La genial y polémica vida de Szukalski, el “Miguel Angel del siglo XX” al que el nazismo le destruyó sus obras

Fue unos de los grandes artistas de su época, pero vivió en el ostracismo tras la invasión alemana a Polonia. Un documental de Netflix recupera su legado y pensamiento, que lo convirtió en una personalidad amada y odiada

Trailer de "Struggle: La vida y el arte de Szukalski"

Una obra increíble -perdida y olvidada-, una actitud punk anti academicista, un ego exorbitante, “solo se me podría nombrar como genio”, decía, y una vida envuelta en polémicas, sobre esos puntos gira Struggle: La vida y el arte de Szukalski, producido por Leonardo DiCaprio y disponible en Netflix

La plataforma de streaming no se destaca por tener material relacionado al arte en grandes cantidades y suele apostar más a la docu series, como los casos de Esto es un atraco y Made You Look, donde se recrean las historias de enormes robos y estafas. Struggle, en ese sentido, es un documental clásico, con testimonios e imágenes de archivo, que saca a la luz de la vida de un artista polaco que pasó de ser uno de los más importantes antes de la Segunda Guerra al total ostracismo tras ésta, apenas sobreviviendo y sin poder producir por 40 años.

La vida de Stanislaw Szukalski integra las piezas de un mito: el niño pobre y prodigio, un autodidacta que rechazó y confrontó a las academias y al sistema del arte, aunque participó de él; un hombre errante que por sus ideas nacionalistas fue odiado, amado y olvidado en su propio país. Así se construyó una leyenda que por su grandiosidad, como por el tamaño de su olvido, es sorprendente.

(Netflix)

El coleccionista Glenn Bray era muy joven cuando, obsesionado con el surrealismo, compró un libro sobre esculturas de un artista totalmente desconocido en Los Angeles que tenía una firma tan extraña que nunca pudo olvidar. La casualidad, o el destino, quizo al tiempo en otra librería reconociera aquella estrambótica signatura en una pieza gráfica en la pared. La dueña del local, le dijo, que el firmante vivía a unos 10 minutos de allí.

Así comenzó una amistad que duró decadas y se pudo reconstruir parte de una historia a partir de 200 horas de grabaciones realizadas por Bray a lo largo de cinco años, en las que el artista frente a cámara repasa parte de su vida, su obra y sus pensamientos. Bray lleva a cuanto amigo puede a conocer al genio descubierto. El artista y autor George DiCaprio, padre del productor, era vecino del artista, por lo que para el pequeño Leonardo fue como un abuelo y hoy es uno de sus máximos coleccionistas.

Y a Szukalski le gustaba la atención. Su personalidad verborrágica al extremo, carismática y extravagante reluce entre los artistas del cómic y del underground californiano, personajes rechazados por el mainstream del arte y editorial, que lo integran a sus reuniones y fiestas. Después de muchos años, los dibujos de Szukalski son publicados en la mítica Weirdo, por pedido de Robert Crumb. Pero, ¿quién fue y qué hizo este polaco al que llamaron el “Miguel Angel del siglo XX”?

"Imploración" (1914), "Cecora" (1927) y "Filósofo tartamudo" (1915), tres bronces de Szukalski (Varnish Fine Art)

Stanislaw Szukalski vivió entre Polonia y Estados Unidos, en ambos lados tuvo su momento de fama y de total ostracismo, convirtiendo su vida en un péndulo, se llamó “ciudadano del mundo” y, entre lágrimas, un “patriota sin patria”.

Nació en Gidle, un páramo rural, y desde sus primeros años realizaba pequeñas esculturas para llamar la atención de las niñas del lugar. A los 12, en 1906, se trasladó con parte de su familia a Chicago al encuentro de su padre. En aquellos años configura su propio alfabeto, deformando las letras a tal punto que desde la escuela citan a su padre porque el niño “no seguía las reglas”. Su padre, lo defiende.

Dos años después ya era el estudiante más destacado del Instituto de Arte de Chicago, aunque abandona el espacio cuando le piden trabajar con modelos. Para Szukalski las escuelas como las academias destruyen el espíritu creativo, equiparan a las personas en la mediocridad. “Si quieres crear nuevas cosas en el arte, nunca escuches a nadie. Debes crear con el conocimiento de tu pulgar, de tu propio ser”, dice.

(Netflix)

Para 1910 emprende su primer regreso a Polonia, y es admitido en la Academia de Bellas Artes de Cracovia. Empieza a hablar de un “arte polaco”, que mire hacia los orígenes eslavos y abandone la mirada europea reinante. Tampoco puede adaptarse a las reglas y regresa a Chicago en el ’13, donde comienza su etapa más exitosa en EE.UU.

Ben Hecht, conocido como “el Shakespeare de Hollywood”, fue su gran admirador y escribió sobre él en revistas y libros. En uno de esos encuentros, el guionista, director, dramaturgo y novelista estadounidense recuerda el momento en que el artista le narra cómo aprendió anatomía, si nunca había estudiado. Se relata la historia de cómo un día regresaba a su casa para descubrir que su padre había muerto tras ser atropellado: “Alejo a la multitud y recojo el cuerpo de mi padre. Lo llevo en mi hombro durante mucho tiempo a la morgue. Les digo, ‘este es mi padre’. Y les pregunto algo y me lo permiten. Entonces, me dan el cuerpo de mi padre y yo lo disecciono. Me preguntas dónde aprendí anatomía. Mi padre me enseñó”.

Para los críticos, historiadores y artistas que aparecen en el documental, Szukalski fue el “Miguel Angel del siglo XX”, “tenía un genio como el de Leonardo” y “su cerebro es una de las creaciones más únicas del último siglo”. Y es que el artista creaba de manera vital, maníaca, en un primer intento. Realizaba una imagen 3D en su cerebro, la llevaba al papel conformándola a través de puntos y luego, sencillamente, la realizaba sin alteraciones.

Stanislaw Szukalski (Netflix)

Influenciado por Rodin y Miguel Ángel, su estilo combinaba elementos mitológicos eslavos, originarios de su país, con el surrealismo, y civilizaciones antiguas, en particular la cultura mesoamericana. Para Szukalski el arte de esta parte del mundo era verdaderamente puro, porque no estaba construido a partir de modas o estilos, sino que surgió del mismo corazón de sus creadores. Sus piezas están centradas en la figura humana, que suele aparecer deformada y fragmentada, pero siempre con un concepto. El arte que no exprese un punto de vista, decía, no es arte.

No era un hombre sencillo, a pesar de su grandilocuencia y denigraba a la mayoría de los que se consideraban grandes artistas. Una vez, en su taller, un crítico de arte dio ligeros golpes a una de sus esculturas con el bastón y fue arrojado por las escaleras. En otra oportunidad, por motivo una exposición, le pidieron que retirar algunas obras porque era muy críticas con el imperialismo británico. Enloqueció y destruyó la galería arrojando cosas por los aires.

En el ’17 creó La lucha, The Struggle, una de sus obras más famosas y de la que toma su nombre el documental. La pieza, que reapareció en los ’90 tras ser expoliada durante el nazismo y permanecer en una colección privada, muestra una mano con dedos de cabezas de águilas. Cuatro dedos atacan el pulgar, que simboliza el enfrentamiento entre la cantidad y la calidad, el poder que la mayoría ejerce contra el diferente, contra el verdadero artista, contra el inconformista, contra el que se anima a soñar para crear, contra Szukalski. Él comenta: “Sin los pulgares, no haríamos herramientas y sin herramientas, no haríamos civilizaciones”.

The Struggle (Varnish Fine Art)

En 1925, participó en la Exposición Internacional de Artes Decorativas Modernas de París, donde recibió el Gran Premio, Diploma de Honor y Medalla de Oro. Para el ’29 había publicado dos grandes monografías: The Work of Szukalski (1923), el libro que encontró Glenn Bray e hizo posible esta reconstrucción, y Projects in Design (1929).

Instalado otra vez en Cracovia, expone en el Palacio de Arte, donde comienza a recibir a grupos de estudiantes que lo admiraban. Nace así el “Corazón encornado”, un movimiento romántico que buscaba un ideal nacional y que lo elige como la persona que representa a la nación, el genio nacional.

Exposición de obras de Stanisław Szukalski, rodeado de algunos miembros del "Corazón encornado", en la Sociedad de Amigos de las Bellas Artes de Cracovia, 1929. Debajo del artista el águila polaca convertida en hacha (Zermatism)

En el documental, no habla de su pasado, relatan sus amigos estadounidenses que sus respuestas eran erráticas, evasivas, y que las derivaba hacia otros temas, pero jamás imaginaron lo que realmente ocultaba. Y es que Szukalski había desarrollado un pensamiento nacionalista, con rasgos anti semitas, pero en el país gobernaba el mariscal Józef Piłsudski, que aspiraba a una Polonia multicultural, con la integración de minorías judías, ucranianas, alemanas y lituanas, por lo que su discurso chocaba con los del poder político. Los periódicos planteaban que su figura y su pensamiento eran un problema, y volvió a marcharse.

Sin embargo, el “Corazón encornado” siguió funcionando hasta 1936, organizando exposiciones y publicando artículos en revistas filo-nacionalistas. De hecho, tuvo su propio organismo de prensa: KRAK, desde donde se agredía a la iglesia y se afirmaban cosas como que “aquellos que no admiraban su trabajo eran judíos”. Para Szukalski los católicos eran esclavos. En el tiempo, se analiza en el docu que el rol del artista y los suyos no fue preponderante, pero sí acompañaron los cambios que vendrían.

En el ’32, realiza la obra Remussolini, para Benito Mussolini, donde mixtura la historia de Rómulo y Remo, pero con el dictador como la loba, mitad animal y mitad humano, realizando el saludo característico. Nunca se arrepintió de esta obra que la hizo desde la admiración, pero que para él se resignificó con el tiempo: no hay que olvidar la oscuridad que vino de estos personajes históricos.

Remussolini (Audiovis NAC)

Tras la muerte de Pilsudski, el gobierno cambia radicalmente y el autoritarismo nacional lo convoca para crear el verdadero arte polaco nacionalista. Vuelve, finalmente su tierra le daba el lugar que merecía, pero esta vez lo hace con la producción de toda su vida a cuestas: sería una pésima decisión.

Cuenta el docu como estuvo al frente de dos grandes esculturas para su país para exaltar este gen nacionalista: Boleslav el Valiente, el primer rey de Polonia, donde representa al monarca tras matar al obispo, y el otro fue el Monumento a un Minero. De su voz, se recrea la vez que lo llamaron desde Alemania para encargarle una escultura de Hitler, trabajo que aceptó, todo esto antes del comienzo de la Segunda Guerra. Envió un proyecto donde el austríaco era representado en el cuerpo de un bailarín con tutú, pero fue rechazado.

En 1939, la Alemania nazi bombardea la capital, causando 25 mil muertes. Szukalski corre hacia su taller para proteger con bolsas y su cuepo las obras. Una bomba cae directamente y estuvo dos días atrapado entre los escombros, aprisionado por los pedazos que quedadan de su gigantesco Boleslav.

Boleslav, el valiente

En la calle la destrucción es total. Sus hermanos polacos muertos por doquier, los nazis avanzan a pie disparand a mansalva. Su idea sobre el nacionalismo y las minorías cambiaría para siempre. Junto a su segunda esposa, su gran amor, logran escapar gracias a su pasaporte estadounidense y deja detrás 174 esculturas, cientos de pinturas y dibujos. Lo último que ve de su taller es a un soldado alemán abrir fuego con una metralleta contra una escultura que quedaba en pie.

Regresa a los EE.UU. sin dinero ni reputación. Así, sin público, ni mecenas ni nadie a quien le interese su arte, Szukalski pasó de ser el artista más genial, al más desconocido. Sobrevivió como pudo, viviendo en monoambientes, y al no tener medios para comprar material ni herramientas para realizar esculturas dedicó las siguientes cuatro décadas al zermatismo, una intrincada teoría pseudocientífica a partir de la cual llegó a la conclusión que la humanidad toda provenía de la Isla de Pascua.

Agunas páginas de su teoría zermatista

Para esto, estudió el arte primitivo de todas las culturas del mundo, realizando conexiones estéticas e iconográficas que desarrolla a lo largo de más de 40 volúmenes y en los videos Bray. A grandes rasgos, según la teoría “evolutiva” del zermatismo, en la antigüedad los seres humanos estaban bajo el control de la raza de los híbridos humanos-yeti y además los simios violaron a mujeres, lo que devino en una sub-tribu de gente fea que luego se convirtió en criminales, asesinos, nazis y comunistas. Según su teoría las diferencias tribales y culturales, que se unen a partir de características comunes en la representación artística, son la justificación de las distintas razas del planeta.

La experiencia del nazismo, el olvido, la soledad, eso de ser un “ciudadano del mundo”, un “patriota sin patria”, aparece en las reflexiones de sus años finales, donde expresa que los judíos son una fuente de tradiciones antiguas y que han adquirido sabiduría suprema a partir del sufrimiento atravesado en diferentes momentos de la historia, y realiza una pequeña obra, una Menora en relieve para rendirles tributo.

Su última escultura fue Katyn - El último aliento (1979), un potente homenaje a las víctimas de la masacre en el bosque homónimo en septiembre de 1939, cuando alrededor de 5.000 oficiales militares polacos, intelectuales y presos políticos fueron asesinados por los soviéticos y enterrados en fosas comunes.

Katyn - El último aliento (Netflix)

Otro de los aspectos que toca el filme es la recuperación de su figura en la Polonia actual, donde el antisemitismo y la derecha dirigen el gobierno a través del PiS (Ley y Justicia), el partido político de derecha y de ideología católica, conservadora y proteccionista. En Boleslav el Valiente, Szukalski rediseño el águila polaca en forma de hacha,hoy esa iconografía ha sido adaptada como símbolo de estos nuevos tiempos oscuros.

Szukalski murió en 1987 en Los Ángeles. Un año después, sus amigos cercanos esparcieron sus cenizas y las de su esposa en Rano Raraku, la cantera de escultores en la Isla de Pascua, en un homenaje que también fue grabado y aparece en los 105 minutos que dura el documental dirigido por Ireneusz Dobrowolski.

Struggle: La vida y el arte de Szukalski no es solo una pieza sobre un creador genial y su vida polémica, sino un retrato de época -aquella y actual- y sobre cómo el pensamiento, muchas veces, se ajusta a un momento histórico, pero que puede cambiar, puede ser mejor. Y que para una cosa o la otra, la oscuridad y la luz pueden habitar el mismo espacio, incluso en el alma de un artista irrepetible, en este caso la de Stanislaw Szukalski.

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