¿Fue 1971 el año cumbre del rock?

Hace 50 años, John Lennon usaba su arte contra la guerra de Vietnam, los Rolling Stones sucumbían ante las “nuevas” drogas, David Bowie elaboraba su glam rock teatral y andrógino y Aretha Franklin potenciaba al movimiento Black Power. Todo fue retratado en la serie documental de Asif Kapadia, “1971: el año en que la música lo cambió todo”

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John Lennon y Yoko Ono en su casa de Tittenhurst Park, Berkshire, julio de 1971 (Foto: Michael Putland/Getty Images)
John Lennon y Yoko Ono en su casa de Tittenhurst Park, Berkshire, julio de 1971 (Foto: Michael Putland/Getty Images)

¿Fue 1971 el mejor año de la música popular de todos los tiempos? ¿O simplemente el año en donde alcanzó la máxima relevancia cultural? Quizás, solo quizás, la respuesta podría ser: ambos. El aniversario redondo -unos simbólicos y contundentes 50 años- es el anzuelo de un enciclopédico trabajo documental realizado por expertos (los responsables de impecables documentales sobre Banksy, Amy Winehouse, Ayrton Senna y Maradona) y apoyado en el soporte corporativo de Apple, para retratar un año extraordinario, parte de unos tiempos extraordinarios. Que además, y se sabe con la evidencia de las aguas corridas bajo el puente, también fueron únicos e irrepetibles. Se trata de los tumultuosos comienzos de los 70, cuando la cultura popular occidental estaba en llamas. Fueron tiempos de agitación social, no solo de buena música. La sentencia funciona igual si se invierte el orden de los factores.

El documental 1971: el año en que la música lo cambió todo, dirigido por el realizador británico de ascendencia india Asif Kapadia y disponible en la plataforma Apple TV (dato no excluyente para verlo, Internet es un vasto y generoso territorio para buscar y encontrar), se sostiene en la coincidencia temporal de la aparición de los discos Sticky Fingers de los Rolling Stones, Imagine de John Lennon, Who’s Next de The Who, Hunky Dory de David Bowie, Tapestry de Carole King, What’s going on de Marvin Gaye, Master of Reality de Black Sabbath, L.A. Woman de The Doors y There’s a Riot Going on de Sly & The Family Stone. La lista es impresionante como punto de partida para el número redondo, pero si -como piden los realizadores- se apunta a considerar todo lo que pasó entre 1969 y 1971, el impacto cultural de estas obras lo es aún más. Por otra parte, a lo largo de ocho capítulos reúne tantos clips cautivantes y combina tanta historia reciente que es difícil negar los resultados, ya sea que se cumpla la premisa del “año que todo lo cambió” o no.

Trailer de "1971"

En verdad, los años 60 terminaron con un año de retraso. En la víspera del año nuevo de 1970, Paul McCartney dio instrucciones a sus abogados para que emitieran la orden judicial en el Tribunal Superior de Londres que efectivamente puso fin a los Beatles. Bien se puede decir que ese fue el último día de la era pop. Terminaron los 60 y se inició una nueva etapa, agitada, difícil de definir pero rica en conflictos, posibilidades y creaciones. Tanto en la música como en la vida, 1971 fue un año de tribus fracturadas, finales tristes y comienzos inseguros. Nadie sabía qué hacer. Pero cuando el “sueño terminó”, pasaron cosas.

En 1971, Marvin Gaye transformó la canción de protesta con el sublime “What ‘s Going On”; los Rolling Stones dieron forma al crudo, caótico y encantador Exile on Main St. (mientras le entraban a la heroína como si fueran caramelos); Aretha Franklin mostraba su solidaridad con la activista negra presa en ese entonces, Angela Davis; y David Bowie estaba a punto de transformarse en un ícono pop al popular la androginia en el rock con su invención del personaje Ziggy Stardust. También fue un año de lanzamientos extraordinarios para las artistas femeninas. Carole King, quien se separó de su esposo y compañero de composición Gerry Goffin en 1968, publicó Tapestry en 1971, y Joni Mitchell editó Blue, después del final de su relación con Graham Nash. Estos no eran sólo grandes álbumes; también eran declaraciones personales de independencia, gritos resonantes de desafío y vulnerabilidad en lo que todavía era un mundo de hombres.

Mick Jagger, Keith Richards y Bill Wyman en The Roundhouse en London en 1971 (Foto: Evening Standard/Hulton Archive/Getty Images)
Mick Jagger, Keith Richards y Bill Wyman en The Roundhouse en London en 1971 (Foto: Evening Standard/Hulton Archive/Getty Images)

Pero por difícil que pueda ser evitar algunos prejuicios (después de todo, un sentido de autoimportancia generacional está incrustado en la premisa), tal vez sea aún más difícil limitar el alcance del relato a un solo año: ¿En la música de 1971 realmente cambiaron las cosas más que en el 72? ¿Qué habría que decir de 1969 al respecto? ¿Cómo presentar los hechos? “A veces tienes que hacer una declaración audaz”, dijo Kapadia. “De nuestra investigación, hubo algo asombroso de ese momento en particular, que viene después de los años 60 y que termina de concretarse en esos primeros años de los 70, como un punto de inflexión”, remarca el director. “Teníamos una regla muy básica de que tenía que tener una huella muy fuerte en el 71”, comentó Danielle Peck, productora de la serie que también dirigió la mitad de los episodios. “Podría comenzar en 1969 y terminar dos años después. Pero la mayor parte del evento tuvo que sentirse en el ’71, porque necesitábamos tener alguna forma de filtrar todas estas historias asombrosas”.

Más allá de la revisión cronológica, el punto central de esta ambiciosa obra tiene una visión más amplia: el choque histórico entre una contracultura creciente con su conciencia política elevada (liberación de la mujer, el movimiento Black Power, orgullo gay) y un status quo (Nixon y la mayoría silenciosa, la guerra contra las drogas, el prejuicio conservador) que crujía. En el centro de la serie está la idea de que los artistas jóvenes de la época estaban haciendo música que no sólo reflejaba los tiempos, sino que también los moldeaba, al proporcionar catalizadores para el despertar y el cambio. “La música dijo algo”, afirma Chrissie Hynde sobre los créditos iniciales. “Creábamos el siglo XXI en 1971”, dice David Bowie y su frase es un mantra que se repite en cada uno de los inicios y también -no hay spoiler aquí- en los créditos finales cuando la sucesión de imágenes termina en… Billie Eilish, la estrella pop con trascendencia cultural de este tiempo: una Bowie centennial, claramente.

Carole King, foto de 1971
Carole King, foto de 1971

El trabajo documental está basado en el libro del crítico musical británico David Hepworth titulado Never a Dull Moment: 1971 - The Year That Rock Exploded (Nunca un momento aburrido: 1971 - El año en que el rock explotó). Hepworth, que tenía 21 años en 1971, plasmó un texto entretenido y provocador que sostiene que 1971 fue testigo de una oleada irrepetible de creatividad musical, innovación tecnológica, ambición, confusión ensoñada por el consumo de sustancias psicotrópicas y buena suerte, que se combinaron para producir música que aún hoy resplandece.

Con horas de material de archivo poco común entretejido en una novedosa estructura, 1971 guía a través un año turbulento en la historia de Occidente. Como trabajo de curaduría, es definitivamente revelador, incluso para aquellos bien versados en el período. No es de extrañar tratándose de Kapadia, un maestro del documental de archivo. Parte del material nunca antes se había presentado públicamente, y todo está bien alejado de los fragmentos de sonido y video usados en exceso y ciertas narrativas estereotipadas. La serie profundiza en los puntos de inflexión en las carreras de artistas particularmente influyentes y emblemáticos. A veces, el flujo es discursivo y coral; en otros, la historia avanza por saltos y con yuxtaposiciones de tiempo y lugar. Algunos episodios se superponen. El relato, sin embargo, nunca empalaga ni se vuelve repetitivo.

David Bowie en Los Angeles en 1971 (Foto: Earl Leaf/Michael Ochs Archives/Getty Images)
David Bowie en Los Angeles en 1971 (Foto: Earl Leaf/Michael Ochs Archives/Getty Images)

Los conflictos, personales y sociales, componen la estructura del documental. Los ocho episodios, cada uno de aproximadamente una hora de duración, contrastan a un puñado de artistas y sus reacciones frente un tema específico: Marvin Gaye y John Lennon usan su arte para abordar la guerra de Vietnam; los Rolling Stones y Sly & the Family Stone sucumben al encanto de la cocaína y la heroína, las “nuevas” drogas de la época; David Bowie, Alice Cooper y T. Rex elaboran el glam rock teatral y andrógino para una nueva generación; Carole King, Joni Mitchell y Elton John utilizan el auge de los cantautores de Los Ángeles como un escape interno de la sombra de Charles Manson; Aretha Franklin, Curtis Mayfield y Gil Scott-Heron apoyan el movimiento Black Power y lo potencian.

Marvin Gaye en el Golden West Studios de Los Angeles, California (Foto: Jim Britt/Michael Ochs Archive/Getty Images)
Marvin Gaye en el Golden West Studios de Los Angeles, California (Foto: Jim Britt/Michael Ochs Archive/Getty Images)

Una de las secuencias más largas de la serie, algo que aparentemente no tiene nada que ver con la música, es extraída directamente del libro de Hepworth. Se centra en escenas clave del innovador reality show An American Family (filmado en 1971, se estrenó dos años después), que de alguna manera anticipó aquello que habría de venir muchos años después Gran Hermano mediante y todos sus sucedáneos. Cuando la “mamá” Pat Loud, de 45 años, le dice a su marido mujeriego lo que piensa de él, cita una letra de Carole King. Tiene mucho sentido que la serie a menudo muestre las letras de las canciones en la pantalla; esta fue una era de estudiar detenidamente los pliegues de los álbumes y el “mensaje” de las letras. La gente escuchaba y las palabras realmente importaban.

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