ciudad a diferencia de esa imagen distante de un Borges encerrado entre libros. Había libros pero también había calle”. Hoy, martes, exponen en el BorgesPalooza los poetas Susana Villalba y Eduardo Mileo, el miércoles el escritor y académico Pablo De Santis, el jueves el escritor y traductor Carlos Gamerro, el viernes las escritoras y docentes Claudia Aboaf y María Negroni, el sábado el investigador Walter Sosa Escudero y el escritor Federico Jeanmaire, y el domingo los escritores y docentes Santiago Craig y María Rosa Lojo.
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