La belleza del día: “Catedral de San Basilio”, de Aristarj Lentúlov

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

“Catedral de San Basilio”, de Aristarj Lentúlov, en la Galería estatal Tretyakov, Rusia

El ruso Aristarj Lentúlov (1882-1943) fue un artista de vanguardia que, en su producción, apostó por una explosión de colores, una característica que marcó su obra, como se aprecia en Catedral de San Basilio, una pintura de 1913, que se encuentra en la Galería estatal Tretyakov, en Rusia.

Lentúlov quiso ser artista, pero no aprobó sus exámenes de ingreso a la Academia de Artes de San Petersburgo en 1907, pero no se desanimó y se convirtió en autodidacta.

Desde sus inicios se caracterizó por tener un estilo audaz, y si bien su obra era mirada con recelo, porque no corría por los cánones academicistas, el artista, ilustrador y escenógrafo Dmitry Kardovsky vio en el joven algo diferente y se transformó en su apoyo. Estudiando con Kardovsky, en San Petersburgo, pudo llegar a la parisina Académie de la Palette, y luego al estudio de Henri Le Fauconnier.

Aunque experimentó con el fauvismo, el posimpresionismo y el cubismo, Lentúlov desarrolló su propio estilo distintivo, colorido y de influencia futurista, por lo que se ganó el sobrenombre de “Futurista a la Russe” (El futurista ruso). A Lentúlov se le atribuye la iniciación del movimiento artístico ruso del cubofuturismo.

"La cúpula celestial", de 1915

Lentúlov combinaba regresos a Rusia con viajes por Europa, y para 1909 cofundó el grupo Sota de diamantes, que surgía como “un símbolo del entusiasmo y la pasión de los jóvenes, porque el bribón implica juventud y el traje de diamantes representa sangre hirviendo”.

La primera muestra del grupo tenía un doble propósito: promover el “nuevo arte” y, decían: “Ofrecer a los jóvenes artistas rusos que encuentran extremadamente difícil ser aceptados para exhibiciones bajo la indolencia y el prejuicio de nuestras esferas artísticas, la oportunidad de entrar en el camino principal”. Si bien no compartían un estilo en común, buscaban romper con los confines del realismo y poseían un amor compartido por la espontaneidad y los colores brillantes del arte popular tradicional.

Un crítico conservador de The Moscow Sheet, un periódico que distribuyó ampliamente en todo el imperio, describió la obra de Lentúlov, en la primera exposición, como “un lío colorido, producto de un cerebro en descomposición”, mientras que para otros, las piezas, describía: “cantan y alegran el alma”. El poeta simbolista ruso Maximilian Voloshin, de quien Lentúlov se hizo amigo más tarde, escribió una reseña elogiosa para la Crónica artística rusa. De los artistas, afirmó: “Mashkov, Lentúlov, Konchalovsky, Larionov, Goncharova… (son) diferentes en temperamento, pero forman un grupo coherente. Tienen un hermoso instinto, son talentosos, son audazmente sinceros…”.

"Alegoría de la guerra de 1812"

La década de 1910 fue muy rica en producción. Se acercó al orfismo y fue influenciado por el artista francés Robert Delaunay, por lo que pintó obras alegóricas, como Alegoría de la guerra de 1812 (1912) y numerosos paisajes de la ciudad de Kislovodsk, Rusia (1913) y muchos trabajos a gran escala, luego de haber conocido las obras de los maestros del Renacimiento.

Catedral de San Basilio es una de las obras más conocidas del artista de aquella época. Allí utilizó técnicas cubistas que le permitieron retratar “todas las partes de la catedral al mismo tiempo”. Su hija escribió: “Recorrió la catedral decenas de veces tratando de recordar sus ángulos extraños para convertirla en una fantasía ilimitada digna de los cuentos de hadas en términos de formas y colores”.

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