Paleontólogos y científicos del Conicet sumaron nuevas pruebas a una evidencia sobre la italianidad del naturalista Florentino Ameghino dada a conocer el año pasado, que abona la teoría de que nació en Italia y explican por qué pudo haberlo ocultado toda su vida. La biografía oficial del autodidacta siempre postuló que nació el 18 de septiembre de 1854 en Luján, Buenos Aires, más allá de algunas acusaciones públicas por parte de ciertos detractores que aseguraban que había nacido en ese país europeo. Sin embargo, nuevas evidencias históricas demuestran “casi sin lugar a dudas que el personaje científico efectivamente habría sido inmigrante europeo”.
“Más allá de algunos testimonios de la época sobre su italianidad, actualmente el dato más firme que hay es la aparición de una carta en la que el propio Ameghino le pide a un colega italiano que lo ayude a conseguir un certificado de eximición del servicio militar obligatorio en aquel país, ya que de lo contrario le sería imposible pisar ese suelo con fines científicos”, relató Alberto Boscaini, investigador del Conicet y autor de un trabajo que acaba de salir en la Publicación Electrónica de la Asociación Paleontológica Argentina (PEAPA).
La misiva es un escrito de puño y letra en la que admite haber nacido en 1853 en la localidad genovesa de Moneglia y emigrado a Buenos Aires a los 18 meses de edad. Esta nota, que no está fechada pero se estima puede datar de mediados de 1878, fue hallada en el archivo epistolar de Giovanni Capellini, antiguo director del Museo Geológico de Bolonia, y dada a conocer en 2020 por paleontólogos de esa ciudad. A ella le sigue una carta de respuesta firmada en abril de 1879 en la que Capellini le dice que lamentablemente no puede ayudarlo en su pedido.
“Esta correspondencia fue el puntapié para que analizáramos la cuestión de su nacionalidad y su ocultamiento a la luz de algunos datos del momento, ya que no podemos olvidar que ni Argentina ni Italia eran los países que conocemos hoy”, señaló Sergio Vizcaíno, investigador del Conicet en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata y autor de nuevo estudio. Además del análisis de la nota, los investigadores realizaron una búsqueda documental en el Archivo de Estado de Génova que arrojó una lista del servicio militar italiano en la que un tal Giovanni Battista Fiorino Giuseppe Ameghino, nacido en Moneglia, es declarado desertor en diciembre de 1873. El nombre coincidía con el que figuraba en la transcripción de una partida de nacimiento publicada anónimamente en 1916, cinco años después de la muerte de Ameghino.
Además de la fecha del 19 de septiembre de 1853, el recién nacido aparecía como hijo de Antonio Ameghino y Maria Dina Armanino, los mismos nombres de los padres reconocidos en vida por el naturalista. “La validez de este certificado fue negada enérgicamente por el periodista Alfredo Torcelli, encargado de compilar su obra completa tras su muerte y principal defensor del origen lujanense, al asegurar que no se trataba de la misma persona”, explicó Boscaini. Aunque advirtió que “hay que recordar que además había sido su amigo personal, con lo cual no se descarta que también ocultara la verdad”.
Para los autores del trabajo, existen dos razones principales que llevaron a Ameghino a negar su origen. Por un lado, debido a la idea que se tenía de los italianos en la década de 1880, momento en que se estaba afirmando nacional e internacionalmente como científico, cuando la inmigración desde ese país comenzaba a hacerse masiva. “No era así cuando él vino, en los ’50, pero para finales de siglo se los miraba con cierto ojo discriminatorio, como sucede en cualquier contexto migratorio de esa magnitud. Pensemos que se trataba de una gran masa de personas que llegaba. Eran considerados problemáticos, y es entendible que él no quisiera quedar dentro de ese segmento social”, apuntó Boscaini.
El segundo motivo que exponen los autores es “la disputa por los espacios de poder”. “Era una época de competencias feroces, donde los lugares centrales para dedicarse a la investigación eran tres: Buenos Aires, Córdoba y La Plata”, contó Vizcaíno. El trabajo hace hincapié en el ocultamiento de información y el contexto. “Se sabe que Ameghino escondía datos y materiales, y que lo hizo de manera sistemática, algo que claramente afectó y marcó su manera de trabajar. Seguramente tuviera que ver con la política científica y el entorno competitivo de entonces”, expresó Vizcaíno, y reflexionó: “Se trata de ver a los científicos como personas atravesadas por sus situaciones y las circunstancias sociohistóricas”.
Fuente: Télam
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