“Shrill”: cómo es la original serie que se ríe de la gordofobia

Protagonizada por Aidy Bryant, una de las figuras de “SNL”, se basa en el best seller autobiográfico de Lindy West. Muchos de sus personajes son LGBTQ+ y toca además temas como el feminismo, la cultura de la cancelación, el racismo y las relaciones amorosas, sin perder el registro de comedia

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Aidy Bryant, de "SNL", en
Aidy Bryant, de "SNL", en el primer protagónico de su carrera, que también produjo. (Hulu)

Hace tres años, cuando Alexandra Rushfield buscaba una plataforma donde realizar la serie Shrill, se topó con muchos revoleos de ojos entre los ejecutivos del entretenimiento. Bastaba con que comenzara:

—Se trata de una periodista joven, que es gorda y...

—Ummm, no. Gorda no. ¿Por qué tendría que ser gorda?

No ayudaba mucho cuando Aidy Bryant, la comediante de SNL que protagonizó y también produjo Shrill, agregaba:

—Y se va a llamar “Gorda puta”, que es como le dicen los trolls que...

—¡No!

Al fin Shrill se llamó Shrill, como el libro que le dio origen, las memorias de Lindy West, una escritora, columista de GQ y The Guardian, fundadora del blog para adolescentes I Believe You/It’s Not Your Fault (Yo te creo/No es tu culpa), especializada en temas como la cultura popular y la imagen del cuerpo siempre desde una perspectiva humorística. En 2015 contó en el programa y podcast This American Life la delirante historia de cómo rastreó y confrontó a un troll que la acosaba (haciéndose pasar, además, por el fantasma del padre de ella); sus otros libros, The Witches Are Coming (Vienen las brujas) y Shit, Actually (Realmente una mierda) la confirmaron como una familiar graciosa de Roxane Gay o Rebecca Solnit.

"Shrill" se basa en las
"Shrill" se basa en las memorias de Lindy West, una escritora, columnista de GQ y The Guardian, especializada cultura popular e imagen del cuerpo. (Hulu)

“¿Qué haces cuando eres demasiado grande en un mundo en el cual el tamaño grande se proyecta como no sólo objetable desde lo estético sino también como un fracaso moral?”, escribió West en Shrill (Chillona). “Te pliegas como un origami, te empequeñeces de otras maneras, ocupas menos espacio con tu personalidad dado que no puedes hacerlo con el cuerpo. Haces dieta. Te matas de hambre, corres hasta que sientes el sabor de la sangre en tu garganta, cuentas tus almendras, tratas de recuperar tu humanidad pagando con libras de carne”.

La serie es parte de la oferta original de Hulu y acaba de terminar su tercera y última temporada, muy aplaudida por la crítica. Muchos de sus personajes son LGBTQ+; toca temas como el feminismo y la cultura de la cancelación, el racismo y las relaciones amorosas en el siglo XXI; no tiene un final feliz sino uno verosímil. Y la travesía del personaje de Annie (Bryant) la deja cambiada, como al cabo de cualquier relato, pero coherentemente no en su figura. La transformación es interior.

“Es un término descriptivo, y bueno, yo soy gorda”, dijo Bryant a The Washington Post. Pronunciar esa palabra le quita todo el poder deletéreo, explicó. “No tiene que estar tan cargada. Es verdad nomás, y negociar con eso lo hace más fácil para mí. Se siente menos intimidatorio”.

La comedia sobre la gordofobia
La comedia sobre la gordofobia acaba de terminar su tercera y última temporada. (Hulu)

La historia comienza cuando Annie, que finalmente resultó una periodista joven que es gorda, se suma al equipo del periódico local de Portland, acaso la ciudad principal de la contracultura actual en los Estados Unidos, The Thorn (La espina). El director es un ejemplar de la Generación X en su máximo narcisismo (Gabe, interpretado por John Cameron Mitchell), quien la destina a escribir la agenda de eventos. La vida de Annie es una sucesión de agresiones por su peso, desde su madre preocupada por su salud a un tipo con el que se acuesta y le pide que salte una verja lateral así se va sin que la vean sus compañeros de piso.

Sólo Fran (la británica Lolly Adefope, un ingrediente que tentó a BBC para contratar la serie) su amiga con la que comparte la casa, es un apoyo incondicional. Annie convence a su editor de que la deje escribir un artículo positivo sobre la imagen corporal, en la línea que West misma escribió: “Por favor no se olviden: soy mi cuerpo. Cuando mi cuerpo se achica, sigo siendo yo. Cuando mi cuerpo se agranda, sigo siendo yo. No hay una mujer delgada dentro de mí, que espera se excavada. Soy una sola pieza”. E inesperadamente, la pieza se vuelve viral.

El texto, “Hello, I’m Fat” (Hola, soy gorda) lleva exactamente el mismo título que aquel que West publicó en The Stranger en 2011. En la ficción, las repercusiones de ese éxito son el detonante del cambio en Annie, quien se lanza a recuperar su dignidad como ser humano sin saber muy bien cómo hacerlo, excepto seguir el vago sentimiento de que nadie debe cortarse pedazos de su ser para encajar en lo que le exigen los parámetros de dominio. Lo cual da pie para un montón de episodios de comedia, como el de la confrontación con el troll.

Aidy Bryant es Annie y
Aidy Bryant es Annie y la británica Lolly Adefope, su amiga Fran. (Hulu)

Luego de los modestos seis episodios iniciales, la segunda temporada amplió no sólo la extensión (ocho capítulos) sino también el alcance y la perspectiva del personaje. “El episodio en el que ella cubre una convención de empoderamiento femenino —WAHAM, o Women Are Having a Moment (Las mujeres están de moda)— es un hito de la serie, al combinar la habilidad de Bryant como comediante con las agudas ideas del programa sobre la desilusión particular del feminismo hueco”, destacó Variety.

En esa temporada crecieron algunos personajes como Fran, que prácticamente es coprotagonista en la tres con su historia de amor con Em (persona no binaria interpretada por una persona no binaria, E.R. Fightmaster), o la antipática compañera de trabajo trans de Annie, Ruthie (que realiza la actriz trans Patti Harrison), quien comparte con ella una salida de chicas glamorosa.

Pero en la tercera temporada —que no iba a ser la última, pero así lo decidió la plataforma de streaming— lo que crece con fuerza son las ideas centrales de la serie. Por ejemplo, cuando Annie descubre su propia gordofobia al rechazar a un hombre que le presenta un amigo porque tiene sobrepeso y supone furiosa que su amigo pensó que los gordos se merecían mutuamente (el amigo sólo había pensado que se llevarían bien). O cuando Annie escribe un artículo sobre una familia de supremacistas blancos, convencida de que si ella es una persona biempensante sólo puede hacer un texto correcto, y termina cancelada por darle pase libre al racismo de los entrevistados.

John Cameron Mitchell interpreta a
John Cameron Mitchell interpreta a Gabe, director de The Thorn, y Patti Harrison a Ruthie. (Hulu)

También profundiza los temas de la juventud: el temor a crecer, comprometerse, asumir responsabilidades y convertirse en adultos aburridos como los padres. “Hemos sido tú y yo durante tanto tiempo, y eso siempre ha sido lo único que se sentía realmente bien, y en mi mente siempre eres mi primera opción y la primera persona a la que le quiero contar todo”, le dice Annie a Fran, en el final agridulce de la serie, mientras comparten una botella de champagne, sin copas, en el parque frente al puente Fremont en Portland.

“Nos gusta realmente la manera en que este final llegó a un lugar más realista, en lugar de sentir que teníamos que amarrar todo con un moño perfecto y darle a Annie una hermosa puesta de sol”, dijo Bryant a Deadline. “Creo que es más realista y auténtico, como si la tarea no hubiera terminado”.

Porque, destacó West en Esquire, sucede así en la vida: “Para nosotros era muy importante asegurarnos de que no transmitiríamos esta idea falsa de que aceptar tu cuerpo o ganar seguridad en ti misma es una línea de llegada que alguna vez se cruza. Es una práctica. Es un proceso continuo en el que tienes que trabajar a diario. Muchos días recaes y fracasas. Annie está todavía súper jodida. Yo, por cierto, peleo todavía con mi cuerpo, y he hablado de él, profesionalmente, durante una década”.

“Nos gusta realmente la manera
“Nos gusta realmente la manera en que este final llegó a un lugar más realista, en lugar de sentir que teníamos que amarrar todo con un moño perfecto", dijo Bryant. (Hulu)

Para ambas la realización de Shrill fue muy especial en el plano personal: “Se trata sobre todas las cosas que necesité mientras crecía, que no me fueron brindadas en tanto fui una adolescente gorda: representación, dignidad, respeto y la promesa de un amor realmente sano. Todo eso simplemente se sentía como fuera de mi alcance, y yo estaba muy convencida de que no lo merecía”, dijo la escritora a Deadline. “Fue un programa que realmente me hubiera gustado ver a mis 15 años”, agregó la actriz.

Por eso el temario de la serie se mantuvo dentro de lo contemporáneo pero sin recurrir a lo literalmente actual, como la pandemia, que no se menciona a pesar de que descarriló la producción. De manera casi imperceptible, la falta de escenas de fiestas o de grandes grupos hizo de Shrill un relato intimista, en un ambiente cálido y amable.

La historia se centra, simplemente, en la experiencia de una muchacha joven discriminada durante años por tener sobrepeso que busca su lugar en un mundo donde las mujeres deben ser pequeñas —en todos los sentidos que se pueda, y visiblemente en el físico— para gustarle a los hombres, y en cambio quiere ser tratada como una persona, perseguir sus ambiciones y disfrutar de la felicidad.

La historia de amor entre
La historia de amor entre Em (E.R. Fightmaster) y Fran cobra protagonismo en la tercera temporada. (Hulu)

“Los momentos más duros son los más sutiles”, observó el Post. Por ejemplo, Annie va a hacerse exámenes de rutina y una médica le menciona, al pasar, que debería considerar hacerse un bypass gástrico. Annie sale del consultorio humillada y confundida, y en una escena desopilante en el estacionamiento desanuda todos los lugares comunes sobre el concepto de salud (la médica ni siquiera había visto los resultados de los análisis de laboratorio cuando le hizo su recomendación), la autoridad de la medicina y el deber ser de una mujer.

Bryant sufrió esa experiencia, en la vida real, cuando debió hacer un control médico para el seguro que tuvo durante el rodaje de Por eso lo llaman amor, película de 2017. En lugar de certificar si ella estaba en condiciones de ser asegurada, o no, el médico le echó un discurso sobre la cirugía gástrica. “La presunción es que lo tengo como un objetivo, y apenas con mirarme suponen que es la razón por la que voy al consultorio”, contó al Post. “Y existe la suposición de que si eres gorda, te has dado por vencida. Yo hago ejercicio todo el tiempo. No como donuts en el desayuno, el almuerzo y la cena”.

Hay momentos menos sutiles, sin embargo, como uno de los primeros capítulos, cuando Annie está en una cafetería, se dispone a guardar el número de una entrenadora personal, y la mujer, a sus espaldas, la saluda, se presenta y la presiona: “Hay una persona pequeña dentro de ti que espera poder salir”. Finalmente le dice lo que iba a ser el título de la serie: “Sólo trataba de ayudarte, gorda puta”.

“Existe la suposición de que
“Existe la suposición de que si eres gorda, te has dado por vencida", dijo la protagonista de esta comedia que desarma el lugar común. (Hulu)

Bryant analizó en Esquire: “Creo que parte de la experiencia de una mujer gorda que realmente capturamos es que muchas veces una no piensa en el hecho de ser gorda, pero una fuerza exterior se lo recuerda. Hay que seguir enfrentando esos momentos o esas personas que empujan en contra de tu voz interior. ¿Cómo lo manejas? ¿Cómo afecta tu autoestima?”.

A ella le gustaría que en el arte audiovisual quede alguna huella de Shrill. “De lo que estoy más orgullosa, y espero que se vuelva más normal, es de mostrar a un personaje gordo con una vida sexual sana y normal, y dignidad en su propia sexualidad”, agregó. “Espero que haya menos caricaturas del sexo con gordos”.

West fue más allá: “Me gustaría que los actores gordos tuvieran papeles que no se traten de ser gordo, que sean solamente un personaje que tiene una historia”, dijo. “Te sientes tan reducida a este único aspecto de tu existencia y no logras ser una persona entera porque eres, en primer lugar, una persona gorda. Es muy, muy, muy agotador no lograr ser un humano que es más que un cuerpo”. Ella sueña, concluyó, con “un mundo post-gordura”.

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