La controversia de más de un siglo sobre la autoría del busto de Flora, expuesto en el Museo Bode de Berlín, ha finalizado tras presentarse un estudio de carbono 14: la obra no pudo ser realizada por Leonardo Da Vinci.
La pieza fue adquirida para el museo de una galería de Londres por la suma de unas pocas libras en 1909 por Wilhelm von Bode, quien declaró con orgullo que era un Da Vinci perdido.
Entonces, desde el museo se jactaron de haber “arrebatado un gran tesoro artístico ante las mismas narices” de la comunidad artística británica. Pero la respuesta no tardó en llegar. Al año siguiente se alegó que había sido realizada por el artista británico Richard Cockle Lucas, de quien se dice que esculpió el busto basándose en una pintura.
Entonces, el hijo de Lucas, Albert, describió cómo él y su padre hicieron el busto y rellenaron su interior hueco con objetos, incluida una carta fechada en la década de 1840. Cuando se quitó la base de la escultura, el personal del museo descubrió que los escombros del interior de Flora coincidían exactamente con las descripciones de Albert Lucas.
Sin embargo, von Bode se mantuvo fiel a sus afirmaciones. “Es una maquinación, es un engaño”, dijo entonces el director general de los Museos Reales de Berlín en su defensa cuando fue criticado por comprar una falsificación. Mientras tanto, las teorías sobre los verdaderos orígenes de Flora, incluida la idea de que fue creada por el artista del siglo XVI, aunque por un artista diferente a da Vinci.
Otro dato muy curioso es que el busto estaba inspirado en la pintura Flora, inspirada en la diosa de la primavera y las flores en la mitología romana, un tema popular entre los artistas del Renacimiento.
Por mucho tiempo se creyó que el cuadro Flora también había sido realizado por Leonardo, ya que contenía todas las características de su estilo: el tipo facial femenino, con los ojos bajos y una sonrisa tensa, la técnica del sfumato y las representaciones geológicas y botánicas. De hecho, cuando el zar Nicolás I manda a comprarla para el Hermitage, donde hoy se encuentra, lo hizo motivado por la firma. Pero, con el tiempo se supo que en realidad había sido realizada por Francesco Melzi, quien había sido seguidor de Leonardo.
En el caso del busto, la falsta atribución a Leonardo se terminó de descubrir gracias a un grupo de científicos dirigido por un investigador del CNRS (centro nacional de investigación francés), que acaba de demostrar de una vez por todas que el erudito alemán estaba equivocado.
El denominado busto de cera Flora ha sido sometido a una datación por radiocarbono (s. XIV), que proporciona una fecha precisa y un resultado incontrovertible: se realizó en el siglo XIX, casi 300 años después de la muerte de Da Vinci, informa el CNRS en un comunicado.
Como la escultura estaba hecha principalmente de espermaceti, una especie de cera extraída de las ballenas, los investigadores tuvieron que desarrollar un nuevo método de calibración para fechar con precisión la obra de arte. Sus resultados, que se publican en Scientific Reports, muestran cómo la datación por carbono 14 se puede aplicar a materiales inusuales.
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