Andrea Giunta y una mirada fotográfica y feminista, que se presenta en Francia

La investigadora e historiadora del arte argentina dialogó con Infobae Cultura sobre la muestra “Desde que tuvo que repensarse todo”, que se exhibe en el prestigioso festival de Arlés, como también sobre los desafíos de exponer y pensar arte en la época de la virtualidad

Guardar
"Desde que tuvo que repensarse
"Desde que tuvo que repensarse todo”, que se exhibe en el prestigioso festival de Arlés

La asociación de Arlés, la sureña ciudad francesa, con el arte es innegable gracias al legado pictórico de Van Gogh, quien realizó allí algunas de sus obras más famosas. Allí, entre la belleza arquitectónica, atravesada por el imperio romano y el medioevo, se desarrolla desde el domingo el prestigioso festival internacional de fotografía Les Rencontres de la Photographie 2021, del que participa la muestra colectiva Desde que tuvo que repensarse todo: el poder del arte en una época de aislamiento, curada por Andrea Giunta y que se presentó en la Galería Rolf durante el 2020.

La exposición, compuesta por artistas y fotógrafos argentinos y latinoamericanos, se vio atravesada por la aparición de la pandemia, por lo que se presentó de manera online y luego pudo ser vista en sala, una vez que las restricciones sanitarias lo permitieron, ya para septiembre. En la ciudad porteña, se llamó Pensar todo de nuevo y se dividió en dos capítulos: Políticas del cuerpo y Formas que administran el cuerpo, mientras que en la actualidad puede recorrerse hasta fines de septiembre, en la sede principal del festival: la Fundación Van Gogh.

Fundación Van Gogh (Getty Images)
Fundación Van Gogh (Getty Images)

“Pensar todo de nuevo es una exposición que incluye 19 fotógrafas, 5 fotógrafos y un colectivo feminista. Sin ser excluyente, es una exposición centrada en fotógrafas latinoamericanas que permite cubrir expectativas que el festival ya no puede ignorar. Creo, en ese sentido, que desde la nueva dirección del Festival se busca dar respuesta con acciones efectivas a la falta de representación de las fotógrafas. Esta exposición lleva al festival la obra experimental y de investigación poética de fotógrafas latinoamericanas, junto a fotógrafos, desde una perspectiva absolutamente involucrada con el estado actual del mundo. Creo que se trata de simultaneidades y coincidencias que se activan en el estado actual del mundo”, explica Giunta a Infobae Cultura, en un intercambio de mails.

Y agrega: “En la exposición de Arles coinciden los dos formatos, tanto digital como físico, que se presentaron en Buenos Aires. La exposición representa muchas cosas importantes. Por un lado la afirmación de romper con el localismo que señala las agendas de los museos internacionales condicionado por las dificultades para trasladar obras que existen en este momento. Florencia Giordana Braun, directora de Rolf Gallery, que fue la que llevó adelante el proyecto de itinerancia de la exposición que curé, hizo un esfuerzo increíble para llevar la exposición”.

En ese sentido, la historiadora del arte e investigadora explica que la exposición coloca “una importante representación latinoamericana planteada desde una perspectiva feminista, de género, que provee a la exposición de una respuesta ante la carta que circuló en 2018 en protesta por la disparidad de género en el festival de fotografía de Arlés. La carta fue firmada por curadores, artistas, directores de museos, y señalaba la escasa presencia de artistas mujeres. ‘Es tiempo de acciones reales’, decía la carta, ‘y tal acción es simplemente exhibir mujeres artistas. Las mujeres no quieren ser excepciones, quieren justicia, representación igualitaria, incluso en festivales internacionales como Rencontres d’Arles’. En tanto el director del festival declaraba que la representación se incrementaría gradualmente, las firmantes señalaban que las mujeres no tenían más tiempo para seguir esperando. Firmé esa carta”.

Tres obras de Graciela Sacco
Tres obras de Graciela Sacco

- Originalmente se llamaba “Pensar todo de nuevo” y ahora “Desde que tuvo que repensarse todo: el poder del arte en una época de aislamiento”, ¿a qué se debe esta mirada que ingresa más en la cuestión de los tiempos que estamos viviendo?, ¿cómo se resignificó la muestra?

- La traducción literaliza, es cierto, algo que estaba y que no estaba en la agenda inicial de la exposición, que comenzó en 2019, con el primer proyecto. Pienso que el museo reformula en función de sus propios públicos. Pero la exposición no se resignificó desde mi perspectiva que, obviamente no es la misma que la de la institución que la presenta. Desde mi perspectiva es una exposición feminista en el sentido amplio del pensamiento que se elabora desde distintas agendas del feminismo (política, económica, en relación con el medio ambiente, desde perspectivas interseccionales, vinculadas con el posthumanismo, con el diálogo entre especies, entre muchas otras). Un feminismo que antes de la pandemia abordó intensamente el estado del mundo. Por eso fue, en verdad, una coincidencia, si se quiere trágica, presenciar cómo las agendas del feminismo en relación con la crisis del planeta, con las lógicas del productivismo, del extractivismo, con la extenuación del planeta anunciaron lo que luego vivimos con la pandemia y el aislamiento. Una no deseada confirmación desde un presente que, según muchos análisis, ha llegado para quedarse. El título era, antes del cierre, el mismo, Pensar todo de nuevo. Por eso Florencia Giordana, me dijo cuando comenzó el aislamiento, mientras ella había quedado varada en Brasil, “ahora, más que nunca, tenemos que hacer esta exposición”. Ese contexto persiste en el título reformulado por la Fundación Van Gogh de Arlés.

-En ese sentido, ¿cuál es la mirada desde el feminismo y cómo se articula con otros temas, como los problemas de devastación del planeta?

- El feminismo alertó y abordó un área de estudios relativa a los problemas de la devastación del planeta. Pensó sobre economías de coexistencia entre lo humano y la naturaleza. Revisó, por ejemplo, la relación entre las mujeres campesinas y la tierra, cómo ellas proponen una relación con la tierra de coexistencia, para alimentar a la familia. Y también llevan adelante un activismo de oposición a las nuevas formas de extractivismo, como el fracking. Por ejemplo, las mujeres mapuche en Vaca Muerta.

"Intempestivas", de María Teresa Hincapié
"Intempestivas", de María Teresa Hincapié & José Alejandro Restrepo

- ¿En qué otros aspectos ingresa la muestra?

- La exposición explora aspectos relativos a la relación con lo animal (Nicola Constantino, Elba Bairon), a la naturaleza (Florencia Levy, María Teresa Hincapié), la relación entre naturaleza y política (Liliana Maresca) al cuestionamiento de los signos patriarcales en el espacio público (Marta Minujin), la violencia iconoclasta de distintos signos (Celeste Rojas Mujica, Santiago Porter). También explora las formas de conocimiento que se generan desde el cuerpo, desde el cuerpo en la escena pública, como lo interrogaba Graciela Sacco con sus grandes bocas pegadas en las calles –un activismo urbano que retoma el colectivo feminista Nosotras Proponemos--, hasta las exploraciones privadas o íntimas de Joiri Minaya, María José Arjona o Silvia Rivas. Incluye la mirada introspectiva sobre el cuerpo, contraria a la externa focal, centrada, patriarcal, que dominó en la representación del cuerpo de las mujeres (Maresca, Dalila Puzzovio, Ananké Asseff, Milagros de la Torre). La exposición se involucra con la teoría de los afectos, que profundamente abordó el feminismo, que podemos abordar desde la serie de mujeres presas, maternidades y soledades, de Adriana Lestido, o el video performance de Asseff, sola, entre multitudes que circulan a su alrededor sin verla; las fotografías de Juan Travnik sobre afectividades adolescente; o los interrogantes sobre afectividades y sexualidad en la obra de Vivian Galban o sobre cuerpo y maternidad en Costantino. En la exposición son centrales las cuestiones vinculadas a la memoria, sobre todo a la memoria de la historia de la presencia africana en America latina, que es una memoria de la esclavitud que investiga Aline Motta, o la historia de los pobladores originarios, que aborda Cristina Piffer a partir de archivos fotográficos de comienzos del siglo XX; o memorias de la propia historia de la fotografía, abordada por Marcos Lopez en sus retratos coloreados de Elba Bairon). En su conjunto, estas obras, que fueron realizadas en su totalidad antes de la pandemia, se reactivaron con la misma. Una agenda de exploraciones sobre los espacios íntimos y los públicos, sobre el cuerpo, los afectos, los cuidados, que hicieron que estas obras, en este complejo presente, adquiriesen sentidos urgentes.

Liliana Maresca, Liliana Maresca con
Liliana Maresca, Liliana Maresca con su obra. Sin título, 1983 Photo-performance (Marcos López)

La experiencia Rolf-Arlés, pandemia de por medio, es también una oportunidad para dialogar sobre los desafíos de exponer en estos tiempo, como de la reconstrucción de la mirada en épocas de virtualidad.

- ¿Cuáles fueron los desafíos para construir una muestra que atraviese el Atlántico en épocas donde los muesos miran más hacia sus propios acervos y los festivales, en general, se desarrollan a través de los clicks?

- En un contexto en el que los intercambios globales que dominaban el mundo del arte, con grandes exhibiciones con complejos movimientos de obras, seguros, curriers, estructuras con aeropuertos casi cerrados y crisis económica resultan inviables, la presencia internacional de una exposición pensada para el espacio físico y para la red, en y desde Buenos Aires, no solo es un hecho destacable, sino que puede analizarse en el contexto de los nuevos modelos de exhibición, con estrategias específicas elaboradas en tiempos de aislamiento y pandemia.

Cuando la parálisis predomina, cuando grandes exhibiciones internacionales han sido canceladas, con bienales pospuestas (pienso en Venecia o San Pablo), una exposición que se reformuló incluso en relación con dispositivos pequeños como el celular, representa un laboratorio sobre los formatos posibles de las exhibiciones en tiempo presente. La pregunta que intento abordar quizás va un poco más allá. Si como puede leerse en artículos científicos las pandemias marcaran la vida futura, ¿qué hacemos con las bienales, museos, encuentros internacionales como el de Arlés que en tiempos de pandemia están regulados en su aforo o cerrados? La pregunta podría incluso reformularla: si estamos en un tiempo en el que los antiprogresismos (alt rights, nuevas derechas) avanzan, ¿una exhibición de artistas latinoamericanos en Francia, cuyas hipótesis provienen de los feminismos (en plural) podría representar un signo de interrupción, una distancia crítica respecto de ese otro pensamiento que avanza? Y aún más: las obras que se exponen, sus poéticas, lo que nos proponen pensar, ¿representan intervenciones contrarias al sentido de tales discursos?

Obras como las de Aline Motta, con una reflexión hasta hace poco tiempo obturada, como la existencia del racismo en Brasil o el abordaje de una larga historia (la más larga) de la esclavitud, ¿representan una propuesta oposicional, crítica o compensatoria de discursos discriminatorios que vemos avanzar sin control en las redes? ¿Podemos trabajar desde las redes y con el acceso condicionado al espacio de exhibición para pensar el arte como laboratorio de respuestas o formas de pensamiento contrario al odio que se difunde en sitios y blogs que eficazmente cruzan las fronteras?

Hemos visto durante este año de pandemia que los grandes escenarios del arte se han desdibujado. Aún cuando abran, los museos están vacíos, un público escaso recorre las salas manteniendo distancias sanitarias. En tanto las redes explotan. ¿Qué puede hacerse en ellas para situar los sentidos críticos, reparadores, poéticos, formales, del arte? Los conceptos y los afectos se formulan en el arte de una manera no convencional. Producir la proximidad a tales enigmas es quizás el mayor desafío que el arte tiene para conservar su contacto con los públicos que por el momento serán predominantemente digitales. La educación es el gran campo en el que el arte puede expandir su relación con la sociedad. Y en tal sentido la pandemia habilitó soportes nuevos que comienzan a explorarse.

Aline Motta
Aline Motta

-¿Cómo fue pensar esta muestra que nació física, se hizo digital y tuvo finalmente su presentación en Rolf?, ¿qué diferencias se presentan en Arles?

- En Rolf se inauguró online y luego en el espacio, en Arles la exposición va a adaptarse a los protocolos que hoy regulan las exposiciones. Por ejemplo: algunos videos no van a estar en sala sino con un código QR a fin de que el público no se detenga 10 o 15 minutos para verlo en un mismo espacio de la sala, sino que circule. Nada es igual, lo sabemos, a las experiencias que teníamos en un museo antes de marzo de 2020. Pero ¿eso significa que tenemos que poner el arte en cuarentena? o ¿puede este ser un desafío para pensar, por ejemplo, desde el salto digital y tecnológico? Si el arte tiene algún poder de intervención o de transformación, paralizarlo involucra una renuncia poco comprensible. Al revés de lo que hicieron el MoMA o el Metropolitan Museum, que en marzo de 2020, con el cierre de los museos, cancelaron los contratos de un alto porcentaje de empleados, sobre todo de las áreas educativas, el arte tiene o puede tener un papel fundamental en ese momento, sobre todo a través de la educación. Y para mí el foco estuvo en eso también en la Bienal 12 del Mercosur que curé al mismo tiempo que Pensar todo de nuevo. Pensamos estrategias en función del tiempo de lectura que podía intercalarse entre otras actividades, un fragmento de tiempo en el que textos e imágenes podían capturar tu atención porque eran claros, porque eran breves, despertaban interés y aprendías algo. Para mi el potencial de esta experiencia radica en cómo podés interesar al lector desde estrategias bien lejanas a las que invaden las redes con chismes, amarillismos y agravios. Seguramente el público no sea tan masivo ya que es sabido que el morbo redunda en masividad. Nosotros elegimos expandir el público desde el conocimiento. Y creo que tenemos ahí un campo de acción extraordinario.

- ¿Qué enseñanzas deja esta experiencia sobre cómo transmitir arte en las pantallas?

- Pensé muchas cosas a partir de esta experiencia. Por un lado, la relación entre la mano o el dedo desplazándose hacia abajo (scrolling down) en la pantalla del celular para seguir el texto o abrir fotografías y films y el ojo, la vista, la mirada. Extrapolando podría pensarse en la relación entre la mano y los ojos a través del celular como dispositivo digital de mayor acceso en este momento. Por otro lado, me interesa mucho el campo extenso que se inaugura para explorar las potencialidades del universo digital en relación con el arte. Como explica extraordinariamente Donna Haraway, en una forma se condensan conceptos, estructuras. En un sentido paralelo, una obra de arte es el punto de partida, el estallido que te permite acceder a campos de conocimiento diversos. Mi interés en este momento radica en poner en relación arte y curriculas educativas.

SEGUIR LEYENDO

Guardar