I
Según la mitología griega, en las grutas y las montañas hay una innumerable cantidad de Oreadas. Son las ninfas que custodian y protegen la naturaleza. A la vista humana, son mujeres jóvenes, desnudas, preciosas, pero guardan siempre un gran poder vengativo. La más famosa tal vez sea Eco, que, al ser rechazada por Narciso, hizo que la diosa Némesis lo haga enamorar de él mismo. La historia es conocida: Narciso se ahogó en el agua al verse en el reflejo.
Las Oreadas solían —¿suelen?— salir en ágiles y alegres tropas para cazar el ciervo, perseguir al jabalí y atravesar con sus flechas a las aves de presa. ¿Quién no se enamoraría de ellas? El francés William-Adolphe Bouguereau fue uno de los tantos que cayeron rendidos a sus encantos y pintó la mejor obra que se le podía dedicar a estas ninfas. La tituló Las Oreadas y es un óleo sobre lienzo de 1902 de grandes proporciones: 236 centímetros de alto y 182 de ancho.
II
Nacido en La Rochelle, en la costa oeste de Francia, año 1825, William-Adolphe Bouguereau fue el segundo hijo del matrimonio formado por Théodore Bouguereau, de origen inglés, y Marie Marguérite Bonnin, francesa. Sin bien su familia tenía orientación calvinista, a los cinco años fue bautizado en la fe católica. Su padre tenía una modesta vinatería. Con eso mantenían una vida sin demasiados privilegios pero prácticamente sin ninguna carencia.
A los 7 la familia se muda a Saint-Martin, en la isla de Ré, para abrir un nuevo negocio, pero a él lo envían con su tío, que tenía 27 años y era cura en la iglesia de Saint-Étienne en Mortagne sur Gironde. Desde entonces, el dibujo y la pintura pasaron de ser un simple juego infantil a una exploración estimulante de la sensibilidad artística. En 1939 ingresa en la Escuela de Pons a estudiar arte clásico, religión e historia antigua, entre otras materias.
Luego llegarían los grandes maestros: primero Louis Sage, que era discípulo de Ingres; luego François Édouard Picot. De a poco se convirtió en un gran artista, no sólo respetado, también admirado. Dos personalidades ilustres que celebraron su trabajo fueron Napoleón Bonaparte y Frédéric Chopin. Murió el 19 de agosto de 1905, a los 80 años. Es considerado uno de los principales exponentes del academicismo.
III
Desde el año 2009, Las Oreadas está en el Museo de Orsay de París, cuando los descendientes del artista decidieron donarla a esta prestigiosa institución francesa. El mismo año en que Bouguereau pintó el cuadro, fue exhibido en el Salón de París. Tras el título, se leía un largo comentario, no sólo descriptivo, también narrativo “Las tinieblas se disipan; radiante aparece la aurora y colorea, de un matiz rosa, la cumbre de los montes”, comienza
Y continúa con un tono poético que se amalgama muy bien con el cuadro: “Entonces, se echa a volar hacia el cielo una larga teoría; se trata de la alegre tropa de las Ninfas que, durante la noche, se dejaban ir a sus retozos a la sombra de los grandes bosques, a orillas del río de mansas aguas; dejan la tierra, y, bajo la mirada de los faunos sorprendidos, regresan a su patria y a las regiones etéreas donde viven los dioses”.
Efectivamente, lo que se ve es una tropa de Oreadas arremolinarse frente a la mirada sorprendida de tres faunos del bosque, frente al lago, mientras arriba, detrás de la copa de un árbol, se divisa, tímida y menguante, la luna. “Cuando Diana (diosa de la caza) las llamaba éstas acudían en tromba para formar parte de su séquito. Aquí las vemos respondiendo a la llamada de su jefa (la luna es uno de sus símbolos) mientras unos sátiros las ven marchar”, escribe el crítico de arte Miguel Calvo Santos.
IV
Las Oreadas es una escena bellísima recubierta de un tono íntimo y a la vez un minucioso trabajo de dibujo donde Bouguereau plasma todas las posiciones corporales. Además, toma de la mitología su carácter más literario: permite adentrarse en el registro erótico sin caer en la obscenidad. El texto curatorial del Museo de Orsay dice que “Bouguereau osa un cuadro de una desenfrenada imaginación, sin desatender una nota poética, sensible en el extraordinario paisaje crepuscular”.
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