Frente a un nuevo confinamiento estricto, las propuestas por streaming creadas durante la pandemia vuelven a funcionar como un refugio para pasar este tiempo de aislamiento e incertidumbre. Ya el año pasado, quedó demostrado que el acceso a la cultura era la forma más concreta de ampliar un mundo que en las paredes de las casas quedaba muy chico. Libros, películas, canciones, obras virtuales y series fueron el salvataje anímico y emocional para pensar alternativas al encierro.
En este contexto, una propuesta imperdible es la que está disponible de manera gratuita en el canal de YouTube del Teatro Nacional Cervantes. Desde esta semana, ya se pueden ver las 21 obras que ganaron el concurso Nuestro Teatro, que se lanzó el año pasado apenas comenzó la cuarentena. Fue una convocatoria libre, sin ningún criterio particular, con la excepción de que las propuestas debían durar entre 25 y 40 minutos. Se presentaron 1548 trabajos de todo el país, de los cuales se seleccionaron 21 obras, que se filmaron en la sala María Guerrero del Cervantes, mientras que otras 12 que hicieron en sus respectivas provincias.
Los espectáculos comenzaron a subirse al canal de YouTube Cervantes Online por etapas, a fines del 2020. Ahora, ya está disponible toda la programación que funciona como un pantallazo del teatro contemporáneo argentino. Lo interesante de esta propuesta es que no esconde su teatralidad, al contrario, la magnifica. No se intenta hacer un cruce de lenguajes entre los modos teatrales y el registro audiovisual, sino que se realza el espacio teatral, el tipo especial de actuación y su puesta en escena, pero claro, accesible a través del lente de una cámara y sin la presencia del público.
María Onetto, Carlos Belloso, Luis Machín, Pompeyo Audivert, Paola Barrientos, Pilar Gamboa, Daniel Fanego, Leonor Manso, Mariela Asensio, Santiago Doria, Osmar Núñez, Jorge Suárez, Luis Ziembrowsk, Valeria Lois y Alejandra Flechner, son algunos de los artistas que participan de estos espectáculos, que mantienen una prolija dirección de arte en todas las propuestas.
“No estamos escondiendo el hecho de que es teatro filmado. No se trata de un modo híbrido. Acá proponemos un recorrido de estrenos teatrales que permiten ver los distintos tonos y temáticas con las que trabajan los artistas argentinos. Entendemos que esto era lo que tenía que hacer el Cervantes, ya que hay otras instancias dentro del Ministerio de Cultura para trabajar lo audiovisual de otra manera, con más equipos, proyectos y otros costos también”, explicó Sebastián Blutrach a Infobae Cultura, encargado de la coordinación artística dentro del teatro.
Con un promedio de 8000 visualizaciones cada obra, los espectáculos que se pueden ver filmados reflejan con claridad esa pulsión de teatralidad tan deseada por los amantes del teatro. Montaje y desmontaje de escenografía, música ejecutada en vivo, universos simbólicos que se representan a fuerza de metáforas, directores y escritores que se mezclan entre sus personajes, espacios que muestran las butacas vacías y los palcos iluminados, son algunas de las imágenes que se pueden encontrar en estas obras, mientras se desarrollan las ficciones. La caja negra del teatro, con todos sus elementos técnicos y los tonos heterogéneos que permite la actuación (a diferencia del hegemónico modo de actuar que se puede ver en cualquier serie actual) se despliegan en estas 21 obras, como un abanico de estéticas, universos y pensamientos en torno al teatro argentino. Los comentarios y las repercusiones que el público escribe en el canal de YouTube dan cuenta de este fenómeno: entre el amor hacia los artistas que están en las obras, hasta ávidos espectadores de todo el país que agradecen poder acceder a estas piezas desde sus casas. “Se federalizaron los contenidos de una manera mucho más eficaz y menos costosa. Por supuesto, que el objetivo sigue siendo recuperar la presencialidad en todo el territorio, pero tanto lo que fue la recepción en todas las provincias, como el uso que hicieron de este material las instituciones educativas y las charlas con los protagonistas, dan cuenta de lo positivo que fue esta propuesta”, agrega Blutrach.
Se sabe que la fuerza del teatro es su acción en vivo, ocupando el mismo tiempo y espacio artistas y espectadores, pero la posibilidad de tener filmaciones de calidad de los espectáculos es algo que se aprendió durante esta pandemia y llegó para quedarse. Las obras que se representaron en la sala María Guerrero se filmaron a cuatro cámaras y se trabajó con todo el equipo de audiovisuales del Cervantes, a quienes se sumaron un director de cámaras y uno de fotografía. Además de su acceso más masivo, también permiten la documentación y registro de obras que, de otro modo, se perderían. “De ahora en más, todos los contenidos nuevos que se realicen en el Cervantes van a ser filmados de esta manera. Otro punto interesante de este concurso es que todas las propuestas que se presentaron fueron con seudónimo. Esto le permitió a muchos autores con menos trayectoria poder trabajar por primera vez en el teatro nacional, con obras de primer nivel. Además se buscó la mayoría de género en la dirección, al convocar a quince directoras mujeres y seis hombres”, contó Blutrach, quien también es el director del teatro El Picadero y un histórico productor teatral.
Cada cual puede hacer su recorrido dentro de esta oferta de 21 obras según la temática, los actores o la estética que más le interese. La curaduría es variada: desde una lectura contemporánea y deconstruida sobre las relaciones de pareja como Lo sutil del desamor, de Anahí Ribeiro, o lo que escribió la también actriz María Figueras en Al oeste del amor, una insólita reconstrucción de un amor que un hombre hace en su pensamiento, mientras está en coma farmacológico, habla con un indígena y tiene una flecha clavada en el corazón. También están los universos apocalípticos y enrarecidos que propone la obra Asteroide, fin de un mundo posible de María Zubiri, o la insólita tragedia que el autor Mariano Saba plantea en tiempos del virreinato mientras arde un teatro de Buenos Aires, con la pieza Civilización. Otras imperdibles dentro del recorrido son Puzzle, de Sergio Omar Lopardo, que funciona como un cruce filosófico de dos personajes que no saben mucho de sí mismos en un espacio indefinido y La ilusión del rubio, escrita por Santiago San Paulo y con la actuación de Martín Slipak, que plantea un original caso de teatro documental y de denuncia.
La fuerza del teatro está en su tiempo presente y en vivo, de eso no hay dudas, pero en todas estas obras hay algo de su energía y su pulsión, de los marcos estéticos innovadores que todavía lo contienen, que logran traspasar la pantalla y volver a conectar con el público sensible, que lo sigue eligiendo.
SEGUIR LEYENDO