La belleza del día: “El jardín enredado”, de J.E.H. MacDonald

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

Guardar
“El jardín enredado” (1916) de
“El jardín enredado” (1916) de J.E.H. MacDonald

I

En marzo de 1916, cuando James Edward Hervey MacDonald —más conocido como J.E.H. MacDonald— exhibió El jardín enredado en la Sociedad de Artistas de Ottawa, las opiniones de los críticos fueron divididas. Algunos manifestaron entusiasmo por la postal selvática con la casa de fondo, los colores vibrantes, las formas de las flores que se entremezclan y superponen, pero la mayoría escribió duras palabras sobre esta singular obra .

“Una masa incoherente de color”, escribió un periodista anónimo del Toronto Star. Otros rechazaron la decisión de usar un cuadro tan grande para un tema relativamente simple, mínimo, mundano. Incluso hubo un crítico que comparó la pintura con “una enorme ensalada de tomate”. A J.E.H. MacDonald no le importó: sabía que había creado algo disruptivo, sabía que ese cuadro era el puntapié inicial de una obra que con el paso del tiempo sería bien valorada.

II

MacDonald nació el 12 de mayo de 1873 en Inglaterra. Su padre era un ebanista canadiense, experto en el trabajo con la madera. ¿Será por eso que El jardín enredado es un óleo sobre aglomerado de madera y no sobre lienzo? Tenía catorce cuando, con su familia, se instaló en Hamilton, Canadá. Ingresó en la Escuela de Arte de Hamilton y a los dos años, cuando se mudaron a Toronto, siguió estudiando con más intensidad.

El quiebre en su precoz carrera como artista fue cuando consiguió un puesto como diseñador comercial en la compañía Grip Ltd. Al poco tiempo se casó con Joan Lavis y dos años más tarde tuvieron un hijo al que le pusieron Thoreau. Pero en 1903 retomó su objetivo original: ser pintor. Dejó su trabajo como diseñador y se mudó con su familia a Thornhill. Mientras se esmeraba en una carrera como paisajista hacía trabajos independientes de diseño. Sabía que pronto llegaría su hora.

III

La primera muestra la hizo en el Arts and Letters Club de Toronto en noviembre de 1911. Lawren Harris, pintor y miembro de la Real Academia Canadiense de Artes, quedó tan impresionado que le preguntó si podían trabajar juntos. Al año siguiente organizaron su primera exposición conjunta y más tarde viajaron a la Galería de Arte Albright, hoy Galería Albright-Knox, en Buffalo, Nueva York, donde asistieron a la Exposición de Arte Escandinavo Contemporáneo.

Esas singulares pinturas de paisajes postimpresionistas y expresionistas de artistas como Gustaf Fjaestad y Vilhelm Hammershøi influenciaron muchísimo el estilo de MacDonald que, al apoyarse en el paisaje canadiense, forman El jardín enredado. Llovieron las críticas pero también la chispa de algo nuevo. Así, poco a poco, se gestó un movimiento novedoso: reuniones con artistas canadienses que terminarían formando el Grupo de los Siete.

En el otoño de 1918, MacDonald, Harris y otros artistas viajaron al distrito de Algoma en un vagón del ferrocarril especialmente equipado como un estudio móvil. El grupo lo enganchaba a los trenes que viajaban por la zona y, cuando encontraban un lugar pintoresco, se soltaban y se ponían a pintar. Podían pasar días enteros. Así nació en 1920 el Grupo de los Siete, también conocido como Escuela Algonquin.

Los siete eran J.E.H. MacDonald, Lawren Harris, A.Y. Jackson, Frank Johnston, Arthur Lismer, Frederick Varley y A. J. Casson. Más tarde se sumaron Edwin Holgate y LeMoine FitzGerald. También se asocian al grupo Tom Thomson, que murió en 1917 pero en palabras de Harris era “parte del movimiento antes de que le pusiéramos una etiqueta”, y Emily Carr, que nunca fue una miembro oficial sino que participaba informalmente.

IV

MacDonald sufrió un derrame cerebral en 1931 y murió al año siguiente en Toronto. Tenía 59 años. El jardín enredado, que mide 121,4 centímetros de alto y 152,4 de ancho, hoy se encuentra en la Galería Nacional de Canadá, museo ubicado en la ciudad de Ottawa, uno de los más importantes del continente americano. Algunos dicen que es la mejor pintura de MacDonald; otros recomiendan sumergirse en su maravillosa obra para elegir mejor.

SEGUIR LEYENDO

Guardar