Sabato, el autor que trascendió la literatura y se comprometió con la sociedad

A una década de su muerte, un recorrido por el pensamiento de un autor que desde su primera obra, “Uno y el universo”, hasta el informe de la CONADEP, que devino en el “Nunca más”, se mostró comprometido por lo que sucedía en el país

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Autorretrato de Ernesto Sabato
Autorretrato de Ernesto Sabato

Se cumplen diez años de la muerte del celebérrimo autor argentino Ernesto Sabato, un físico de profesión que se dedicó a las letras convirtiéndose en uno de los paradigmas surrealistas de la literatura latinoamericana del siglo XX.

Una década, no más. Cuando uno piensa en Sabato se figura a un hombre que, como Borges o Cortázar, dejó nuestro mundo hace ya tiempo, en un siglo que no es el nuestro. No obstante, el autor de El túnel abandonaba este plano en la madrugada de un sábado de abril de 2011, con noventa y nueve años, a dos meses de alcanzar el inasible número cien.

Si bien ya había publicado un comentario sobre La invención de Morel en 1941 y algunas colaboraciones en la revista Sur, Sabato (Rojas, 1911) irrumpió en la escena novecentista en 1945 con Uno y el universo, su primer libro, una serie de ensayos constituida por sutiles y enérgicas reflexiones que van de la ciencia natural a la filosofía, la literatura y el arte, donde abordó, al mejor estilo Montaigne, temas como la memoria, la eternidad, las matemáticas, el sentido común, la poesía y la moral. En su reedición de 1968 —forjada por la insistencia de sus editores y amigos—, decidió prologar la obra distanciándose considerablemente de parte de su contenido y tenor. De alguna manera, en ese prólogo el argentino aventuraba la idea ya señalada por Camus, según la cual la œuvre por la que un escritor es dilecto o vilipendiado siempre constituye una imagen pasada del propio autor, por lo que éste es para los demás lo que nunca es para sí mismo. Como sea, es curioso que haya sido el propio Camus quien diera lugar a Sabato en Francia, cuando cuatro años después de publicarse Uno y el universo, fascinado con El túnel (1948), el argelino hiciera editar ésta por la reconocida editorial Gallimard en 1949, lo que abrió al rojense un lugar en Europa.

Las primeras ediciones de "Uno y el universo", "El túnel" y "Sobre héroes y tumbas"
Las primeras ediciones de "Uno y el universo", "El túnel" y "Sobre héroes y tumbas"

Pero el autor de Sobre héroes y tumbas no es para los argentinos únicamente un célebre escritor. Sabato es también aquél que, a instancias del entonces presidente Raúl Alfonsín, presidió la emblemática CONADEP, organismo que en la década del ’80 buscaba indagar los hechos cometidos durante el último gobierno militar. Como sabemos, la tarea de Sabato culminó con la publicación del informe Nunca más, un documento de enorme peso para lo que luego serían los “juicios a las juntas”.

Este fenómeno da lugar a pensar el universo al que adscribía Sabato, no reductible al ámbito de la literatura y el pensamiento, sino extensible a los más controvertidos episodios de la escena política argentina. Este rasgo es justamente el que lo contrasta con su amigo Borges. Se sabe que ambos, aunque muy cercanos, se distanciaron considerablemente en sus ideas políticas, no únicamente por poseer valoraciones disímiles sino, sobre todo, por el lugar que cada uno daba a la política en tanto asunto de interés para la discusión. En una conversación que sostuvieron ambos en 1975, a instancias de Orlando Barone, y que luego será publicada por la editorial Emecé junto con otras charlas que los dos autores sostuvieron posteriormente, se dice lo siguiente:

Ernesto Sabato y Jorge Luis Borges
Ernesto Sabato y Jorge Luis Borges

Borges: ¿Cuándo nos conocimos? A ver... Yo he perdido la cuenta de los años. Pero creo que fue en casa de Bioy Casares, en la época de Uno y el Universo.

Sabato: No, Borges. Ese libro salió en 1945. Nos conocimos en lo de Bioy, pero unos años antes, creo que hacia 1940.

Borges: (Pensativo) Sí, aquellas reuniones... Podíamos estar toda la noche hablando sobre literatura o filosofía... Era un mundo diferente... Ahora me dicen, sé, que se habla mucho de política. En mi opinión les interesan los políticos. La política abstracta, no. A nosotros nos preocupaban otras cosas.

Sabato: Yo diría, más bien, que en aquellas reuniones hablábamos de lo que nos apasionaba en común a usted, a Bioy, a Silvina [Ocampo], a mí. Es decir, de la literatura, de la música. No porque no nos preocupara la política. A mí, al menos.

La respuesta de Sabato sintetiza su posición en el universo. El autor de Heterodoxia hablaba con sus amigos sobre filosofía, música y literatura porque eran los temas comunes a la pasión de todos ellos. La política, parece, no era una cuestión que contara con el apoyo de todo el grupo, pero sí un tema que preocupaba al propio Sabato, quien cierra lacónicamente su posición con un “a mí, al menos”, distanciándose del “a nosotros nos preocupaban otras cosas” de Borges.

Sabato entrega al expresidente Raúl Alfonsin el informe de la CONADEP
Sabato entrega al expresidente Raúl Alfonsin el informe de la CONADEP

Sabato aspiraba a la impronta whitmaneana de fundirse con el universo, de hacerse uno con él o, al menos, de advertir las relaciones, las dinámicas y las dramaturgias que signan este vínculo. Pero su intento no era un gesto abstracto, Sabato comenzó por el estudio de la física, e inspirado por el surrealismo de la década del ’20 del siglo pasado respondió luego al llamado de la literatura y el arte —no debe olvidarse que también fue pintor—. Posteriormente, como ya hemos señalado, se involucró en lo social, siendo el rostro de uno de los episodios más emblemáticos de la democracia argentina.

De alguna manera, la amplitud del universo Sabato puede ser asimilada a la pregunta por la identidad. Tanto Uno y el universo, su primera obra literaria —sobre todo con el prólogo de 1968—, como su rol en la constitución del informe de la CONADEP, plantean el interrogante que pretende quitar el velo a lo desconocido, a lo desaparecido y a lo indescifrable. El universo Sabato parece armonizar muy bien con el espíritu del cuervo surrealista de Poe que, posado sobre el busto de la sabiduría divinizada, responde “NUNCA MÁS”.

Sabato, erudito y original, lector y escritor, fue también un hombre comprometido con la sociedad de su tiempo. La pregunta por la identidad, esa misma pregunta que el personaje de Poe emplea en un magistral y elegíaco ambiente poético y que Sabato conjura primero literariamente y luego como exigencia política en contra del olvido y en favor de la justicia, encuentra su revelación decisiva en la respuesta del pájaro azabache, respuesta que es a la vez el nombre de aquello oscuro que se aparece como desaparecido y de lo que, como el universo, exige ser indagado, buscado y recordado.

*El autor es Lic. en Filosofía y docente de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM)

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