Gabriela Margall y una historia que mira a las hermanas Brontë en el Río de la Plata

La autora argentina reflexiona sobre su nueva novela, “La institutriz”, que relata la vida de una inglesa que, tras enseñar a niños de las élites porteñas, desea regresar a su pueblo. “Fue divertido mezclar el género romántico con el gótico”, dijo

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 Gabriela Margall
Gabriela Margall

Un amor maduro, el particular modo de vida de las clases acomodadas porteñas a comienzos del siglo XX y los secretos más oscuros de una familia son los ejes de La institutriz, la novela más reciente de Gabriela Margall que suma elementos del gótico a su tradicional narrativa romántica y que con reminiscencias de Jane Eyre -el célebre libro de Carlota Brontë- cuenta la historia de Elizabeth Shaw, una mujer inglesa que llegó al Río de la Plata a trabajar como institutriz.

A partir de una heroína con una alta dosis de orgullo, al estilo de las de Jane Austen, la autora cuenta la historia de Elizabeth Shaw -una mujer inglesa que llegó al Río de la Plata a trabajar como institutriz- y su reencuentro con su gran amor, veinte años después de conocerse.

Margall es escritora, historiadora y profesora de Historia egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Desde 2006 escribe novelas histórico-románticas como La princesa de las Pampas, El secreto de Jane Austen y Huellas en el desierto. También es coautora junto a Gilda Manso de La historia argentina contada por mujeres, una colección en tres tomos que cuenta el pasado nacional con perspectiva femenina, a la manera de la monumental obra de Georges Duby.

Como en todas sus obras, su novela más reciente se caracteriza por la cuidadosa ambientación y recreación de los personajes y la época en la que transcurre la historia romántica.

"La institutriz" (Ediciones B), de Gabriela Margall
"La institutriz" (Ediciones B), de Gabriela Margall

- ¿Cuánto hay de novela romántica clásica en la historia de un amor tardío como es La institutriz?

- Creo que todo, porque, en esencia, la novela romántica es una historia cuyo conflicto se centra en el amor entre los dos protagonistas. Dentro de los rasgos del género no aparecen las edades. Es posible que, en general, los protagonistas sean jóvenes porque el amor se suele asociar a la juventud, primavera y demás clichés. Quería contar una historia con protagonistas que no tuvieran veinte años y mostrar las formas que toma el amor cuando ya existen cicatrices y experiencias de amores frustrados.

-¿Cómo surgió el cruce del género tradicional con el gótico, el claro homenaje a “Jane Eyre”?

- Si escribía sobre “la institutriz” como tema, no se me ocurría trabajar sin Jane Eyre de Charlotte Brontë, o esa otra institutriz menos conocida que es Agnes Grey de Anne Brontë. Al principio quería poner imágenes, referencias a Jane Eyre: un protagonista frustrado, un perro, una niña llamada Adèle (la niña de “La Institutriz” se llama Adela). Cuando incorporé el último ingrediente, la locura y el secreto, la novela tomó un aire gótico imposible de negar. Si al principio fue inconsciente, después fue deliberado y muy divertido mezclar el género romántico y el gótico.

- El apellido de la amiga de la protagonista, “Sharp”, es otro homenaje a una de sus escritoras favoritas, Jane Austen.

- Quería que en la novela aparecieran institutrices reales o literarias. Hay un personaje secundario, muy importante, Mary Anne Sharp, que es la amiga de la protagonista y su familia, en cierto modo. Anne Sharp fue una institutriz real que se ocupó de educar a la sobrina de Austen, Fanny Knight, y que se convirtió en amiga de la escritora. Se conservan, por ejemplo, los volúmenes de la primera edición de Emma de Austen, que la autora le envió como regalo a Sharp.

En Emma, precisamente, la novela comienza con el casamiento de la institutriz de la protagonista, miss Taylor. La amistad entre Austen y Anne Sharp duró hasta la muerte de la autora, y lo sabemos porque Cassandra Austen le envía un mechón de cabello a miss Sharp en la carta donde le anunciaba que Jane Austen había muerto.

- ¿Cuál es la fecundidad que tiene para la novela romántica esa época de finales del siglo XIX y comienzos del XX?

- Fines del siglo XIX y principios del XX es un período muy interesante en la historia occidental, es un período sin guerras internacionales. Y cuando uno escribe una novela romántica, a menos que quiera meterse con ese tema, es preferible evadir las épocas donde hay conflictos bélicos locales o internacionales.

Más allá de eso es un período de gran expansión económica, de avances tecnológicos, de avances en derechos sociales y políticos para las mujeres. Es un período muy tranquilo y muy interesante para contar una historia.

Gabriela Margall
Gabriela Margall

- La novela pone en escena un conflicto respecto de los rumores y la reputación de las mujeres a través de la protagonista, Belén, una hija de una familia tradicional porteña.

- Si uno asume la tarea de escribir una novela histórica tiene que entender que ese conflicto sobre la virtud de la mujer debe estar presente, no es algo que se pueda elegir. Era el modo en el que se controlaba a las mujeres de cualquier clase social: cada una de sus acciones debía dejar en claro que era una mujer virtuosa. Sin avanzar demasiado, quise contar una historia donde eso fuera puesto en cuestionamiento y ver sus consecuencias y su resolución.

-¿Cuál es el trabajo de investigación que realizaste, como historiadora para evocar esa época e incluir en el texto personajes históricos como Jorge Newbery?

- Como soy historiadora, mi aproximación a la investigación para estas novelas es particular: investigo y al mismo tiempo construyo el argumento. Sabía que el protagonista masculino iba a ser ingeniero y que iba a tener interés en los avances técnicos de la época. La figura de Newbery es la primera que aparece cuando revisás la historia de los avances técnicos de la época en Argentina.

-¿Cómo ideaste los espacios en los que se desarrolla la novela: distintas casas en Buenos Aires, París y un pueblo pesquero de Inglaterra? ¿Cómo se relacionan con el desarrollo de la historia?

- Buscaba tres lugares diferentes: el primero era el hogar, todos los recuerdos de Elizabeth y el profundo deseo de volver a sus raíces. Quería que fuera un lugar pequeño, casi invisible pero importante para la protagonista, porque le daba más fuerza a su deseo de volver. La Buenos Aires de principios del siglo XX es una de mis favoritas.

Era una ciudad que se llevaba el mundo por delante, llena de edificios y ansiedad de futuro. Y París en esta novela es una ciudad frívola, libre, feliz, en la que los protagonistas se dan permisos. En cada uno de los lugares, los protagonistas cambian y se ubican ante sus conflictos de manera distinta. Fue muy interesante trabajar con esos cambios.

La autora con la tapa de "Infernales", una obra anterior
La autora con la tapa de "Infernales", una obra anterior

- La protagonista tiene un origen incierto, que se va develando a lo largo de la historia. ¿Cómo surgió esta subtrama?

- Desde el inicio sabía que Elizabeth Shaw iba a ser huérfana e hija de un pastor inglés. La orfandad siempre genera preguntas sobre la identidad y fui construyendo la novela alrededor de esa pregunta.

-¿Cuál es la relación que la protagonista tiene con la tecnología?¿El cine, los autos, los aviones? ¿La ve como una amenaza de una época de cambios?

-Suelo escribir sobre mujeres que tienen una forma propia de ver el mundo, que buscan cambiar los límites o intentan hacerse un lugar en un mundo de hombres. Esta vez quise escribir sobre una protagonista profundamente conservadora, porque esa forma de ser le permite conservar su lugar en el mundo. Y si es tan conservadora, me parecía que cualquier avance tecnológico iba a afectarla profundamente, porque era una forma de ir contra su personalidad, de hacerla sentir insegura. Fue un experimento que disfruté mucho.

-El personaje de Tomas Hunter no responde al arquetipo del héroe romántico: un ingeniero casado y atormentado por la vida. ¿Buscaste deliberadamente transgredir ese modelo?

-No me gusta escribir modelos o arquetipos. Me gusta escribir personajes reales con una vida pasada, deseos, frustraciones, defectos, errores, gustos. Tomás Hunter está casado y atormentado y yo agrego que tiene un perro, Toby porque esas características son en homenaje al señor Rochester de Jane Eyre.

Pero más allá de eso, es tímido y tranquilo, que gusta de historias de ciencia ficción y los avances técnicos. Habría que chequearlo, pero creo que es el primer protagonista nerd de novela romántica.

-¿Por qué el éxito del género romántico?

- Cuando me hacen esa pregunta siempre recuerdo mi película favorita, Casablanca. ¿A quién no le gusta leer/ver/escuchar historias de amor? Lo que yo me pregunto es: ¿por qué les sorprende que la novela romántica tenga éxito? ¿No hablamos sobre el amor todo el tiempo?

Fuente: Télam

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