“Probablemente se van a enterar de todos modos, así que aquí va una pequeña aproximación preventiva a la verdad: no hay final feliz”: la voz en off de Anthony Bourdain abre así el trailer de Roadrunner, el documental que dirigió Morgan Neville y que se verá —antes de su estreno en salas el 16 de julio— en el Festival de Cine de Tribeca el 11 de junio. La película recorre la vida del chef intelectual y rockero que se suicidó en 2018, cuya memoria evocan también dos libros de 2021.
Uno ya salió: World Travel: An Irreverent Guide es un proyecto que Bourdain dejó inconcluso y que ahora publica su asistente, Laurie Woolever, quien lo completó con amigos, familiares y colegas del chef estrella. El libro (que saldrá a fin de junio en español con el título Comer, viajar, descubrir) sigue el esquema que Bourdain había pensado: “los lugares, las personas, la comida, los paseos, los mercados, los hoteles y más cosas que habían quedado en su memoria, sin ayuda de notas o videos, durante casi 20 años de viajar por el mundo al servicio de hacer televisión”.
El segundo está escrito por Woolever, y es una biografía: Bourdain: The Definitive Oral Biography. Saldrá en octubre de 2021 e incluye un centenar de entrevistas a Eric Ripert, José Andrés, Nigella Lawson, W. Kamau Bell; el hermano de Bourdain, Christopher, y la hija de 14 años, Ariane; también su madre, Gladys, quien murió en 2020.
“Cuenta la historia del hombre que parecía tener el mejor empleo y la mejor vida del mundo”, anticipó Woolever. “Las historias, los recuerdos y las reflexiones que recoge de su familia más cercana, sus amigos de infancia, sus compañeros de estudios, sus colegas de cocina, sus colaboradores en la televisión y los amigos que hizo a lo largo de su camino responderán las preguntas sobre quién era realmente, qué lo motivaba y cómo eligió vivir su vida fascinante”.
La película de Neville (20 Feet From Stardom, Best of Enemies, They’ll Love Me When I’m Dead y Won’t You Be My Neighbor?) cuenta eso mismo. A partir de los numerosos programas de Bourdain, las escenas nunca emitidas, varias películas caseras y el testimonio de quienes lo trataron, la película sigue las aventuras de Bourdain: tanto las del viaje como las de su vida privada.
“El programa casi nunca se trataba de la comida. Se trataba de Tony que aprendía cómo ser mejor persona”, dijo David Chang, fundador de la cadena Momofuku, en uno de los segmentos destacados en el trailer que CNN y HBO Max (productoras de la película de Focus) difundieron días antes del estreno en el Festival de Tribeca. También se lo escucha al propio Bourdain: “En un momento estoy de pie junto a una freidora y al siguiente estoy mirando el atardecer en el Sahara. ¿Qué estoy haciendo aquí?”.
El adelanto también reveló que la película de Neville indaga en la depresión que enfrentaba el chef en vísperas de su muerte. Comentan varios de sus conocidos: “La realidad nunca va a estar a la altura de lo exactamente nos imaginamos”; “Sé lo difícil que debe de haber sido para él procurar a alguien y decirle: ‘Ey, no me siento bien’”; “Siempre se apuraba por ir a otra parte aun si no se tiene un lugar adonde ir”.
Bourdain nació en la ciudad de Nueva York y se crió en un suburbio (Leonia, Nueva Jersey) con su madre, Gladys, quien fue ama de casa y luego correctora en The New York Times, y su padre Pierre, vendedor en una tienda de cámaras y luego ejecutivo de Columbia Records. En su casa había una cocina grande: “Él era curioso”, dijo su madre a CBS en 2007. “De chico venía a la cocina y decoraba las galletas de jengibre en Navidad. Siempre tuvo interés en los sabores y los olores agradables. Desde pequeño le gustó probar cosas nuevas”.
Su primera visita a Francia, cuando tenía 10 años, le hizo conocer las ostras y los caracoles. Fue a la universidad en Vassar para seguir a quien sería su primera esposa, Nancy Putkoski, con quien conoció todo tipo de drogas. Pero su vocación estaba en otra parte y abandonó en segundo año para comenzar de cero en el Instituto Culinario Estadounidense, donde se graduó en 1978.
Se mudó entonces con Putkoski y comenzó a trabajar en distintos restaurantes de Nueva York: Rainbow Room, W.P.A., Chuck Howard’s, Nikki and Kelly, Gianni’s, Supper Club. Excepto por el consumo habitual de narcóticos —tuvo momentos difíciles con la heroína y luego con el crack—, su vida doméstica era tranquila, con vacaciones cada tanto en el Caribe. En 1998 respondió a un aviso de empleo publicado en The New York Times y se convirtió en jefe de cocina de Brasserie Les Halles.
Estaba allí en 1999 cuando publicó —siempre le había gustado escribir, y también fue autor de ficción— Don’t Eat Before Reading This (No comas antes de leer esto), un ensayo en The New Yorker que tuvo tanto impacto que le ofrecieron que lo convirtiera en un libro. Así surgió Confesiones de un chef (Kitchen Confidential, que se mantuvo en la lista de bestsellers de los Estados Unidos durante 44 semanas y fue traducido a 22 idiomas. Mezcla de memorias con consejos (el más famoso: “Nunca comas pescado los lunes”) y revelaciones del lado oscuro de las cocinas de los restaurantes, el libro le cambió la vida.
En primer lugar, le dio fama internacional como un cocinero muy distinto de los que habitualmente se veían en los medios. “Todos los chefs de televisión son tan tiernos y adorables, quizá yo soy el antídoto o algo así”, dice en una presentación que recupera el documental de Neville. Pero sobre todo le abrió el camino audiovisual, donde se destacaría como un contador de historias sobre la comida desde un punto de vista cultural.
Sus programas son una suerte de versión, progresivamente más sofisticadas, antropológicas y políticas, del primero que hizo, A Cook’s Tour, que se mantuvo durante 35 episodios en 2002 y 2003 en la señal de cable Food Network. Dos años más tarde reapareció en Travel Channel con Anthony Bourdain: No Reservations, que duró siete años. En 2013 se incorporó en The Taste como juez, función que cumplió durante tres temporadas hasta que pasó a su mayor éxito: Anthony Bourdain: Parts Unknown, en CNN.
Allí pudo brillar no sólo como un amante de la cocina sino también de los viajes en su sentido menos turístico: una exploración curiosa de otros lugares, donde conocer a otras personas y aprender lo inesperado. “Viajar no es siempre gratis”, se lo escucha reflexionar al respecto en Roadrunner. “Te vas, aprendes; te quedan cicatrices, marcas; cambias en el proceso”. Su capacidad de conexión no solo se dio con las personas que encontró en sus travesías por el mundo sino también con los espectadores de su programa, que lo convirtió en una estrella: ganó 12 premios Emmy y uno Peabody.
Su placer por la aventura excedió los platos como el corazón de cobra, el ojo crudo de foca o el jabalí al estilo de una tribu de Namibia (”tenía arena, mierda y pelo en cada bocado”, comentó): también nadó con pirañas, se lanzó al agua desde un acantilado e hizo paracaidismo con imitadores de Elvis Presley.
Publicó más best sellers: A Cook’s Tour (Viajes de un chef), The Nasty Bits (Malos tragos) y Anthony Bourdain’s Les Halles Cookbook (La cocina de Les Halles), entre otros.
“Todavía quedaba mucho trauma sin procesar en el mundo de Bourdain”, dijo Neville aThe Hollywood Reporter sobre las entrevistas que realizó para Roadrunner. “La película, si cumple con su propósito, ayudará a que la gente acepte esa pérdida”. El estreno en el Festival de Tribeca le pareció muy adecuado: “Para alguien que era tan simbólico de Nueva York, es perfecto. Le encantaba la ciudad: su naturaleza políglota, 24/7; su energía, sus aspectos de confrontación. En mi cabeza, la ciudad y él son sinónimos”.
SEGUIR LEYENDO: