Un bosque de silencio en la urbe. Sobre las esculturas se ven las huellas de una vida pasada, que hoy modificada, vuelve a convivir en armonía y belleza. Un bosque de silencio que es a la vez el pasado que nos marca para siempre y nos define, y la mirada de un hoy, de un “Ahora, en este instante”, tal es el nombre de la muestra de la artista Kim Yun Shin en el Centro Cultural Coreano.
Hasta el 6 de agosto, la exhibición reúne una selección de 34 obras -pictóricas, escultóricas y performáticas- de la artista coreana que relatan “momentos transformadores en la vida de Kim Yun Shin”, explica Cecilia Medina, curadora, a Infobae Cultura.
Y agrega: “En cada sala, pinturas y esculturas, evocan su niñez anhelando estar entre las estrellas, su llegada a la Argentina en plena recuperación de la democracia y su convicción en que el destino de cada ser humano se define en un instante”.
La exhibición, como todas las de este época, se recorre previa reserva, y a su vez, estos tiempos extraños también configuraron las posibilidades de circulación dentro del espacio. “Pudimos ubicar obras de un modo que en circunstancias normales no hubiese sido posible. Para que el visitante, además de transitar casi en exclusividad la muestra, pueda llegar a sentirse dentro de los mismos bosques en que Kim Yun Shin creció. Con la salvedad que las tallas de sus esculturas se corresponden con maderas locales y que al mismo tiempo dan cuenta de su maestría para hacer propia la identidad de un material que fue descubriendo al tiempo que se instalaba en Argentina”.
En las pinturas y las esculturas conviven las rectas en una mímesis, donde los colores toman una importancia simbólica. “En Oriente, la cultura y la vida cotidiana están profundamente conectadas con la naturaleza. A través de la teoría de los cinco elementos se explica el modo en que funciona el universo donde el fuego, el agua, el árbol, el metal y la tierra tienen correlato con los colores (rojo, negro, azul, blanco y amarillo) simbolizan los ejes cardinales (sur, norte, este, oeste y centro) y se corresponden con las estaciones del año (primavera, verano, otoño e invierno). A diferencia de China y Japón, en Corea los colores tienen un uso y significado específico conocido bajo el nombre Obangsaek”, sostiene Medina.
Kim Yun Shin nació en 1935 en la ciudad de Wonsan, actualmente parte de Corea del Norte, durante la ocupación japonesa. Parte de su familia escapó hacia el sur después de la división de 1945 y allí estudió arte en Seúl. Para los años 60 continuó su formación en París para luego volver a Seúl a dar clases de arte en la universidad durante dos décadas. Finalmente, se instaló en el barrio porteño de Flores, donde vive una gran comunidad del país asiáticao, coincidiendo su llegada a la Argentina con el regreso de la democracia.
Sobre la obra de la artista, la curadora comenta “que su cuerpo de obra es indivisible más allá de su materialidad: expresa una imagen que en ocasiones requiere de color y pintura, mientras que en otras necesita trabajar la madera. Algunas de sus piezas dejan visible parte de la corteza de los troncos, para que no perdamos de vista que antes que esculturas, fueron árboles -algunos de ellos fueron alcanzados por sus vecinos hasta su casa, otros fueron hallados por ella en sus caminatas-. De modo que encontrarnos con pinturas y esculturas en un mismo espacio expositivo evoca de algún modo los bosques de su infancia, donde árboles, cielo y flores existían en perfecta armonía”.
“Cuando era niña, sentía que el cielo lleno de estrellas estaba muy cerca. Me parecía que se podía alcanzar una estrella con sólo extender la mano. De niña me gustaba cortar piezas de madera para pegar. Estos recuerdos de mi infancia volvieron a mí con mucha claridad, llenándome de nostalgia. Por eso, recolecté piezas de madera y decidí trabajar recordando el entusiasmo de esa época. Rememorar ese sueño de niña de viajar a las estrellas”, dice la artista en el video de la muestra.
Por su parte, la escultura Maria Torcello, quien dialogará con la artista el jueves, sostuvo a este medio que “la obra de Kim es pura fuerza. Es completamente atemporal, libre, armónica, contundente y a la vez cósmica. Es un equilibrio perfecto entre materia y espíritu. Ella trabaja la madera de manera muy similar a cómo yo lo hago en cuanto a lo físico. Se relaciona con el material permitiendo que este se exprese y a su vez, su intervención lo transforma logrando un diálogo eterno y ameno. La madera en si misma tiene una presencia imponente, su obra muchísima, fuerza y en esta combinación se siente su alma y la comunion del momento de su creación”.
En Ahora, en este instante, se aborda el concepto chal-la: el momento preciso en que sucede algo y el nombre de la muestra refiere también a lo que le sucedió a la artista durante el encierro por la pandemia.
“Quizás la preocupación mayor de Kim Yun Shin -en el contexto de esta pandemia- radica en la reflexión sobre lo efímero de nuestro paso por este mundo. El título surgió en coreano primero y en las traducciones encontró su forma final: fue un ida y vuelta buscando que lo que se quería decir tuviese la misma contundencia en ambos idiomas. Por eso, ‘ahora’ no resultaba suficiente, necesita ser subrayado por ‘en este instante’ para acompañar el modo en que se pronuncia Chal-la. Cada obra conlleva en sí misma el instante en que la artista la concibió. El modo de ver que tenemos en este tiempo, por la sobre exposición a las pantallas y por la excesiva cantidad de datos, nos aleja de la reflexión que el silencio y la paz de un bosque nos regala. Allí es donde Chal-la nos invita a llegar”.
*“Ahora, en este instante”, en el Centro Cultual Coreano, Maipú 972, CABA. Hasta el 6 de agosto. Lunes a viernes, de 10 a 17 h., con reserva previa a info.centroculturalcoreano@gmail.com. En el marco de la muestra, el jueves 29 de julio se realizará “Mujeres escultoras: dos generaciones, una misma conexión con la madera”, una charla vía Zoom con Maria Torcello, moderada por la curadora Cecilia Medina, con inscripción previa (los cupos son limitados).
SEGUIR LEYENDO