Los colores de la tierra. Sus sonidos. Sus lenguajes. De esa tierra que parece oculta en la cartografía, en los relatos, pero resiste y busca ser escuchada. El arte no como mercancía, sino como vida, como representación verdadera de un sentir primigenio, ancestral, autóctono.
Con una potente muestras que mira hacia el norte de Argentina, el Museo Provincial de Bellas Artes de Salta dio inició a la tercera edición de Bienalsur, con la inauguración de la muestra La escucha y los vientos: relatos e inscripciones del Gran Chaco.
Así comienza un nuevo ciclo de la Bienal de Arte Contemporáneo del Sur, que estará centrada en 5 ejes (Conciencia ecológica, Constelaciones fluidas, Modos de habitar, Mundos digitales y Políticas del arte) y que se extenderá, hasta diciembre, por 23 países y el Vaticano, 50 ciudades, 124 sedes, y del que participarán alrededor de 400 artistas.
Como en el inicio de la versión anterior en Ushuaia, en 2019, los pueblos originarios vuelven a ser el punto de punto de partida, con una exhibición que reúne los trabajos de 40 artesanas, activistas de pueblos originarios, artistas y cineastas, distribuidos en cuatro salas en la planta baja del espacio que manaña, día de la independencia argentina, cumple 91 años.
“Queremos cambiar el mapa mundial del arte, los paradigmas, creemos que hay expresiones culturales, artísticas, que han sido siempre dejadas de lado. Por eso en Suiza, en la Fundación Opal trabajamos en arte contemporáneo con los indígenas, algo que repetiremos en esta edición; o en Amaicha del Valle, con los pueblos Quilmes Calchaquíes, que trabjaron un nuevo tipo de ceramismo con profesores de la Universidad de Arte de Tokio, con la cual hicieron los caminantes, un símbolo que representa cuando los Quilmes fueron obligados a caminar desde el norte de Tucumán hasta Buenos Aires”, explicó Anibal Jozami, director general del mega evento a Infobae Cultura.
Y agregó: “La característica de Bienalsur es que puede hacer una muestra de un artista súper sofisticado y conocido a nivel internacional en alguno de los grandes museos del mundo, pero también podemos estar en Amicha o el barrio más vulnerable de Lima realizando artesanías y que después a esas obras sean expuestas en la Escuela Superior de Bellas Artes y vayan delegaciones europeas a verlas, como sucedió”.
Por su parte, Diana Wechsler, directora artística, agregó: “Nos parece muy potente invadir el espacio de las bellas artes, que intenta tener un repertorio de obra convencional para formar artistas. Esa fue la lógica con la que el museo se fundó, y con esa lógica dejó afuera todo lo que era la cultura visual regional y ancestral, algo que estaba y sigue vivo”.
Con respecto a los desafíos de construir un hilo de muestras alrededor del mundo en tiempos de fronteras cerradas, comentó a este medio: “Este es un trabajo en red, con tramas, que depende de muchas imaginaciones, complicidades y alianzas. Este escenario nos está mostrando ciertos niveles de solidaridad que nos hacen sentir que vale la pena el esfuerzo. Hay algo que era muy propio de Bienalsur que era trabajar produciendo obras in situ, en general, instalaciones de sitio específicos. Apelábamos a que los artistas viajaran y en realidad hoy se está convirtiendo en la modalidad, más allá de que si los artistas puedan o no viajar, que a veces tiene que dirigir la obra a distancia, se está trabajando mucho en esto y muy poco en el traslado de obra, en todo eso que es complejísimo, carísimo. Es como si la escena artística, o por lo menos en la parte que nosotros ayudamos a construir, se hubiera puesto más a pensar con la producción simbólica que en todo lo que la rodea. Y ahí ingreso en eso que siempre decimos, ‘hacer del espacio del arte, un espacio de pensamiento’. Es interesante que active escenas sociales, que active cabezas, que pase lo que tenga que pasar, que se disparen situaciones”.
La escucha y los vientos, curada por la argentina Andrea Fernández y la alemana Inka Gressel, presenta textiles artesanales, cerámicas, paisajes sonoros, escritos y ensayos audiovisuales, que invitan a reflexionar sobre las producciones estéticas con mensajes vinculados a las luchas por la memoria y los territorios, sus relatos e inscripciones.
La exhibición fue seleccionada en el llamado abierto internacional (Open Call) que se realizó en 2020, buscando dar acceso a artistas y proyectos de orígenes diversos para, a su vez, interpelar a otros públicos, incluidos los que habitualmente no se sienten convocados por este tipo de eventos.
En el espacio que abre la muestra, se introduce al trabajo del fallecido Carlos Pajita García Bes, que en el siglo XX investigó saberes ancestrales indígenas del noroeste argentino, centrándose en la escucha de narraciones de leyendas y rituales originarios y que a partir de ello realizó una recuperación zoomórfica en tejidos tradicionales, que forman parte del aservo del museo salteño.
En la sala 2, se introduce el trabajo cooperativo de Caístulo (Juan de Dios López), wichí de una comunidad periurbana de Tartagal, con Daniel Zelko, artista porteño alrededor de la oralidad, que alarma sobre situaciones de urgencias políticas, surgidas en contextos diversos.
Por su parte, en la 3, se colocan a dialogar a dos propuestas. Por un lado, los textiles artesanales de gran tamaño realizados por mujeres del pueblo wichí del colectivo Thañí/Viene del monte, creados de forma colectiva a partir de diálogos con el artista de Salta, Guido Yannitto, junto a un audiovisual del antropólogo visual y ensayista Carlos Masotta. El trabajo con el grupo de artesanas se gestó dentro del ciclo Enviroment del proyecto Untie to Tie de la Ifa-Galerie de Berlín y con el apoyo del Instituto de Relaciones Exteriores de Alemania.
También allí, una instalación de la cineasta salteña Daniela Seggiaro busca hacernos reflexionar sobre la traducción y las formas del idioma del pueblo wichí y, a su vez, sus conexiones con los tejidos contemporáneos que la gente lleva en las yicas (bolsas tejidas).
En el cuarto espacio se presentan obras del colectivo de mujeres ceramistas del pueblo chané Orembiapo Maepora/Nuestro trabajo es hermoso, que revelan a los animales con los que conviven, como a los que recuerdan, ya que desaparecieron junto al monte avasallado y aquellos que parecen resurgir de los imaginarios folclóricos, en cooperación con la artista y docente Florencia Califano.
En el medio de esta fauna perdida, surge el ensayo documental Territorio, del realizador sanjuanino Brayan Sticks, que se relaciona con una investigación del Taller de Memoria Étnica de la organización de mujeres ARETEDE de Tartagal sobre el cacique del pueblo toba/qom Taikolic, líder de las últimas resistencias a la ocupación de la zona de los ríos Bermejo y Pilcomayo, del que también participa la antropóloga Leda Kantor.
“La importancia de esta primera exposición que une gestos poéticos de resistencias, creatividad colectiva y proyecciones de futuro, sostiene uno de los objetivos fundamentales de la plataforma inédita para el arte y la cultura contemporánea que es Bienalsur de derribar muros para atravesar fronteras no sólo geográficas sino, y muy especialmente, distancias sociales y culturales ensayando la convergencia en la comunidad”, expresaron los organizadores.
Los próximos eventos
Bienalsur continúa este mismo mes, cuando se inauguren otras exposiciones, como JUNTOS/APARTE, el 15 de julio en el Museo Nacional de Colombia, con la curaduría de Alex Brahim. TUR Tea Ceremony, del artista y comisario Katsuhiko Hibino el 25 en la Universidad de las Artes de Tokio, Japón.
El 27 de julio será el lanzamiento en España y Brasil. En el país europero se desarrollará Al sur del sur, en La Térmica, Málaga, con curaduría de Wechsler y obras de la chilena Voluspa Jarpa, las argentinas Graciela Sacco, Agustina Woodgate y la uruguaya Paola Monzillo. Por su parte, en el país americano, el Museo Oscar Niemeyer de Curitiba, albergarpa al artista Geraldo Zamproni, con Hilos vitales, una intervención en la fachada del edificio.
El ciclo de inauguraciones continuará hasta el mes de diciembre recorriendo los cinco continentes, característica única de Bienalsur, proyecto activo que cambió el concepto norte-sur al delinear una cartografía sin fronteras con el objetivo de superar los límites de los eventos artísticos.
Los Museos del Vaticano se encuentran entre las sedes de la tercera edición al igual que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en España, National Museum (Riyadh, Arabia Saudita), Museo Nacional de Arte (La Paz, Bolivia), Museo de Arte Moderno, Mambo (Bogotá, Colombia), Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires, Argentina), Museo Regional de Pintura José Antonio Terry (Tilcara, Jujuy, Argentina), Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia de Buenos Aires (Mar del Plata, Buenos Aires, ARG), entre otros.
Artistas como la coreana Kimsooja, los japoneses Nelo Akamatsu y Hibino, el francés Christian Boltanski, el austriaco Gernot Wieland, la alemana residente en el Reino Unido Mariele Neudecker, la chilena Voluspa Jarpa, los argentinos Jorge Macchi, Matilde Marín, Mariana Tellería y Agustina Woodgate y la uruguaya Paola Monzillo son algunos de los participantes en Bienalsur que también incorpora obra de artistas fallecidas como la argentina Graciela Sacco y la cubana Belkis Ayón. Además de las actividades en sede tradicionales, se incluye proyectos especiales como Sede Virtual, Sede Audiovisual, Nodo Verde, Museo Digital a cielo abierto y Programas Públicos.
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