Con una emoción que traspasa la literatura y sus ficciones, Claudia Piñeiro agradeció haber ganado el premio Dashiell Hammett de la 34° Semana Negra de Gijón y celebró que haya sido por Catedrales, una novela que “trata temas urgentes”, los femicidios entre otras cuestiones, porque hace que sienta al premio como “un corolario de la lucha que han venido dando tantas mujeres”.
“Venimos de tiempos difíciles, de mucho encierro en todas partes, de no encontrarnos con los afectos y pérdidas, por eso cualquier alegría hoy significa mucho más, pero en este caso fue la alegría de que se premiara esta novela, Catedrales, que habla sobre una situación muy particular en la que hemos estado juntas peleando muchas mujeres”, dijo a Télam Piñeiro.
El tema de ese libro “puede ser la historia de cualquier país que no tenga en cuenta los crímenes que se perpetran sobre las mujeres y otras disidencias”, dijo Piñeiro en Gijón, luego de que se diera a conocer su nombre como ganador del premio principal del festival de novela negra más importante de habla hispana.
Se trata de “una novela negra no canónica en la que, de forma coral, cada personaje aporta su versión a la construcción de una historia que va adquiriendo una dimensión extraordinaria”, fundamentó en un fallo unánime el jurado, durante el festival que en esta edición recobró la presencialidad bajo estricto protocolo por la pandemia de Covid-19.
“Con gran riqueza literaria, variedad de recursos estilísticos y profundo conocimiento de la condición humana, Piñeiro borda una trama de contradicciones y zonas grises que reflejan la realidad de la vida”, indica el documento firmado Berna González Harbour, Marta Barrio, Mariano Sánchez Soler, Miguel Barrero y Jesús Palacios.
“Catedrales es una novela comprometida con las más duras situaciones que puede afrontar una mujer a causa de la hipocresía y los prejuicios religiosos”, concluye el fallo del premio.
“Lo sentí como un corolario de toda esa lucha: un premio al libro, a mí y a lo que hace tanto vinimos peleando tantas mujeres. Siempre quise ganarlo, era mi fantasía. Se me dio y más significado adquiere por esta novela que trata temas urgentes”, aseveró la escritora nacida en la localidad bonaerense de Burzaco el 10 de abril en 1960.
Instaurado en 1988, el Dashiell Hammett llega a 2021 con 33 ediciones, 31 de ellas otorgadas a escritores varones. Sólo en dos ocasiones, contando la de Piñeiro hoy, este premio recayó sobre una escritora. La primera vez que se le entregó a una autora fue en 2012, 24 años después de su creación. Se trató de la española Cristina Fallarás y la novela premiada era Las niñas perdidas. Años más tarde, en 2014, hubo una mención especial, que no llegó a la categoría de primer premio, para la dupla germano española de Rosa Ribas y Sabine Hoffman, con Don de lenguas.
Piñeiro celebró el hecho de que “la literatura argentina policial argentina viene siendo reconocida hace rato” y que “este año” haya habido “cuatro escritoras entre las finalistas”.
“Paula Rodríguez estuvo nominada para primera novela, Ana Llurba ganó por la mejor ficción de genero fantástico -el mismo que el año pasado se llevó Mariana Enriquez-, y Gabriela Saidón compitió en novela histórica, así que fuimos cuatro las escritoras argentinas leídas en este festivales donde antes se leía sólo varones”, remarca.
“Nos empezaron a leer a las mujeres en este tipo de festivales y eso es muy importante”, subraya la escritora que en España cuenta con seguidoras entusiastas: han llegado a visitarla caracterizadas como las protagonistas de Las viudas de los jueves, novela que recibió el Premio Clarín en 2005 y que en 2009 fue adaptada al cine.
Con esta distinción, Piñeiro engrosa el grupo de escritores argentinos que recibieron el Dashiell Hammett. Fueron ocho, pero dos de ellos lo recibieron dos veces, Rolo Diez y Guillermo Saccomanno. Los otros fueron Ricardo Piglia, Juan Sasturain, Leonardo Oyola, Raúl Argemí, Juan Damonte y Guillermo Orsi. Históricamente potente, la representación argentina ganó 11 de las 33 ediciones del premio.
“Los argentinos -conjetura Piñeiro- tenemos una gran ventaja con respecto a otros países y es que dos de nuestros grandes escritores, de esos que son nuestros padres literarios, como Jorge Luis Borges y Ricardo Piglia, adoraban la literatura policial”. Y agregó: “La estudiaron, hicieron ensayos, Borges la tradujo y editó Séptimo círculo y con ese aval sobre un género que otros consideran a veces menor, Argentina construyó una tradición”.
Además, “se puede decir que muchos escritores que no se inscriben en el género policial específicamente tienen alguna novela policial, porque escribimos mucho sobre lo social, sobre lo que pasa, y eso nos lleva siempre hacia el lado del policial”, concluyó.
Por su parte, la escritora Ana Llurba, cordobesa nacida en 1980 que emigró en 2008 hacia Barcelona y hace dos años vive en Berlín, ganó el premio Celsius a la mejor obra de ciencia ficción y fantasía con la novela Constelaciones familiares.
La semana que para Llurba empezó con “miedo, culpa, desfibriladores, electroshocks y otros detalles transhumanistas que parecen de cuento”, vía Twitter, terminó con un agradecimiento a la Semana Negra, también vía Twitter, porque que no pudo asistir al acto por “asuntos familiares”.
El libro Constelaciones familiares reúne 13 relatos sobre la amistad, la exploración de la sexualidad, rituales de paso típicos de la adolescencia y experiencias como la maternidad, los vínculos con otras especies y hasta con seres mitológicos y sin entidad humana.
“Escritos entre 2014 y 2020 hay como varias reencarnaciones mías en esos cuentos”, dijo la autora al referirse al libro que en Argentina publicará, en lo que resta de este año, el sello independiente 17 Grises.
“Son cuentos ambivalentes -describe-, están entre el realismo la ciencia ficción y la fantasía, una colección de relatos eclécticos donde los personajes están siendo asediados por situaciones que no entienden: el paso de la adolescencia a la adultez, relaciones con la muerte, lo desconocido”.
“Estoy sorprendida y muy agradecida, es un premio que sobre todo en España tiene mucha repercusión y además se otorga durante la Semana Negra de Gijón, que es un evento hecho muy a pulmón, por lo que es un lujo haber ganado -consigna-, además, en la misma edición que alguien tan consagrado como Claudia Piñeiro y en una categoría que hace año ganó Mariana Enríquez, una prócer para mí”.
Además de Piñeiro y Llurba, la argentina Paula Rodríguez fue finalista del Premio Memorial Silverio Cañada, con la novela Causas urgentes, y Gabriela Saidón compitió en el Espartacus, con la novela La reina. El Espartacus lo ganó Lucía Núñez con El cocinero y la ostra y el Memorial Silverio Cañada lo recibió Miguel Ángel Oeste con Arena.
Fuente: Télam
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