El gran músico y compositor argentino estaba en Puerto Rico cuando lo golpeó la noticia de la muerte de su padre, Vicente Piazzolla, a quien todos llamaban Nonino.
La gira en la cual estaba participando Astor Piazzolla en ese año 1959 incluía también a los bailarines Juan Carlos Copes y María Nieves. Las cosas no iban muy bien para la troupe de artistas en esa tournée por Centroamérica.
El fracaso de la gira, con los consecuentes trastornos económicos, conformaron el marco ya sombrío en el cual le llegó a Piazzolla la triste noticia del accidente de bicicleta en el cual su padre perdió la vida.
Triste y abrumado por la nostalgia, el músico cayó en la depresión.
En octubre de 1959, el mismo año de la muerte de su padre, y ya de regreso a Nueva York, donde estaba viviendo, Piazzolla compuso “Adiós Nonino”, en memoria de su padre. Se basó en una obra anterior, llamada simplemente Nonino, también en homenaje a su padre.
Daniel Piazzolla, hijo de Astor, contó años más tarde la historia de esta forma: “Papá nos pidió que lo dejáramos solo durante unas horas. Nos metimos en la cocina. Primero hubo un silencio absoluto. Al rato, oímos que tocaba el bandoneón. Era una melodía muy triste, terriblemente triste. Estaba componiendo ‘Adiós Nonino’”.
La pieza se convirtió pronto uno de sus temas más emblemáticos del compositor. El propio Astor lo vivía de ese modo: “Es el tema más lindo que escribí en mi vida... No sé si lo voy a mejorar, no creo”.
Adiós Nonino es un tango instrumental. Una lamentación y un homenaje al padre, pero también a la persona que más creyó en él. “El creía en mí. Pero creía en mí de una manera… como si yo hubiera sido genial. Y no era genial. El me hizo sentir que yo era importante…”, dice Astor Piazzolla en el video de Canal Encuentro que reconstruye la historia de su tango más famosos.
“Él siempre quería que yo tocara”, seguía diciendo. Y sin disimular la emoción, agregaba: “Yo sé que él sabe todo lo que está pasando conmigo. Él ha luchado tanto por mí. Creo que yo fui el hijo que él ha desado tener”.
Bandoneonista y compositor, Piazzolla rompió con el tango y a la vez lo relanzó. Le costó ser aceptado pero hoy sus temas ya son clásicos y su música es sinónimo de Buenos Aires.
A Vicente Piazzolla le gustaba la música de George Gershwin, el pianista y compositor estadounidense que combinó el jazz con la música clásica. “Nonino” le inculcó ese gusto musical a su hijo. Algunos especialistas dicen que en Adiós Nonino hay reminiscencias del estilo de Gershwin.
Entre otras cosas el tema homenaje al padre de Piazzolla fue el elegido por Máxima Zorreguieta para su boda. La argentina no pudo contener las lágrimas cuando los acordes de Adiós Nonino empezaron a sonar en Nieuwe Kerk, la catedral medieval de Ámsterdam.
El 11 de marzo pasado se cumplieron 100 años del nacimiento de Astor Pantaleón Piazzolla en Mar del Plata. Su familia se mudó a Nueva York cuando Astor tenía 4 años. Creció en Manhattan, y aprendió los rudimentos de la música y del acordeón de su padre, aficionado al tango y a Gardel y De Caro.
Su padre le regaló el primer bandoneón a los seis años y, como él mismo contaba más tarde, lo alentó a ser músico desde el comienzo.
La familia Piazzolla regresó a Mar del Plata a mediados de los años 30. A los 17, Astor se mudó a Buenos Aires. Más tarde a París donde completó estudios de música clásica sin jamás dejar el tango.
La música que Piazzolla nos legó es universal y porteña a la vez.
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