El Cholo Simeone lo hizo de nuevo. Su Atlético de Madrid consiguió un nuevo campeonato bajo su conducción. El octavo desde que dirige al equipo colchonero. Mérito inmenso en una Liga donde mandan futbolística y económicamente Real Madrid y Barcelona. La llegada del argentino al club colchonero reavivó la leyenda de David frente a Goliat. La posibilidad concreta de que un equipo en inferioridad de condiciones humille a los poderosos.
Salvo en las conferencias de prensa previas y posteriores a las competiciones, es poco habitual tener de primera mano el pensamiento de Simeone. Crecer. El desafío de superarse siempre es el testamento en vida de la pasión simeoneana. Un relato de primera mano de cómo vive, piensa, intuye, planifica y sueña el director técnico argentino más exitoso en la elite del futbol mundial.
El trabajo de editorial Planeta, cuya primera edición es de 2016, consta de 19 capítulos separados y titulados originalmente con verbos en infinitivo. De esa manera el lector podrá soñar, aprender, emocionar, perseguir, disputar, controlar, valorar, organizar, ganar, liderar, enseñar, entrenar, superar, competir, observar, planificar, percibir, luchar y sentir junto a Simeone durante las 331 páginas que constituyen el relato.
El equipo de los sueños
La historia arranca a principios de la década del setenta en una casa del barrio porteño de Palermo. “Los Simeone somos de Garófali, un pueblo muy chico, mínimo, cercano a Nápoles”, comienza escribiendo el entrenador. Como si estuviera marcando la cancha con una línea de cal, la reminiscencia al lugar de origen no es inocente para el lector argentino. El sur italiano y Nápoles es pasión, actitud, familia. El Cholo hace referencia a su entorno íntimo que lo marcó: la nonna, sus padres y su hermana. Cada uno con las características que modelaron su identidad. El orden, la disciplina y la energía positiva.
Un fin de semana normal de Diego Pablo incluía siete partidos diferentes en diversos clubes y en distintas categorías
En todo ese contexto, el fútbol. Siempre el fútbol. Hasta cuando le regalaron un fuerte con soldados e indios. El Cholito se sentaba en el piso y distribuía a 11 de cada lado para jugar un partido imaginario. O cuando acompañaba a su mamá a la verdulería y les pedía a los vendedores las cintitas que ataban las frutas y verduras a los cajones para utilizarlas en el marcado de los improvisados terrenos de juego entre los muñequitos. Puertas afuera del hogar la pelota guiaba su itinerario barrial. Al principio en los clubes Villa Malcolm y Estrella de Oro. Mas tarde, la llegada a Vélez Sarsfield. La pasión lo movía y el objeto del deseo era la competencia permanente. Un fin de semana normal de Diego Pablo incluía siete partidos diferentes en diversos clubes y en distintas categorías desde el viernes a la noche hasta el domingo a la tarde.
Mas allá del objeto de deseo que significa un balón para cualquier pibe argentino, Simeone cuenta que ya para esa época entendía que lo importante era saber ocupar espacios y jugar sin ella. Un periodista hizo la cuenta matemática que implicaba la trayectoria profesional del Cholo. Sumados todos los minutos en un terreno de juego de manera profesional, había pasado 38 días de su vida jugando al fútbol. A partir de la anécdota estadística, el técnico llegó a la conclusión de que un futbolista no tiene la pelota mas de dos minutos por partido. Por lo tanto, es más importante para el deportista saber qué debe hacer cuando está sin ella, que cuando la tiene en los pies.
El fútbol, de la mano
La trayectoria futbolística de Simeone está detallada en el libro. Tanto la de futbolista como la de director técnico. Sin embargo no mediante una crónica. Va y viene en el tiempo con el propósito de reforzar conceptos mediante ejemplos vividos y procurando argumentar el por qué de ciertas decisiones.
La llegada a la primera de Vélez a los 17 años, los entrenamientos en los seleccionados juveniles junto a Bilardo y Pachamé, el traspaso al Pisa italiano a los 20 años, la venta al Sevilla de Diego Maradona, los campeonatos con el Inter y la Lazio, su amor por el Atlético de Madrid y el retiro en Racing Club de Avellaneda. Y por supuesto su historia en la Selección Nacional. Camiseta que lo identifica más que cualquier otro equipo.
Las páginas se van sucediendo y la pasión del Cholo respira en cada oración. Un periodista contó una vez que en una cena se puso a armar un equipo utilizando vasos, cubiertos y servilletas. Aquí el propio Cholo relata que intenta relajarse mirando una película pero se le ocurren jugadas mientras mira la pantalla.
Dios es redondo
En tiempos donde disciplinas como el liderazgo y el coaching son observadas cada vez con mayor atención en ámbitos empresariales, de recursos humanos y deportivos, este libro es un verdadero manual sobre el tema. Casi sin proponérselo, la actitud de liderazgo y gestión del Cholo en su vida profesional deja su enseñanza en el manejo de grupos y en la gestión de las relaciones humanas. Sin citar a ningún gurú de moda, apelando a la experiencia del vestuario, Simeone hace docencia de una manera muy natural. Resalta a la intuición y percepción como dos pilares de las decisiones que toma en cada entrenamiento y cada partido. Explica por qué para un equipo es decisivo los cambios que hace el entrenador entre los 5 y 25 minutos del segundo tiempo. Cuenta la importancia de la conferencia de prensa de los martes previa a la fecha del domingo. Describe la relación con la popularidad, el poder, los presidentes de los clubes y los jugadores de futbol mediante las particularidades de cada uno.
En “Creer”, Simeone hace docencia de una manera muy natural
Simeone se ocupa también de reconocer a próceres de la dirección técnica que lo marcaron para siempre. Rescata a Luis Aragonés, quizás un olvidado para el simpatizante argentino. También a figuras mas reconocibles para el ámbito local como el Loco Bielsa, el Doctor Bilardo y el Coco Basile.
Crecer es el resultado de un Cholo auténtico. El relato es fluido y la transmisión de conceptos es clara. Simeone contagia amor y pasión. Pero también transmite respeto. Vocación y profesionalismo. Empatía y garra. Cuerpo y Mente. Cerebro y corazón.
Si como dijo el Flaco Menotti, se juega como se vive, este es un libro para leer con el cuchillo entre los dientes.
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