La pandemia, que aún estamos atravesando, puede interpretarse como un momento bisagra en relación a la lectura que hacemos de la tecnología. Hemos visto que se convirtió en una aliada para realizar el teletrabajo, mantener nuestras relaciones sociales y hasta para hacer terapia virtual. Potenció el eCommerce y fue una oportunidad para desarrollar soluciones biotecnológicas en mucho menor tiempo que en cualquier otro momento histórico. Los desarrollos de vacunas para el COVID-19 en tiempo récord son un claro ejemplo de cómo la tecnología contribuyó a optimizar avances que hoy se consideran esenciales para salir de este momento.
La pandemia también se presenta como un momento oportuno para reflexionar sobre el rumbo que está tomando la humanidad: ¿qué rol cumplirá la tecnología de aquí en adelante en la sociedad? ¿Cuáles son su beneficios a futuro y cuáles son las llamas de alerta que hay que tener en cuenta? ¿Aprenderemos, tras esta pandemia, a poner el foco en algunos temas que parecían olvidados o todo seguirá igual? Estos son algunos de los temas que aborda Joan Cwaik, conferencista y divulgador en tecnologías emergentes y sociedad, en su libro El dilema humano, editado por Galerna.
Se trata de una obra que analiza los efectos del cruce entre la tecnología y la humanidad que implican el surgimiento de una nueva forma de ser humano en el trabajo, la educación, en relación a las fuentes de información, el entretenimiento y los vínculos en un mundo cada vez más techie.
En diálogo con Infobae Cultura, Cwaik, analizó el capitalismo cripto, la disputa del poder en el siglo XXI y las vivencias que se dan tanto en el espacio digital y en otros entornos.
-El título del libro habla del “Dilema humano”. ¿Cuál es el gran dilema humano que vive el ser humano actualmente?
-El gran dilema está en torno a cuál es la nueva forma de la humanidad que estamos encarando. ¿Nosotros como seres humanos nos estaremos quedando fuera de los aspectos que nos hacen más humanos? La evolución tecnológica presente en nuestra vida cambió todo, ahora bien, ¿cuál es el límite sobre esto? ¿Estamos excluyéndonos como seres humanos? La humanidad avanzó avalada por crisis que marcaron quiebres. La tecnología es un eslabón que pone un quiebre más, porque pone a la humanidad en un cambio de paradigma total. ¿Qué le queda de humanidad a la humanidad? ¿Qué tipo de humanidad queremos ser? Este gran dilema, acompañando de todas estas preguntas, se manifiesta en torno a diferentes debates que debemos hacer para seguir progresando y desarrollo en este nuevo libro.
-¿Qué aspecto de la tecnología actual y que se viene desarrollando encontrás más prometedor y a la vez te parece que plantea mayor cantidad de desafíos?
-La tecnología, particularmente en este inicio de década acompañada de la pandemia nos trajo avances tecno-científicos impresionantes que generaron muchísimo bienestar al mundo. Lo que no se sabía con exactitud era que iba a generar una cantidad de cambios en estructuras más profundas. Los cambios que se van a venir por ejemplo en el área de salud, la energía, la educación y las finanzas son claros ejemplos. En un montón de áreas van a haber avances y tenemos que pensarlos en profundidad. Estos cambios favorecen una grieta entre aquellos que logran abrazar el futuro y aquellos que los logran entender. Creo que el gran desafío que tenemos que empezar a pensar es cómo estos desarrollos tecnológicos nos impactan sobre nosotros mismos: los humanos. Pensar más allá del ruido y focalizarnos en el largo plazo.
-Citás un concepto de Steve Jobs: “Vivimos en un punto puntillista, no lineal”. ¿A qué hace alusión esta idea?
-Pequeños logros, objetivos, conocimientos, o puntos, se van conectando en algún lugar a lo largo de nuestra vida. Quizás, la misión más difícil que tenemos es encontrar la forma de conectar esos puntos, que se refieren también a múltiples componentes de nuestra compleja humanidad. El mundo hoy en día favorece y promueve mucho más el puntillismo que la linealidad. La cultura de la gratificación instantánea, la ansiedad, la adicción a la velocidad y el pensamiento a corto plazo son claros ejemplos de esto. Si le preguntamos a nuestros papás o abuelos qué buscaban cuando eran adolescentes seguramente nos enfaticen en el planeamiento, seguridad, el ahorro y que la gratificación se obtenía a largo plazo y con mucho esfuerzo. Hay un cambio brutal. Porque en nuestra sociedad actual parece que nada es a largo plazo, el placer es ya.
-¿Qué aprendizaje nos deja, en términos de innovación y tecnología, esta pandemia?
-La pandemia fue un enorme catalizador de la innovación y la tecnología. Aceleró diversos procesos que ya sucedían en este campo. La pandemia nos dejó como una de las principales enseñanzas el pensar cómo digitalizar los elementos que nos rodean en nuestra vida. Vemos estos ejemplos claramente en avances como la telemedicina, la evaluación de pacientes a distancia, el uso de ciencias de datos para proyectar las cifras vinculadas a la pandemia entre otras. Entiendo que el hackathon global que estamos atravesando para combatir la pandemia del coronavirus revolucionó el mundo y la forma de liderar los cambios abruptos que estamos viviendo. Los anticuerpos (no biológicos) que tendremos producto de todo esto, de haber pasado este escenario, nos darán enseñanzas de adaptabilidad y flexibilidad tecnológica que otras generaciones no tendrán.
-¿Qué es el “poder multiplex” del Siglo XXI?
-Estamos acostumbrados a que las salas de cine que conocemos sean en formato “múltiplex”. Es decir, múltiples salas con múltiples pantallas y por ende múltiples películas para ver a gusto y parecer del consumidor. El poder en el siglo XXI tiene mucho de multiplex. Por una parte, el creciente poder que han ido adquiriendo (algunos) individuos, y cuya tendencia se profundizará muy probablemente en el futuro. Pero, por otro lado, existen otros actores que complementan la tríada del poder: los Estados junto con las instituciones internacionales que conforman, y las empresas. En el siglo XXI, estos actores conviven y disputan poder, a pesar de tener características diferentes. ¿Cómo lograrán convivir estos tres actores en el futuro? ¿Ganará alguno la pulseada por el poder o debemos acostumbrarnos cada vez más a este mundo múltiplex?
-Hiperconsumismo e individualismo parecen ser algunas características salientes de estos tiempos. O quizás de todos los tiempos. ¿Será algo propio del individuo? es decir, “humano, demasiado humano”, como diría Nietzche
- Humano, demasiado humano fue escrito en 1878, y principalmente revela que el padecimiento del hombre solo cambia de contexto y se sirve de los nuevos medios a su merced. Los conceptos de individualismo e hiperconsumo están estrictamente vinculados a esto y son extrapolables al presente que estamos viviendo. Al hiperconsumo no le basta el bienestar material. Hoy necesitamos confort psíquico, armonía interna, desarrollo personal y más fitness, comida macrobiótica, orgánica etc. Una actitud rebelde de hoy en día sería decir “con lo que tengo, me conformo”. Creo que, para resolver grandes problemas ya no se puede trabajar más individualmente. Se cierra un ciclo de individualismo.
-La desigualdad de acceso a bienes y recursos es un tema que afecta a la sociedad mundial. ¿Podrá la tecnología resolver este problema? ¿Alcanza con eso o se necesita una decisión política, y de los grupos de poder?
-No, sin embargo, la ciencia y la tecnología pueden utilizarse como herramientas para restablecer el equilibrio. Algunos dicen hasta que tenderá a empeorarlo, a menos que exista la voluntad política para contrarrestar esa tendencia. Para reducir la desigualdad, algunas de las ganancias de los propietarios de la tecnología deben beneficiar de alguna manera al gran número de personas que no poseen la tecnología. Hay diferentes formas de hacer esto, pero requiere gobiernos que quieran hacerlo y lo promuevan.
-Mencionás el “capitalismo cripto”. En principio sólo me hace pensar que estamos reemplazando una unidad de intercambio, como es el dinero que conocemos hasta ahora, por criptodivisas: ¿eso debería implicar algún impacto particular en lo referente al modo en el cual funciona el capitalismo?
-Si algo demuestra el auge y los picos que han tenido las criptomonedas en la última década es que el ser humano tiene cada vez más capacidad de generar riqueza por sí mismo, y esto impacta directamente en cómo entendemos y cómo funciona el capitalismo. Y no es solo eso: esa capacidad de generar riqueza ya no se da mediante la fuerza física y su habilidad transformadora del medio ambiente, sino desde su cerebro. La verdadera transformación de la realidad en el siglo XXI está en el cerebro humano, y eso nos empodera como nunca antes en la historia. Pero todo gran cambio, por más prometedor que parezca, viene con enormes costos asociados. O al menos costos potenciales. La creciente desigualdad está redundando en seres humanos más enojados con su entorno, y más desconfiados de las instituciones tradicionales, lo que los lleva a intentar refugiarse en nuevas formas de generar, administrar, y compartir riqueza.
SEGUIR LEYENDO: