Un libro negro, gordo, de tapa dura, textos sentidos y fotos maravillosas titulado Amor por el barrio es la materialización de un proyecto que nace en 2018.
Una mañana sin sol, Reza Deghati, legendario fotógrafo franco-iraní de 66 años que estuvo en los puntos más recónditos del planeta capturando, con o sin flash pero siempre desde el lente de su cámara, escenas invisibilizadas de la historia reciente, caminaba por el Barrio Padre Carlos Mugica, también conocido como Villa 31.
“Tenemos miedo a lo desconocido, a lo que no conocemos. Eso es lo que sucede. Gracias al trabajo fotográfico, la gente de la Ciudad va a conocer esto”, le decía en un francés aparatoso, traductora mediante, a Infobae Cultura.
Su visita a Buenos Aires se da a partir del proyecto Integración social y cultural Barrio 31. En 2018 la asociación Reza Visual Academy dictó talleres de fotografía con la mirada puesta en la integración y la diversidad. Se realizó con el apoyo de la Embajada de Francia en Argentina, el Institut français d’Argentine, la Ciudad de Buenos Aires y la empresa Veolia Argentina. Previo a la edición de este libro, las fotografías fueron expuestas en las rejas de la Embajada de Francia y en el Barrio 31.
El libro Amor por el barrio es bilingüe —en español y en francés— y cuenta con fotos de 30 jóvenes que participaron del taller. A esas postales —en esta nota, mostramos apenas 10— se le suman textos poéticos y narrativos creados por alumnos del liceo franco-argentino Jean Mermoz.
De esta forma, el libro se vuelve una vidriera profunda y múltiple de la vida diaria en el barrio pero también disparadores para problematizar sobre las reglas del urbanismo, las violencias latentes, el rol de las minorías, las luces humanistas de la esperanza, las desigualdades insoportables y las bellezas cotidianas. Además, el testimonio de los jóvenes y los proyectos que surgen en simultáneo.
“Mi barrio es como cualquier barrio, solo que acá hay más culturas, como hay una mezcla de todos los países, y eso es muy interesante”, dice Luis Bogado, uno de los alumnos del taller fotográfico, alumbrando las dos caras del Barrio Padre Carlos Mugica: lo común y lo original, lo ordinario y loe extraordinario.
Otra alumna, Cecilia Rolón, sostiene: “El taller me dejó muchas cosas. Una de ellas es que siempre podemos dar más de lo que damos y que, si nos lo proponemos, podemos llegar a muchísimas cosas más”.
“Esa experiencia de compartir, de confrontar con la triste e injusta realidad existente, la inmersión en aquella atmósfera cargada de esperanza, de sueños, de ganas de vivir probablemente me haya ayudado a crecer como ser humano”, cuenta Amalia Heide, alumna del liceo franco-argentino Jean Mermoz.
Por su parte, Prune Primot, también del liceo, dijo que “la primera vez que entré al Barrio descubrí una ciudad dentro de la mía y estoy muy agradecida de haber podido compartir nuestras vidas en este hermoso proyecto y conocer a los fotógrafos, ya que esta experiencia me permitió descubrir un mundo nuevo y acceder a un terreno que me hizo reflexionar”.
A una foto de Samuel Reinoso, donde una niña abraza a su perro, le hace compañía un texto de Celia Maio en verso que empieza así: “Lo sujetaba fuerte, bien fuerte contra ella. / La envolvía con sus bracitos, ignorando el exterior, irreal. / Tal como una madre que protege a su hijo. / Tal como una nena caprichosa que no presta su juguete. / Lo retiene con firmeza, y cuidad a quien se atreva a tocarlo...”
A una foto de Yasmin Maccio, donde se ve un gran manojo de cables sobre la calle, le hace compañía un texto narrativo de Celia Maio que conculye así: “Este enredo forma un nudo de cables que se asemeja a la unión del barrio. Algunos piensan que siempre es mejor el orden, pero a veces un poco de desorden, de desorden que nos religa, está bien“.
* El libro se puede leer en formato digital acá.
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