Hace cinco años, cuando estrenó Make Happy, un especial de stand up grabado en vivo, el comediante estadounidense Bo Burnham sufría ataques de pánico recurrentes y decidió retirarse un tiempo para recuperarse. “¿Y saben qué? Lo logré. Me recuperé. Me sentía tan bien que en enero de 2020 pensé: ‘Debería volver a presentarme. Me he estado escondiendo del mundo, necesito volver’. Y entones no saben lo que pasó”, contó en Inside, su nuevo especial, que creó, escribió, grabó, editó, musicalizó, dirigió e interpretó solo, en el único ambiente de la casa de huéspedes junto a su propiedad en Los Angeles, durante el año de la pandemia.
Las risas grabadas que siguen a “Y entonces no saben lo que pasó” marcan el tono de los 87 minutos de la película. La primera reacción es reírse; al instante, un escalofrío acompaña el sentimiento de lo siniestro.
Todo el mundo, literalmente, ha estado en la misma: la irrupción del COVID-19 puso cabeza abajo las vidas de todos, y aun aquellos que no murieron por el virus, no perdieron seres queridos, no perdieron la salud o los empleos, no tuvieron que exponerse a situaciones de riesgo por ser trabajadores esenciales, etcétera, sufrieron, sin embargo, el confinamiento, las cuarentenas, las restricciones, la ansiedad. Se quedaron adentro —que es precisamente lo que significa Inside— de sus casas y, sobre todo, de sus cabezas.
“Espero que este especial pueda hacer por ustedes lo que ha hecho por mí en los últimos meses”, le deseó Burnham a su público. “Que es distraerme para que no desee pegarme un tiro en la sien”.
El comediante es, por su edad (30 años) y su origen (fue una estrella instantánea de YouTube en 2006, con “My Whole Family...”, una canción humorística sobre por qué su familia creía que él era gay), la persona perfecta para hacer una crítica cultural a la red en la red. Allí nació, allí creció, allí brilló y allí se intoxicó cuando la vida real se hizo imposible y los circuitos mentales se saturaron y se fundieron de tanta mensajería, tanta foto de partes íntimas, tanto zoompleaños, tanto live y reel y like.
El apagón mental ocupa el lugar de la madriguera del conejo por la que Alicia accede al País de las Maravillas. Al comienzo de Inside, Burnham debe agacharse para pasar por la puerta (mide casi dos metros) y, como el personaje de Lewis Carroll al caer en el hueco, se embarca en su aventura: examinar la relación de las personas con internet y las redes sociales. Al cabo de días con la misma ropa y meses sin cortarse el pelo o la barba, todo da la impresión de ser un naufragio.
“¿Podría interesarte en todo, todo el tiempo? / Un poquito de todo, todo el tiempo. // La apatía es una tragedia y aburrirse es un delito”, dice “Welcome to the Internet”, la canción que sintetiza la materia del especial. En una cita de Cabaret, la película de Bob Fosse, Burnham es el maestro de ceremonias que da a sus espectadores la bienvenida al show desquiciado del que están hechas sus vidas:
Mira cómo le cortan la cabeza a un hombre. Indígnate. Habla con un psicólogo.
Muéstranos fotos de tus hijos. Cuéntanos hasta el último de tus pensamientos.
Echa a rodar un rumor. Cómprate una escoba. Mándale una amenaza de muerte a un viejo.
O mándale un DM a una niña y acósala. Haz un Zoom. Descúbrete un tumor en...
Acá tienes una receta para un desayuno saludable
Y lo que puede resultar de esa mezcolanza:
Obama envió a los inmigrantes para que vacunasen a tus niños
Inside es un autorretrato pero también es un espejo puesto frente al amable público para que mire cómo luce luego de un año enloquecedor, o acaso mientras todavía atraviesa el enésimo confinamiento porque su país no cuenta con suficientes vacunas, o acaso mientras teme que las variantes del SARS-CoV-2 (las que podrían seguir a la de Gran Bretaña, la de Sudáfrica, la de Brasil, la de la India) lo vuelvan al punto de partida.
Un autorretrato o un espejo con canciones, con arte visual, sin trama ni transiciones: es contenido, eso que circula en la red (pero presentado como en un escenario de teatro). En su completo control, o su completa soledad, Burnham produce y también consume: la vida en las plataformas consiste subir un video y luego hacer otro para comentarlo, al que le sigue otro comentando el del comentario, y así, en un loop.
En su completo control, o su completa soledad, Burnham produce y también consume: la vida en las plataformas consiste subir un video y luego hacer otro para comentarlo, al que le sigue otro comentando el del comentario, y así, en un loop.
Comedia musical pubescente
Bo Burnham, nacido Robert, creció en Hamilton, una zona rural de Massachusetts que por la proximidad de Boston se fue transformando en un suburbio. En su habitación de adolescente subió “My Whole Family...” a una plataforma de videos que apenas tenía un año y aún no había sido comprada por Google. Su segunda canción, sobre su enamoramiento de una mujer de 83 años, que moría poco antes del final, volvió a tener enorme éxito y a partir de allí se dedicó casi seriamente al género que bautizó “comedia musical pubescente”.
Un año más tarde tenía un contrato con Comedy Central, aunque todavía necesitaba representantes adultos para que lo firmasen por él.
Grabó su primer especial para la plataforma a los 18 años y en 2008 lanzó su primer EP, Bo Fo Sho, que le abrió el camino a más especiales, más álbumes, giras de stand-up. Antes de suspender sus actividades en 2016, tras el estreno de Make Happy, había hecho Words, Words, Words en 2010 y what. en 2013. Ese mismo año publicó Egghead, una miscelánea de poesía, ensayos breves e ilustraciones.
Mientras esperaba que disminuyera la angustia que le causaban los escenarios, dirigió la película Eight Grade, que protagonizó Elsie Fisher; actuó en Hermosa venganza, de Emerald Fennell, que recibió el Oscar 2021 al mejor guión original; dirigió los especiales de otros creadores, Jerrod Carmichael y Chris Rock.
Burnham colaboró con un fenómeno creciente en la última década, el especial de stand-up en el que se han destacado —entre muchos otros— Dave Chappelle, Sarah Silverman, Kevin Hart, Leslie Jones, Donald Glover, Hanna Gadsby, Ricky Gervais y John Mulaney. Pero fue el único que llegó tan alto sin salir de una carrera actoral tradicional sino, meramente, de su dormitorio de adolescente.
Y a ese pasado alude en Inside, por ejemplo en “Problematic”, que recuerda sus comienzos con bromas homofóbicas, misóginas y racistas de adolescente que creció en una pequeña localidad de Massachusetts donde el 91,4% de la población es blanca: “Iba a a iglesia los domingos con saco y corbata, luego pasaba mi tiempo libre mirando Family Guy”, cantó. “Padre, por favor perdóname, porque no supe lo que hacía ni que lo lamentaría en el futuro. Los tiempos están cambiando”.
La primera mitad: 🥰 🌟 🤸♂️
Burnham aparece, como en sus inicios, solo en un espacio pequeño, pero esta vez es un adulto y el lugar queda en Los Angeles, donde la población blanca es un 52,1%, y la mitad de esos blancos son latinos. Bromeó sobre eso: “El mundo necesita orientación / de un tipo blanco como yo”. Y se lanzó a “sanar el mundo con comedia”, porque ¿qué otra cosa puede hacer alguien como él contra la opresión sistemática, el racismo, la desigualdad económica y todas las otras cosas malas? Sobre todo si quiere que le paguen por eso y seguir siendo el centro de la atención.
No obstante, la canción plantea también si alguien va a querer escuchar bromas en una época como esta, y si éticamente es posible hacerlas.
La primera mitad sigue en ese tono, reflexivo pero principalmente optimista, con FaceTime With My Mom, un segmento cuya imagen se vuelve vertical como la pantalla del teléfono para contar la videollamada que la mamá complica porque sostiene el dispositivo muy cerca de su cara o tapa la cámara con el pulgar. Y llega a su mejor momento con White Woman’s Instagram, una canción visualmente detallada (aquí la imagen se vuelve cuadrada) y tan cuidada que podría ser, precisamente, instagrameable.
Una ventana abierta.
Una novela. Una pareja tomada de la mano.
Un poema escrito en la arena.
Nieve recién caída sobre la tierra.
Un golden retriever en un círculo de flores.
¿Es el Paraíso?
¿O sólo es el Instagram de una mujer blanca?
Mientras suena la canción, Burnham produce las fotos: libros como base de tres plantas suculentas, un aguacate que sale de dentro de una camisa, un primer plano con flores sobre sus ojos, una imagen de su cara con un filtro de arco iris. “Una cita cualquiera de El señor de los anillos erróneamente atribuida a Martin Luther King”, canta y muestra que la taza que tiene en la mano dice: “Beyoncé es mi animal espiritual”.
La hilaridad sólo parece aumentar cuando se anuncia la presencia de Socko, un títere hecho de calcetín que les va a explicar a los niños cómo funciona el mundo. Entonces el simpático Socko dice: “¿No sabes que el mundo está hecho con sangre, y genocidio y explotación?” Y se queja de que los malditos ricos como Burnham insisten en ver todos los conflictos ideológicos desde su prisma miope.
La segunda mitad: 💩 🦠 😭
Las cosas no terminan bien para Socko, y de ahí en adelante Inside parece una versión descartada por extrema de Black Mirror. El pelo y la barba desordenados le dan un eco angustiante a comentarios como “mi actual salud mental está por tocar fondo” o “si pudiera eliminarme por un año, lo haría hoy”.
Cada vez más tenebroso, Inside avanza por algunos momentos notables como Sexting (un segmento en el que se proyecta como fondo un texto sobre el consentimiento), las dos canciones sobre Jeff Bezos o la que sin más repite “me siento como la mierda, como una bolsa de mierda, como un enorme bolso marinero lleno de mierda”. Entonces llegan las reflexiones centrales sobre la vida digital: “Welcome to the Internet” y “All Eyes on Me”, que es el pico emotivo del programa.
Así como tantas cosas debieron adaptarse durante la pandemia, incluida la despedida a los seres queridos que morían, Burnham adaptó el formato del especial de stand-up y creó algo “completamente nuevo e improbable, a la vez muy cinematográfico y claustrofóbicamente íntimo”, según lo elogió The New York Times. “Ilustra que no hay inspiración mayor que las limitaciones”.
La exposición del trauma psíquico, que es lo que les ha tocado a los más afortunados durante el COVID-19, hace que parezcan cándidas las advertencias con que Netflix abre la transmisión: “suicidio, lenguaje soez”. Al examinar la mente atribulada de Burnham, Inside mira en realidad dentro de la cabeza de todos, de cualquiera que haya atravesado o esté atravesando la crisis del coronavirus.
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