El rescate de la voz de los poetas británicos de los ’30

La edición bilingüe de “Thirties Poets” recupera la obra de W. H. Auden, Louis MacNeice, Cecil Day-Lewis y Stephen Spender, entre otros. Infobae Cultura publica un adelanto

“Thirties poets” (Buenos Aires Poetry), selección y traducción de Juan Arabia y Rodrigo Arriagada Zubieta

Se llamó Thirties (así como Auden Group y War Generation...) a un conjunto de poetas británicos de la década del 30 (W. H. Auden, Louis MacNeice, Cecil Day-Lewis, Stephen Spender, entre otros), que asumió un rol activo frente a la contingencia de una sociedad en crisis, con variables colectivas dramáticas y urgentes. Este grupo era, por un lado, epígono de la Primera Guerra Mundial con su saldo de cerca de diez millones de muertos; y, por el otro, antesala de la Segunda con sus siguientes millones de vidas por cobrar.”Los Thirties”: autores que hicieron propaganda de una poesía al servicio del socialismo [¡La burguesía tiene que esperar un poco de dolor, una penitencia!]. A. T. Tolley, en The poetry of the Thirties (London: Gollancz, 1975), sencillamente decía: “Un cambio que está asociado en los nuevos poetas de los años treinta: la aparición de una preocupación por temas políticos”.

Hoy en día, sin embargo, estas conexiones pueden despreciarse. En un homenaje a Louis MacNeice, Auden escribió: “Desde un punto de vista literario, el vínculo periodístico contemporáneo de los nombres de Auden, Day-Lewis, MacNeice, Spender, es y siempre fue absurdo”. Y Day-Lewis, en su autobiografía (The buried day, 1960), fue aún más enfático: “Aunque Auden, Spender, MacNeice y yo nos conocemos personalmente desde mediados de los años treinta, ninguno de nosotros ni siquiera había conocido a los otros tres hasta después de la publicación de New Signatures (…). No sabíamos que éramos un movimiento hasta que los críticos nos dijeron que lo éramos”.

Sin embargo, no sólo una época los señala. Además de pasar por la Universidad de Oxford, estos poetas sintieron la obligación social de preocuparse por los asuntos públicos, adoptando de esta forma una dicción más cercana para todos, adecuada a la experiencia y representaciones que el mundo le proporcionaba a sus súbditos. Además, tanto Day-Lewis (que le dedica a Auden su libro The Magnetic Mountain, así como el poema Epilogue: For W. H. Auden) como MacNeice (en Postcript to Iceland: for W. H. Auden) así como Spender (en One More New Bocthed Beginning, donde recuerda a MacNeice) comparten algo más que una etiqueta de la crítica, que se hace notoriamente visible en sus trabajos poéticos: la autorreferencialidad de un específico proyecto.

Dicho de otro modo, el grupo de Auden (autor que escribió además junto a MacNeice el libro de viajes Letters from Iceland en verso y prosa), los Thirties o bien War Generation, puede ser concebido como un movimiento y tendencia efectivo en la vida intelectual y artística, una experiencia social, pero a menudo no reconocida como social (como describe Raymond Williams para llevar a cabo su hipótesis cultural de “estructuras del sentimiento” en Marxism and Literature) sino privada: “Éstas a menudo son mejor reconocibles en una etapa posterior, cuando han sido (como sucede a menudo) formalizadas, clasificadas y en muchos casos convertidas en instituciones y formaciones”.

Estos poetas (pese a sus individualidades) estaban inmersos dentro de una interacción mucho más amplia, como bien anota Desmond Ernest Stewart en Poets of the thirties (Routledge & K. Paul, 1969) en materia de industria cultural: “Faber & Faber lideraron el campo en la publicación de muchos de los principales poetas, dramaturgos, arquitectos y cineastas de los años treinta, hasta tal punto que Faber & Faber mismo podría ser considerado como parte del fenómeno de los años 30. En cierto modo, esto fue un desarrollo sorprendente, ya que las opiniones políticas de los escritores en muchos casos deben haber ido directamente en contra de las creencias políticas de T. S. Eliot, la influencia literaria dominante en Faber & Faber durante este período, y de Geoffrey Faber, el fundador de la firma”.

Si bien la lista podría haber sido más inclusiva, por ejemplo Tolley recuerda a otros poetas de Oxford, como Rex Warner, Norman Cameron o John Betjeman, “the big four”, como decíamos, forjan una metaliteratura, capaz de ser leída o analizada en conjunto. Por otro lado, la irrupción de una figura como la de Dylan Thomas (Eighteen Poems, 1934), significaría el retorno hacia un tipo de poesía ahistórica e individual, haciendo notable el retorno de otro tipo de formaciones.

¿Dónde están los poetas de la guerra?

Ellos, que en la estupidez o mera avaricia

esclavizaron la religión, los mercados, las leyes

ahora toman prestado nuestro lenguaje y nos imponen

hablar a favor de la causa de la libertad.

Es la lógica de nuestros tiempos,

no es tema para un verso inmortal -

que quienes vivimos de sueños honestos

defendamos lo malo frente a lo peor.

(Cecil Day-Lewis)

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