Instalado en París hace varios años y egresado de la Escuela de Bellas Artes de la ciudad francesa, el argentino Santiago Esses es desde hace unos meses el director técnico de Jeu de Paume, el prestigioso espacio de arte contemporáneo que acaba de reabrir sus puertas con una muestra del fotógrafo alemán Michael Schmidt: “La fotografía tuvo y siempre tendrá un espacio central. Es el medio más frontal, más directo, no miente. Es subjetiva y global a la vez”, dice.
Esses (1992), joven argentino radicado en París, está trabajando desde fines del año pasado en el Jeu de Paume, el mítico espacio dedicado a la fotografía y la imagen, ubicado en un lugar privilegiado de la capital francesa como es el Jardín de las Tullerías, a pocos metros de la célebre Place de la Concorde.
“El Jeu de Paume es un centro de arte focalizado en la fotografía y en la imagen en el sentido amplio de la palabra. Trabajamos tanto con artistas y colecciones consagradas como con artistas jóvenes y en algunas ocasiones producimos o financiamos las obras”, cuenta.
El edificio alargado en el que funciona este espacio artístico fue construido bajo el gobierno de Napoleón III como gimnasio para la práctica del juego de pelota -predecesor del tenis pero sin raqueta- que desde 1909 albergó exposiciones de arte contemporáneo cuyas colecciones pasaron luego a los museos de Luxemburgo y de Orsay.
“Cuando el deporte pasó de moda el espacio se transformó en el primer museo de Francia en ocupar un lugar que no le fuese dedicado. El modelo se repitió luego con el Musée d’Orsay, que ocupa una antigua estación de trenes, y hoy es una práctica habitual”, señala Esses.
Entre sus destinos estuvo el de almacenamiento y clasificación de las obras expoliadas a las familias judías durante la ocupación alemana, y luego de la guerra albergó el museo del impresionismo hasta 1986, pasando a ser un espacio para el arte contemporáneo en los 90, y convirtiéndose hacia 2004 en un lugar de referencia para la fotografía, el video, el cine y el arte contemporáneo en general.
En esta especificidad de la imagen como centro, el guion curatorial de una institución de estas características responde a las decisiones propias y el interés del público. “Es importante tener líneas directivas. Según los momentos y la personalidad de la institución las líneas pueden variar entre varios temas como la actualidad política, los límites de la práctica artística, la relación entre arte y sociedad o tantas otras cosas”, explica Esses.
A su vez destaca, que “es el trabajo de los diferentes interlocutores de evaluar la pertinencia de cada obra, de cada artista para crear una narrativa que pueda generar un eco en el público. Finalmente es un guion que se escribe mientras se actúa, pero no hay que perder la línea de horizonte”, afirma.
El centro de arte no tiene una colección permanente y produce exposiciones temporales de entre 3 y 4 meses que se pueden exportar a otras instituciones del mundo y el “interés es aportar un nuevo punto de vista a la fotografía”, explica.
El espacio estuvo cerrado como tantos otros por la emergencia sanitaria, lo que demoró aún más su reapertura, tras las refacciones edilicias que ya estaban en curso.
“Digitalizamos mucho contenido de sala y folletos, pero sobre todo tuvimos que crear una nueva proposición digital para reemplazar los cursos, debates y eventos en nuestro anfiteatro. Eran procesos que estaban en gestación, pero la crisis los aceleró. La ventaja es que hoy llegamos a un público mucho más amplio”, amplía Esses.
También explica que al montar las escenografías se debe tener en cuenta la circulación de las personas y los muebles de sala para evitar amontonamientos: “Son pequeños desafíos extras, pero en general diría que el acceso al mundo digital abre más puertas de las que cierra”.
El espacio volvió a abrir sus puertas este martes con una muestra retrospectiva dedicada al fotógrafo alemán Michael Schmidt (1945-2014), considerado como “uno de los pilares principales de la historia del arte alemán del siglo XX”, que retrató Berlín durante los años de la guerra fría y los momentos posteriores a la caída del muro.
“La muestra con la que reabrimos nuestras puertas al público es la primera exposición monográfica dedicada a Michael Schmidt en Francia. Schmidt fue un fotógrafo enorme, autodidacta y gran observador de su época. Su obra con referencias políticas y sociales es testigo de un momento bisagra en Europa, y las calidades formales marcaron una tendencia en la fotografía alemana y la escuela de Düsseldorf”, explica.
Durante el tiempo de trabajo puertas adentro, el Jeu de Paume consolidó las instalaciones y analizó cómo quería recibir al público. Por el momento cuenta con un renovado hall principal e instalaciones en las salas, y continúa con otros espacios como el café y los jardines. Sobre su trabajo, Esses destaca el orgullo que siente al colaborar en una institución de prestigio, y el placer de “trabajar con un equipo sólido en proyectos interesantes”.
El también artista, gusta de utilizar diferentes soportes para sus obras en las que se incluye fotografía, escultura, video, instalaciones sonoras e instalaciones “in situ”. “Creo que la ventaja más grande no es técnica sino el contenido -explica-. Estar en contacto con puntos de vistas y proposiciones diferentes y detalladas, te permite tener una mirada más completa sobre tu propio trabajo”.
Interesado en el “land art” y el “minimalismo” refiere que éstos fueron dos pilares de su formación. “Artistas como Sol Lewitt o Carl Andre me hicieron pensar la forma y el espacio de una manera diferente, y con el tiempo fui agregando nuevos elementos de lenguaje y mis gustos cambiaron. Hoy intento ser menos serio, divertirme un poco más. Me gustaría robarle algunas cosas a Peter Saul o Alex Da Corte”, dice.
¿La fotografía al fin tiene un espacio relevante entre los otros lenguajes artísticos? “Las fronteras son cada vez menos claras, los artistas contemporáneos son pluridisciplinarios. La fotografía sin embargo tuvo y siempre tendrá un espacio central. Es el medio más frontal, más directo, no miente. La fotografía incluso cuando es modificada documenta. Es subjetiva y global a la vez. La misma pregunta surge en diferentes campos y con diferentes técnicas”, sostiene.
“Hace diez años la gente se preguntaba si la pintura todavía tenía relevancia en el arte contemporáneo y hoy es la técnica más representada y más premiada. Lo más interesante al fin y al cabo es trascender la técnica para ver lo que el artista tiene para proponer”, acota.
Esses inició sus estudios formales en arte en la Universidad Nacional de las Artes en Buenos Aires y luego de un año decidió mudarse a Francia. Allí estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París, a la que ingresó después de dos años de preparación y donde solo un 2 por ciento de las personas que se presentan acceden a una vacante de 70 disponibles.
“La formación en Argentina fue interesante, me acercó a la materia, es una formación en el tiempo. Aquí me enseñaron a cuestionar mi práctica, a diversificarla y finalmente a desencarnarla para que el contenido no este disociado del trabajo. Creo que las instituciones en Argentina deberían acercarse más a los nuevos lenguajes y a prácticas más excéntricas”, reflexiona.
¿Cómo son las oportunidades para los artistas jóvenes en París? “Ser joven artista es difícil en todos lados. La ventaja de París es su gran propuesta de premios y becas privadas y públicas. Mis amigos artistas no pasan una semana sin candidatearse a un nuevo premio. No es lo ideal, pero te permite avanzar”.
En febrero de este año expuso en la galería “Julio Artist-Run Space’' junto a la fotógrafa Julie Joubert. La galería dirigida por las artistas argentinas Constanza Piaggio y María Ibáñez Lago, incorporó a su proyecto “Assemblage #” la muestra llamada Les âges de la mue, que estaba centrada en el imaginario de la infancia y la adolescencia y el paso a la edad adulta.
“Actualmente estoy redefiniendo mi manera de producir”, dice mientras expresa su deseo de mudar su taller a dos horas de la ciudad, a Normandía.
“Este último tiempo me interesa cada vez más el arte útil. Los artistas, arquitectos y diseñadores que conciben espacios y todos los objetos que contienen. Me empuja a inclinarme cada vez más hacia las obras-muebles, obras-objetos, obras a personalidades múltiples que afectan también nuestro cotidiano”, concluye.
Fuente: Télam
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