La última tentación del rock: historias musicales entre Satán y Cristo

Desde los ‘50, el género ha tomado direcciones antagónicas y cautivado públicos opuestos. De Larry Norman a Mayhem, los luminosos y oscuros caminos de la “música del Diablo”

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La última tentación del rock: historias musicales entre Satán y Cristo   (Getty)
La última tentación del rock: historias musicales entre Satán y Cristo (Getty)

I

La cristianización de los pueblos de la península escandinava fue un proceso lento que se desarrolló entre los siglos VIII y XIII. La religión nórdica, trágica, carente del concepto de revelación (una verdad secreta manifestada a los humanos por parte de las deidades) y cargada de una visión sombría del futuro, resultó ser un obstáculo para los misioneros que apenas lograron que esas creencias se sincretizaran con algunos pocos elementos cristianos. No sería hasta bien entrado el siglo IX que el rey Olaf I de Noruega se convertiría a la fe católica, no sin antes regar la nieve a su alrededor con la sangre de los que resistían esa nueva religión que pisoteaba a Odín y anulaba el poder del martillo de Thor.

Ante este verdadero Ragnarok (el Apocalipsis de los pueblos germánicos), la semilla de hiel brotará mil años después, y lo hará en direcciones inimaginables.

II

En agosto de 1953, un joven de Tupelo, Mississippi, entró a los estudios Sun Records para grabar un disco de dos canciones y regalárselo a su madre. El muchacho, Elvis Aaron Presley, se convertirá en el rey de un estilo hasta entonces mal visto entre los privilegiados blancos y muchas veces prohibido por la iglesia cristiana. Llamado originalmente por los representantes de Dios “música del Diablo”, el rock n’ roll se había originado en las comunidades evangélicas afroamericanas, que llamaban rocking a la acción de dejarse llevar por las sensaciones de éxtasis que despertaban los cantos gospel de sus iglesias. Pero rocking tenía también otra acepción: era la palabra con doble sentido para referirse al sexo.

De la pelvis de Elvis a The Beatles, clamando ser más famosos que Jesucristo, y de la revolución hippie de libertad y sexo al abuso de drogas y los asesinatos de Charles Manson, nada parecía más alejado del camino a Dios que lo que pasó a llamarse rock and roll.

Olaf I de Noruega, elegido rey en una pintura de Peter Nicolai Arbo
Olaf I de Noruega, elegido rey en una pintura de Peter Nicolai Arbo

III

La naturaleza es la base de todo lo que es real. No hay nada más allá de las causas y los efectos de los fenómenos que estudian las ciencias naturales. Esto es lo que sostiene el Naturalismo, que rechaza de cuajo la existencia de todo aquello considerado como sobrenatural. Y en esta categoría, según su visión, entran las religiones. El escritor francés Émile Zola, máximo exponente de esta doctrina, la definió como “una nueva forma de ver al hombre y estudiar su comportamiento”. El naturalismo también tuvo su impacto en las artes, sobre todo en la literatura, y es por eso por lo que escritores noruegos como Arne Garborg, Amalie Skram y el Premio Nobel Bjørnstjerne Bjørnson abogaron por una vuelta a las tradiciones de su país. Este último fue el autor del himno nacional, claramente una reivindicación del pasado vikingo de la nación:

Amamos a este país

Escabroso, combatido por el mar

Este país donde Olaf

Pintó con sangre la cruz

Paroxismo es el grado de mayor exaltación de un sentimiento, un estado de ánimo o una sensación. Hacia mediados de los ochenta, es justamente eso lo que hará con toda esa herencia nórdica un grupo de jóvenes fanáticos del heavy metal.

IV

Hacia fines de la década de 1960 y principios de la siguiente, la música rock no solo se había sacudido la etiqueta de “música del Diablo”, sino que también había iniciado el camino contrario de la mano de músicos que se sirvieron de él para dar un mensaje de positividad, luz y salvación por intermedio del conocimiento de Dios. Why should the Devil have all the good music? fue la canción más emblemática de Larry Norman, un músico de rock y country con pasado hippie pero posteriormente convertido al cristianismo que recibió varios premios a lo largo de su carrera. A pesar de haber sufrido el escarnio inicial de algunos sectores conservadores, Norman fue de alguna manera el responsable de iniciar lo que se llamó Rock Cristiano con su disco Upon this rock.

En nuestras tierras, mucho más acá en el tiempo, un caso algo similar es el de Juanse, de Ratones Paranoicos, que abandonó el espíritu original del rock and roll para abrazar la fe católica después de tener una visión epifánica en su casa.

Larry Norman canta "Why should the Devil Have All the Good Music?"

V

De la gran cantidad de bandas inglesas de heavy metal de principios de los ochenta, Venom fue una de las más radicales en términos estéticos y musicales. Su segundo disco, Black Metal, de 1982, no solo sentó las bases para el nacimiento de un heavy metal extremo, sino que también su nombre sirvió para bautizar al subgénero black metal, que se desarrolló principalmente en Noruega y Suecia. Este estilo, además, fue el medio fundamental con el que un grupo de bandas expresó el deseo de erradicar al cristianismo de sus tierras.

Noruega tiene un porcentaje alto de practicantes, aproximadamente un 84%, muy por encima del resto de las religiones. Claramente influenciados por las ideas naturalistas del siglo XIX, aquellos músicos apostaban a que el enardecimiento de la fuerza vikinga, la conexión ancestral con el bosque y los entornos geográficos, el odio, la guerra y las creencias paganas se retomaran como acervo cultural y se convirtieran en una forma de ir contra el moralismo y el maniqueísmo propuesto por la fe en Cristo.

Para lograrlo, conformaron el Inner Circle, una agrupación anticristiana y nacionalista que se autoproclamó satanista. La figura del ángel maldito del cristianismo era más un símbolo iconográfico (y antagónico al ideal divino) que un objeto a adorar en sí. Entre las bandas de la primera ola de black metal noruego estaban Darkthorne, Burzum y Emperor; sin embargo, Mayhem será la más comprometida con la causa anticristiana.

VI

Para finales de los años setenta, el rock cristiano ya era considerado un fenómeno cultural y social, sobre todo gracias al movimiento Sanctuary, una comunidad de rockeros feligreses. Procedentes, en su mayoría, del interior profundo de Estados Unidos, los grupos actuaban casi como ministerios destinados a la evangelización de la juventud. Con canciones rebosantes de fe y alabanzas a la Santísima Trinidad, incorporaron simbolismos y mensajes de adoración, búsquedas espirituales y cruzadas contra “el mal”. Como extraído de un Manual del Buen Cristiano, pregonaban un estilo de vida blanco, anglosajón y protestante, bien ajustado a los principios básicos del cristianismo más conservador. Para llevarlo a cabo, desarrollaron una red de logística pocas veces vistas en la historia de la música. Los pilares fueron la distribución, la producción y la difusión de esas bandas, vehículos al servicio de la palabra de Dios.

De esta manera, lo que antes era “música del Diablo”, “música prohibida” y “música de negros”, pasó a ser un instrumento esencial de cooptación. Como todo lo que es cristiano, debe evangelizar.

Mayhem
Mayhem

VII

La romantización de las raíces paganas y los cultos politeístas llevó a una exacerbación irrefrenable del espíritu nacional de los fanáticos del black metal, exacerbación que todavía expresan a través de una música oscura y brutal. Un ejemplo claro es la canción de Mayhem, Deathcrush. Las voces guturales o chillonas, las guitarras distorsionadas con afinaciones agudas y la mayor presencia de acordes menores, los golpes acelerados de batería y la baja calidad de las grabaciones imprimen un sentido de desolación y frialdad nunca vistos hasta ese momento en el rock. Para acentuarlo aún más, la técnica de corpse paint les daba a los músicos el aspecto de algo más que un cadáver.

En 1992, tomando como precepto aquella frase que dice que la iglesia que ilumina es la que arde, Varg Vikernes, bajista de Mayhem y único miembro de su proyecto Burzum, incendió las iglesias de Fantoft y Holmenkollen, lo que inició una anti-cruzada en la península escandinava. La guerra estaba declarada: entre ese año y 1998, varios fanáticos incendiaron más de cincuenta iglesias, además de vandalizar tumbas de cementerios. Esto producirá un quiebre en la escena black metalera de Noruega, llevando así su historia hacia un final anunciado. Pero antes restaba derramar lo que toda cruzada exige, es decir, una buena cantidad de sangre.

VIII

Con más de treinta años de trayectoria, Petra es una de las bandas de rock cristiano de mayor renombre en el mundo. Si bien fueron cambiando su estilo dentro de los parámetros conservadores del rock, a lo largo de los años mantuvieron como horizonte la prédica del Evangelio. Títulos como Get back to the Bible, He came, He saw, He conquered y Holly Ghost Power dan cuenta de su compromiso artístico con la religión cristiana. Petra llegó a grabar un disco enteramente en español, llamado directamente Cruzada, con canciones con títulos como Amo al señor, Rey de reyes, Te exaltamos...

La movida rockera de Cristo también llegó a América del Sur a principios de los años ochenta. Profecías, Antioquía y Pueblo de Dios fueron algunas de las bandas argentinas que pertenecieron al movimiento.

Petra toca "He came, he saw, he conquered"

IX

La quema de iglesias no fue lo único que llevó al black metal a las primeras planas de Noruega. Per Yngve Ohlin, aka Dead, el cantante de Mayhem, un sueco que sufría de depresión y que enterraba su ropa junto al cadáver de algún animal para impregnarla del olor de la muerte y vestirla en sus presentaciones en vivo, se suicidó de un escopetazo luego de que no fuera suficiente cortarse las muñecas y la garganta. Cuando el guitarrista Øystein Euronymous Aarseth encontró su cadáver, decidió tomar fotos (una de ellas ilustra el disco en vivo pirata The Dawn of the Black Hearts) y, según cuenta el mito, utilizó trozos del cráneo de Dead para hacer dijes y repartirlos entre los fans acérrimos. Esto le pareció una afrenta a Vikernes, el bajista y responsable del inicio de la quema de iglesias, por lo que decidió asesinar a Aarseth con veintitrés puñaladas, lo que lo llevó a pasar dieciséis años en la cárcel. También recibió una condena de catorce años el baterista de otra banda por asesinar a un homosexual que lo invitó a ir a un bosque cercano. Otro que también fue sentenciado a prisión, aunque menos tiempo, fue el cantante de la banda Gorgoroth. ¿El motivo? Darle una paliza y torturar a un hombre.

Como si tanta sangre hubiera sido reclamada por la tierra, esto significó el fin de ese sueño naturalista de la primera camada de jóvenes noruegos fanáticos de black metal. Pero el estilo continuó con vida y dio a luz una segunda ola que se extendió a otros países como Polonia, Alemania, Suecia, Finlandia y Bélgica. Incluso Mayhem se lavó las manchas de sangre y se reformuló. La banda aún continúa sus andanzas, con guitarristas y cantantes nuevos.

Dead y Euronymous

X

¿Podemos asegurar entonces que a través del rock hablaron tanto Dios como Satán? Según quien lo utilice, el rock tiene un significado diferente. Hoy el rock cristiano es una maquinaria que genera mucho dinero y está en gran parte subvencionado por agentes religiosos que ven como un horizonte (divino) la instauración del cristianismo entre los jóvenes. En cuanto al black metal, también se vio atravesado por el capitalismo. Actualmente es tomado en cuenta como un bien cultural y de interés común por parte del propio gobierno noruego, que explota las locaciones donde aquellas acciones delictivas tuvieron lugar y que ahora son atractivos turísticos afines al morbo de los fanáticos.

Pero hay otro escenario por momentos absurdo, uno que jamás podrían haberse imaginado los mayores exponentes de uno y otro extremo, uno que despertó controversias de todo tipo. Ese escenario distópico se hizo realidad a través del Unblack Metal, que con el estilo del demonio (brutal y distorsionado, oscuro y aterrador) promueve los mensajes de Dios.

Considerado más un movimiento ideológico que un subgénero musical, el unblack metal ataca las posturas satanistas a través de las líricas de sus canciones (el único elemento que lo distingue del black metal), que hablan de redenciones, conversiones y luchas de fe. Los fanáticos de los preceptos originales del black metal, dispuestos a derramar la sangre que todo purismo satánico reclama, llegaron al extremo de amenazar de muerte a las bandas relacionadas a este movimiento. En 1994, el grupo noruego Antestor recibió intimidaciones por parte de Euronymous, de Mayhem, aunque no las pudo llevar a cabo, como ya hemos visto, por resultar asesinado por su compañero Vikernes. También amenazaron al sello Nuclear Blast por ser el responsable de publicar el primer disco de Horde, grupo australiano de unblack metal.

Como fuera, parece ser que el unblack metal no despierta demasiada simpatía. A este movimiento los grupos cristianos le endilgan la imaginería pagana y las atmósferas oscuras del black metal, mientras que los satanistas le critican el uso de un modo de expresión parido a partir del odio visceral a todo lo que representa la cristiandad.

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