Charles Baxter: “Quería combinar la belleza y el amor que existe en una familia con la belleza de la física y el universo”

Elogiada por Coetzee y por Paul Auster, su novela “Primera luz” cuenta la historia de dos hermanos cercanos y diferentes: él es un vendedor de autos de un pueblo chico y ella, una astrofísica. El relato sigue a estos personajes en un marco de perfecta melancolía

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"Quería que el lector tuviera
"Quería que el lector tuviera la sensación del paso del tiempo y una de las maneras en que la ficción puede hacerlo es llevando los eventos hacia atrás", dijo Baxter en esta charla sobre su novela "Primera luz", editada por Fiordo.

Primera luz, de Charles Baxter, es una novela bellísima. Salió hace muy poco por Fiordo, la misma editorial que publicó Stoner, de John Williams, Una guía sobre el arte de perderse, de Rebecca Solnit, y Once tipos de soledad, de Richard Yates, entre otros títulos. Es en ese ambiente de perfecta melancolía que crean estos libros donde entra la novela.

“Una lectura placentera de la primera hasta la última palabra por la delicadeza y la verdad de sus percepciones”, dijo sobre ella el ganador del Premio Nobel John Coetzee y es un elogio completamente justo. Melancólica, morosa en los personajes, inteligente pero no pretenciosa, climática, Primera luz tiene el tono de las novelas norteamericanas de los años 80.

Protagonizada por dos hermanos, Hugh y Dorsey, la historia nos lleva por sus vidas y sus días. Él es un vendedor de autos de un pueblo pequeño, enterrado en un matrimonio sin vuelo, que sublima sus frustraciones haciendo refacciones a la casa; ella es una científica que deja una carrera en ascenso para vivir en la nieve de Minnesota —ciudad en la que vive Baxter— con Noah, su hijo sordo, y un marido actor que nunca le prometió fidelidad.

¿Cómo puede ser tan singular una novela que sigue a “personas comunes”? La respuesta está en la artesanía de Baxter (Minneapolis, 1947), narrador y profesor de escritura creativa en la Universidad de Minnesota y en la Universidad de Michigan, quien, como dijo Paul Auster, es a la vez firme y compasivo, y sus personajes “son humanos, y eso es en sí mismo un gran logro para un escritor, algo que debemos celebrar más allá de todos los otros logros de este libro espléndido”.

A través de una videoconferencia, Baxter habló con Infobae Cultura sobre Primera luz.

Fragmento de la entrevista con Charles Baxter, autor de "Primera luz", en la que el escritor habla de Salinger.

La historia avanza en sentido inverso en el tiempo. Seguimos a Hugh y Dorsey, pero quién es el verdadero protagonista de la novela: el tiempo, el destino?

—Cuando empecé a escribir el libro —y lo hice hace más de 35 años; algunas de mis ideas ya se me perdieron— recuerdo que pensaba en dos o tres imágenes simultáneas. Una era la de dos personas girando, orbitando eternamente entre sí. Al principio pensé que era un matrimonio. Luego vi que eran dos hermanos: una mujer y un varón. Otra imagen era la de una nena pintando estrellas en el cielo raso de la habitación. Así que iba a escribir la historia de dos hermanos y que ella terminaría siendo astrofísica y, como tal, iba a investigar el origen del universo. Por eso el libro retrocede en el tiempo. De otra manera sería un gimmick, un truco, y no quería que el libro pareciera simplemente un truco. Quería que el lector tuviera la sensación del paso del tiempo y una de las maneras en que la ficción puede hacerlo es llevando los eventos hacia atrás.

Hay un pasaje de la novela en el que Dorsey habla de unas ecuaciones y dice que son complicadas y antiestéticas y, por lo tanto, son equivocadas. No le voy a preguntar sobre la relación entre belleza y verdad, como en el poema de Keats, pero: ¿qué relación hay entre la poesía y el universo?

—Deme un momento para pensarlo... A los matemáticos y a los físicos les gusta decir que una fórmula puede ser hermosa si es eficiente, si es limpia y concisa. Yo creo que la poesía está en el corazón del universo: la poesía es la unificación de los sentidos y los fenómenos que presenciamos. En el libro quería combinar la belleza y el amor que existe en una familia con la belleza de la física y el universo. Traté de reunir la poesía y el universo. Es algo imposible, por supuesto, pero las primeras novelas siempre deben ser ambiciosas.

"Creo que los escritores nunca
"Creo que los escritores nunca saben muy bien quién los influencia, pero es muy posible que 'Franny & Zooey' sea una influencia en mi libro", dijo Baxter a Infobae.

Creo que Hugh es quien menciona un famoso koan zen que se pregunta por el sonido que hace el aplauso de una sola mano. Es el koan que Salinger pone de epígrafe en El cazador oculto. Primera luz tiene, por supuesto, un ambiente salingeriano y mi pregunta, entonces es cuánto de Franny & Zooey hay en Hugh y Dorsey.

—¡Qué comparación hermosa! Como muchísimos autores norteamericanos, crecí leyendo El cazador oculto, Nueve cuentos y Franny & Zooey. Creo que los escritores nunca saben muy bien quién los influencia, pero es muy posible que Franny & Zooey sea una influencia en mi libro. La diferencia es que en la novela de Salinger, Franny es quien está dificultades y Zooey quien quiere ayudar. En Primera Luz, Dorsey y Hugh necesitan ayuda en diferentes momentos. Cuando ella lo necesita, Hugh aparece. Y, si bien, Hugh no sabe cómo pedir ayuda, Dorsey lo sabe. Es algo que comparten, una suerte de autoconciencia que los hermanos tienen a veces. Hay algo que me gustaría agregar y es que sabemos que el universo está expandiéndose y las estrellas y toda la materia están alejándose cada vez más. Yo creo que Dorsey y Hugh empiezan juntos y se alejan a medida que crecen, pero siguen conectados entre sí.

Quería saber cómo era tener una hermana y esa es una de las razones por las que escribí el libro

¿Usted tiene una hermana?

—No tengo. Quería saber cómo era tener una hermana y esa es una de las razones por las que escribí el libro.

Si bien los protagonistas de la novela son los hermanos, también los padres son personajes importantes, a pesar de que no saben cómo hablar con sus hijos. Creo que la novela habla también de la imposibilidad de entenderse entre padres e hijos.

—Hay muchas novelas en donde los padres se comunican muy bien con los hijos y los hijos dicen exactamente lo que piensan. Cuando uno es chico, no siempre entiende lo que le dicen los padres. No te das cuenta de sus sentimientos, tampoco. Los momentos de comunicación son hermosos cuando pasan, pero habitualmente nuestras vidas están hechas de falta de comunicación. Y es importante mostrar eso en la ficción.

"Habitualmente nuestras vidas están hechas
"Habitualmente nuestras vidas están hechas de falta de comunicación. Y es importante mostrar eso en la ficción", dice Charles Baxter (Foto: Sophie Bassouls/Sygma/Sygma via Getty Images)

Simon, el marido de Dorsey, prefiere viajar sin mapas —me pregunto qué diría del GPS y Google Drive— y dice: “Cuál es el punto de viajar sabiendo a dónde vas”. En ese sentido, quería preguntarle cómo es el viaje de escribir una novela.

—Hay maneras diferentes de pensar el viaje de escribir una novela. Vladimir Nabokov siempre supo hacia dónde iban las novelas, hacía un esquema y las delineaba antes de empezar a escribir. A mí eso no me gusta. Escribí sólo una novela de esa manera y no lo disfruté y creo que se nota en el texto. Cuando empecé Primera luz, como le dije antes, sólo sabía que tenía dos personajes y que uno era una astrofísica. Simplemente tuve que imaginar el viaje de la novela capítulo a capítulo. Pero debo decir que una vez que comencé la novela, sabía cómo iba a ser el último capítulo.

Oppenheimer, el creador de la bomba atómica, es una figura fantasmal que aparece a lo largo de todo el libro.

—Es muy triste lo que dijo Oppenheimer: con la bomba atómica, los físicos conocieron el pecado. Creo que, como científico, él estuvo atormentado porque podía ver el concepto de crear una bomba, pero a la vez sintió que estaban creando pura maldad. Pensaba en los miedos de Oppenheimer cuando delineé las características de Carlo Pavorese —justamente se llama así porque tiene la palabra “pavor” en el apellido—, que es el verdadero opuesto de Simon. Mientras uno sabe cómo disfrutar de todo, Carlo vive en una casa oscura y está en un lugar en que no puede encontrar placer en casi de nada.

Todos leímos a Borges, a Sábato. Y todavía leemos a muchos escritores argentinos: Samanta Schweblin, por ejemplo. También comienza a ser conocido César Aira: me encantan sus historias

En el libro transcribe un poema de Oppenheimer, que no es bueno. ¿Era un mal poeta?

—No puedo decir si era un buen o mal físico, pero ese poema es malo. No es original, no dice nada particularmente interesante y está escrito demasiado bajo la influencia de T.S. Eliot.

Hablando de Eliot, él decía: “pobre del autor que no tenga una tradición”. ¿Cómo es su tradición?

—Mi tradición, por supuesto, es la de la literatura norteamericana, particularmente la del Midwest: Sherwood Anderson, F.S. Fitzgerald, Hemingway, Sinclair Lewis —que fue amigo de mis padres—. Pero a medida que crecí también traté de sumergirme en la literatura de Francia y Rusia —amo a Chejov, Tolstoi, Bulgakov—. Todos fuimos afectados por los escritores del Boom, todos leímos a Borges, a Sábato. Y todavía leemos a muchos escritores argentinos: Samanta Schweblin, por ejemplo. También comienza a ser conocido César Aira: me encantan sus historias.

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