¿Se jubilan los escritores? La mayoría, para lograrlo, tienen que hacerlo desde otra profesión, dado que nadie, sacando los casos que se cuentan con los dedos de la mano, vive de la literatura. Pero una de las formas de obtener una pensión vitalicia entre los autores porteños cuando se alcanza la edad jubilatoria es mediante los Premios Municipales, que existen desde 1908. El problema es que hace ocho años están paralizados. Así lo denuncia un grupo numeroso de autores —Rubén Szuchmacher, Gabriela Cabezón Cámara, Alejandro Tantanian, Rafael Spregelburd, Claudio Tolcachir, Daniel Guebel, Tamara Kamenszain y Guillermo Martínez, entre tantos, tantos otros— mediante una carta a Horacio Rodríguez Larreta, que se hará pública el lunes. La dirigen al Jefe de Gobierno de la Ciudad porque, aseguran, ya han tenido varias reuniones con Enrique Avogadro, ministro de Cultura, y con Mora Scillamá, a cargo de la Dirección General Desarrollo Cultural y Creativo, pero no han obtenido ningún resultado más que un puñado de promesas que siguen sin concretarse.
El reclamo de estos autores —acompañado por Argentores (Sociedad general de autores de la Argentina), SADA (Sindicato argentino de autoras y autores) y la Unión de Escritoras y Escritores— se centra en el Premio a la dramaturgia, los Premios literarios para las categorías de Poesía, Ensayo, Cuento y Novela y los especiales Eduardo Mallea y Ricardo Rojas. Faltan designarse los jurados para los bienios 2012/2013, 2014/2015, 2016/2017, 2018/2019 y, además, en el 2020 no se efectuó la convocatoria. “Uno de esos premios es una pensión. Los autores la reciben para sobrevivir. Las convocatorias que se hicieron fueron fantasmas. Si entrás a la página no hay nada. La convocatoria ya no es transparente ni pública como debe ser por ley”, dice Enzo Maqueira, escritor y miembro de la Unión de Escritoras y Escritores, y agrega: “Es grave porque, no sólo se está incumpliendo la ley, para participar de estos concursados tenés que mandar seis ejemplares de tu libro. A precio de hoy son seis, siete lucas que estás gastando. ¿Y para qué? Para que queden cajoneados en una oficina del Ministerio de Cultura de la Ciudad”.
Los Premios Municipales tienen, además de asignaciones de dinero por única vez —segundo y tercer premio, y un cuarto a obra inédita—, la designación de un autor que, por su destacada carrera —varias obras publicadas y menciones en los medios, entre otros puntos— pero también por su edad, sea beneficiario de una jubilación “equivalente al sueldo básico”. “Hubo reuniones para destrabar este asunto, pero siempre quedaron en la nada porque lo concreto es que siguen sin convocar a los jurados. Por eso empezamos a hacer esta juntada de firmas y una carta al Jefe de Gobierno. Más en estos momentos donde el sector cultural está tan desprotegido. Son momentos muy difíciles para la cultura en general. Es doblemente indignante que haya este abandono a este premio que es tan importante”, sostiene Susana Torres Molina, dramaturga, autora de más de treinta textos teatrales, ganadora del Primer Premio Municipal en el bienio 2006-2007 e integrante del Consejo de Teatro de Argentores. Desde el Gobierno de la Ciudad, dicen que están trabajando para ordenar los bienios atrasado.
Al no recibir respuesta, se realizó la denuncia en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y es el Programa de Derechos Culturales de la Defensoría el que intenta destrabarlo. Desde allí, le dijeron a Infobae Cultura que se hizo el pedido de informe pero desde el gobierno porteño respondieron que no había presupuesto, que las convocatorias se hicieron y que en 2020, por la excepcionalidad de la pandemia, no hubo una nueva convocatoria, lo que es efectivamente cierto. Sin embargo, sostienen, “hay una falta de respuesta por parte del Estado a todas esas personas que mandaron sus libros con expectativa y no recibieron respuesta. Ni siquiera se les brindó la posibilidad de pasar a buscar esos libros”. En estos momentos, la Defensoría, que no puede realizar ningún tipo de sanción, está trabajando en una recomendación para que, de una vez por todas, se destrabe este asunto, puedan convocar a los jurados, y se vuelva a habilitar esta herramienta fundamental a la hora de, no sólo otorgar reconocimientos culturales notables, también efectuar pensiones a escritores que no tienen otra forma de contar con una jubilación.
No es la primera vez que pasa. Cuando Mauricio Macri era Jefe de Gobierno y Hernán Lombardi ministro de Cultura de la Ciudad, el pago de los Premios Municipales de Cuento, Novela, Poesía, Música y Teatro a obra editada e inédita de 2008/2009 y 2010/2011 fue demorado durante años, incluso la remuneración a los jurados. Durante esa espera, dos premiadas, Gloria Pampillo y Clara Carrera, murieron. “En ese momento hicimos una movida similar a esta porque pasó lo mismo. Y ahí, de nuevo, durante algunos años, se volvieron a respetar los concursos bianuales, pero desde 2012 no se falla”, comenta Torres Molina. Por su parte, Lucía Laragione, que también forma parte del Consejo de Teatro de Argentores, es dramaturga, autora de libros infantiles y juveniles, y Premio Municipal 1998-1999, sostiene que “es un premio fundamental porque prácticamente no te podés jubilar como escritor, o hay muy pocas vías para hacerlo, por eso es tan importante”.
En 2009, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó una ley fundamental: Proescritores, un sistema de jubilaciones para los escritores que no llegan a una jubilación mínima, es decir, que están en una situación de vulnerabilidad, o que tienen una discapacidad. Si el escritor ya cuenta con algún subsidio, el programa le otorga el dinero que falta hasta alcanzar con la pensión asignada, “equivalente al ingreso básico del personal [administrativo] del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. Los requisitos, al igual que los Premios Municipales, son estrictos: nacer o tener residencia en la ciudad con una antigüedad de quince años, tener más de sesenta años de edad, contar con una “trayectoria pública constante en la creación literaria no inferior a diez años o haber publicado cinco libros debidamente registrados como mínimo”. Desde el Programa de Derechos Culturales de la Defensoría del Pueblo sostienen que “quedó como un sistema tipo feudal porque solo se abren puestos cuando se muere alguien. Sí cumplen con el pagos de jubilaciones para quienes entraron, pero hoy no hay posibilidad de entrar”.
Ni en 2020 ni en 2021 se abrió la convocatoria al programa Proescritores. “Hoy, los que deberían ser beneficiados por el programa son los más perjudicados durante esta pandemia. Ahí sí la Defensoría hizo una recomendación. La respuesta es que se regularizará cuando haya presupuesto”. Tanto los Premios Municipales como Proescritores dependen de Desarrollo Cultural y Creativo del Ministro de Cultura de la Ciudad. “Es una cuestión es política. Creo que no hay una valoración de la labor de los artistas y les resulta incómodo el tema. Más de una vez han intentado que se termine y siempre ha habido una respuesta muy importante de la comunidad artística. Este es el lugar que le da el gobierno porteño a la creación artística”, sostiene Lucía Laragione, mientras que Susana Torres Molina agrega: “Sabemos que el Gobierno de la Ciudad, tanto con Macri como con Rodríguez Larreta, no se caracteriza ni por la educación ni por la cultura. En general los recortes vienen por ahí. Hoy se junta el poco interés por la cultura, pero más por los hacedores de la cultura, y aprovechan para recortar en algo que para ellos no es esencial”.
Los actores también padecen la misma situación. En una carta abierta de la organización Asamblea Permanente de Escénicas al ministro Enrique Avogadro —entre los firmantes están Cristina Banegas, Rodrigo de la Serna, Ricardo Bartis, Mauricio Kartun, Daniel Veronese, Pompeyo Audivert, Cecilia Roth, Laura Azcurra, Julieta Díaz— plantean la necesidad de “trabajo registrado para sobrevivir” y “la constitución urgente de un fondo excepcional que permita, a través de instrumentos con los que el gobierno ya cuenta como el Fondo Metropolitano, otorgar un subsidio por desocupación. Esta ayuda debe ser a personas físicas, sin concursos ni contraprestaciones y a modo de compensación salarial”. Además, exigen “la reactivación de los Premios Municipales suspendidos hace cuatro bienios”. Una de las propuestas concretos es la implementación de “un circuito virtual de obras, clases y talleres a través de las plataformas públicas, grabado en instalaciones seguras del CTBA con técnica y salario digno a cargo del Estado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.
“Desde 2007 gobierna en la ciudad una fuerza política que hace del recorte y de la desfinanciación de proyectos del Estado un culto. Creo que es coherencia de una fuerza política que se dedica constantemente a horadar los aportes y la participación del Estado en la comunidad y que, además, con la cultura tiene muchas deudas pendientes”, dice Enzo Maqueira y recuerda el pedido de más de sesenta organizaciones al ejecutivo porteño, en agosto del año pasado, para que decrete la emergencia cultural. “Uno dice: ‘no hay presupuesto, no hay plata’, que es entendible, es real, pero al mismo tiempo vemos que se cambian las baldosas tres veces por año, se ponen palitos por toda la ciudad, y bicisendas, sendas para pasear perros, sendas para detener los autos, 800 millones de cámaras, las rejas, las macetas pintadas de amarillo y no hay plata para establecer un jurado y premiar a los autores y cumplir la ley. No es descuido, no es burocracia, es recorte asociado a la política coherente con las bases que tiene la fuerza política que gobierna la Ciudad de Buenos Aires desde 2007 hasta hoy”, concluye el escritor.
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