I
Durante la era victoriana, los pintores se dedicaban a pintar escenas aristocráticas, pero estaban los que preferían dar algo distinto, una búsqueda menos reproductora de lo que ya conocían, de lo que ya otros habían representado en el lienzo. Bajo esa óptica John Phillip formó el grupo La Pandilla junto a Richard Dadd, Augustus Egg, Alfred Elmore, William Powell Frith, Henry Nelson O’Neil y Edward Matthew Ward.
Fue definido como “el primer grupo de artistas británicos que se combinó para lograr una mayor fuerza y anunciar que la gran tradición retrospectiva de la Academia no era relevante para los requisitos del arte contemporáneo”. Se reunían con sus herramientas, alguien decía un tema y todos dibujaban y pintaban en torno a esa idea. Luego le pedían a alguien que no fuera pintor qué le parecían los cuadros. Así pasaban tardes y noches enteras.
Con el tiempo se autoproclamaron enemigos de la Hermandad Prerrafaelista. Si bien compartían la batalla contra el academicismo, La Pandilla sostenía que los prerrafaelistas eran “primitivistas” y vivían presos de una idealización estética intentando a recrear la experiencia primitiva. Y si bien Frith y O’Neil escribieron muchos textos en contra de los principios de la Hermandad Prerrafaelista, Egg se volvió un íntimo amigo de William Holman Hunt, que pertenecía al “bando enemigo”.
II
Nacido en 1817 en una familia pobre en Aberdeen, Escocia, Philip pudo empezar a pintar gracias a que Lord Panmure pagó para que fuera alumno de Thomas Musgrave Joy en Londres durante unos pocos meses de 1836, primero, y, tras demostrar condiciones, pagó su educación en la Royal Academy of Arts. Fue entonces cuando formó La Pandilla y se dedicó a viajar. Harto de ver siempre las mismas postales, creía que era necesario conocer otros países, otras costumbres, otros mundos.
Cuando llegó a España en 1851 quedó fascinado. Con el tiempo lo empezaron a llamar “El Español” Phillip porque se la pasaba pintando postales callejeras de España. Dos ejemplos: El escritor de cartas y La carrera temprana de Murillo. Aunque tal vez, sino la más conocida, la más acabada, es El mal de ojo. Allí retrata a una gitana española mirando enojada a un hombre con su libreta. Es el propio Philip. En un punto es un autorretrato.
Philip la observa detenidamente mientras la dibuja. Ella, al darse cuenta, no solo se incomoda, también se enoja. Cree que el escocés le está haciendo un mal de ojo. El mal de ojo es una creencia popular según la cual una persona tiene la capacidad de producir daño, desgracias, enfermedades e incluso llegar a provocar la muerte a otra persona solo con mirarla. Esta contraparte afectada se dice que “está ojeada” y necesita que le “curen la ojeadura”.
III
Patrick Allan Fraser escuchaba con mucha atención las anécdotas de Philip en España. Era su amigo y le interesaba, sí, pero también sabía que podía transformar todas esas historias y bocetos en maravillosas obras de arte. Fraser —que había nacido como Patrick Allan pero al casarse con Elizabeth Fraser, heredera de una fortuna, obtuvo su apellido— era pintor y arquitecto. Fue él quien rediseñó la gran Casa Hospitalfield, donde hoy se encuentra el cuadro El mal de ojo.
Es que Fraser fue quien le encargó el cuadro. También le encargó otros a otros integrantes de La Pandilla. Están todos allí colgados. El grupo tuvo una activa vida, pero terminó cuando Richard Dadd, según dicen todos, “se volvió loco”. Asesinó a su padre porque, decía “era el diablo disfrazado”, y huyó a Francia. En el tren a París quiso matar a un pasajero con una navaja, pero la policía lo detuvo y lo devolvió de inmediato a su país.
Dadd fue internado en el el hospital psiquiátrico de Bethlem. Allí siguió pintando, sobre todo cuadros miniatura, y allí murió en 1886 de una enfermedad en los pulmones. Se cree que tenía esquizofrenia paranoide, al igual que su hermana, que también “se volvió loca”. Estaba casada con John Phillip. Nuestro pintor murió en 1867 de un derrame cerebral. Nada tiene que ver la gitana que lo acusó de hacerle un mal de ojo.
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