Murió el escritor argentino Carlos Busqued

Autor de “Bajo este sol tremendo” y “Magnetizado”, falleció hoy a los 50 años; según pudo saber Infobae, producto de un accidente doméstico. Con sólo dos libros supo hacerse un nombre en la literatura argentina. Con tristeza, escritores y lectores lo despidieron en las redes sociales

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Carlos Busqued, año 2017 (Foto:
Carlos Busqued, año 2017 (Foto: Adrián Escandar)

Hoy murió Carlos Busqued. El escritor argentino nacido en Presidente Roque Sáenz Peña, Chaco, tenía cincuenta años. Según pudo saber Infobae, su fallecimiento fue producto de un accidente doméstico. En las redes sociales, escritores y lectores lo despidieron con mucho pesar. Sobre todo en Twitter, donde sus opiniones eran ácidas, punzantes, incluso delirantes. Su nombre en dicha red era “un mundo de dolor”.

Hasta los 15 años, Busqued vivió en el Chaco, en la ciudad Presidente Roque Sáenz Peña. Luego se mudó a Córdoba, donde terminó el secundario, estudió Ingeniería Mecánica y, una vez recibido, probó estudiar Letras pero no duró más que un par de meses. Entre los años 2006 y 2007 se mudó definitivamente a Buenos Aires. Daba clases en la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) y, según contaba, dos veces al mes viajaba a Córdoba para dar clases también allá.

En una entrevista con Infobae de 2017 a la que llegó con una remera con la inscripción “Jesús es mi capitán”, cuando se le preguntó por aquella ciudad, dijo: “¿Viste que tiraron de la tribuna a un hincha de Belgrano en el clásico y murió? Bueno, eso es Córdoba”.

Produjo los programas de radio Vidas Ejemplares, El otoño en Pekín y Prisionero del Planeta Infierno, colaboró en la revista El Ojo con Dientes y en el último número de Cerdos y Peces, pero sus dos grandes obras son Bajo este sol tremendo (2009) y Magnetizado (2018), ambas publicadas por Anagrama. Con esas dos publicaciones supo hacerse un nombre en la literatura argentina por su estilo y por los temas elegidos.

"Bajo este sol tremendo", de
"Bajo este sol tremendo", de Carlos Busqued

El primero, Bajo este sol tremendo, fue una sorpresa. Por algo fue finalista del Premio Herralde. Para muchos, pocas cosas tan inquietantes se han leído en la escena literaria argentina de los últimos años como esa historia cruda envuelta en un clima de insoportable oscuridad. Adrián Caetano la llevó al cine bajo el título El otro hermano con las actuaciones de Daniel Hendler y Leonardo Sbaraglia.

El protagonista de la historia es Cetarti, un hombre sin trabajo (despedido por “falta de iniciativa y conducta desmotivante”) que pasa sus días encerrado viendo la televisión y fumando marihuana. Una tarde recibe la llamada de un desconocido, que le informa de que su madre y su hermano han sido asesinados a escopetazos. Viaja a Lapachito, el derruido pueblo donde vivía su madre, para hacerse cargo de los cadáveres.

Allí conoce al suboficial retirado Duarte, antiguo militar, amigo del asesino de su madre. También está Danielito, auxiliar de Duarte. En este libro el ambiente es turbio, las relaciones son extrañas y la soledad pasa de ser pegajosa y sucia a provocar un vacío existencial. La escena literaria fue sacudida como si se tratese de un avispero. A partir de entonces, las miradas estuvieron puestas en este excéntrico ingeniero.

"Magnetizado", de Carlos Busqued
"Magnetizado", de Carlos Busqued

Tuvieron que pasar nueve años para que Busqued vuelva a publicar un libro. Magnetizado, un libro de non fiction, una historia real con ecos de A sangre fría de Truman Capote. Durante noventa horas de charla en el penal de Ezeiza, Busqued entrevistó a Ricardo Melogno, un asesino serial de taxistas que durante una “fantasmal semana” de septiembre de 1982, en plena dictadura, se cobró cuatro víctimas. Todas murieron por un disparo en la cabeza desde el asiento de atrás.

La policía buscó al asesino durante casi un mes, de manera tan intensa como inútil. Finalmente resultó ser un muchacho de veinte años raro. Fue la propia familia de Melogno quien lo entregó. Ya detenido, admitió los crímenes y los describió en detalle. No deliraba ni daba la impresión de estar loco. No había ninguna razón ni secuencia lógica deducible que llevara a las muertes. Busqued lo entrevista y luego escribe este libro que vuelve a sacudir las estructuras literarias.

Magnetizado está construido a partir de grabaciones de entrevistas, documentos forenses y recortes de diarios. Evita la interpretación y el juicio, dejando espacio para lo único que puede acercarnos a comprender la naturaleza de los crímenes: la voz de su protagonista. De este modo, el lector cruza la puerta del asesinato múltiple y se encuentra con el asesino: ¿cómo piensa?, ¿cómo cree que es el mundo y cómo debería ser?, ¿por qué hizo lo que hizo? De pronto, todo es literatura.

Carlos Busqued (Foto: Lihue Althabe)
Carlos Busqued (Foto: Lihue Althabe)

Si Twitter es un parque de diversiones, la cuenta de Carlos Busqued es una parada obligatoria. No era un tuistar pero, ¿quién no se ha asomado a ver qué hay ahí? Sin ningún filtro, construyó un espacio de la incorrección política más bizarra. Puteaba al macrismo, subía fotos de aviones y eventos bélicos, se sacaba selfies con sus alumnos en la UTN, retuiteaba pornografía, posteaba artículos periodísticos de asesinatos. Para Busqued, las redes sociales no eran tan importantes.

Allí, muchos escritores, periodistas y lectores lo despidieron. Flavia Pittella escribió: “Tipo insólito, insondable, complejo, extraño, único, divertido, roto, querido. Magnetizado y Bajo este sol tremendo son dos libros perfectos. Vive en ellos para siempre. Y nosotros hoy somos un poco mas pobres. “Quisiera que alguien dijera que no es cierto pero sí, con solo 50 años murió Carlos Busqued, autor de varias de las mejores novelas que dio la literatura argentina en los últimos años. Qué pena. Abrazo a su familia y amigos. Qué triste”, dijo Claudia Piñeiro.

Otro autor, Juan Carrá, escribió: “Me apena enormemente la muerte de Carlos Busqued, mis condolencias a su familia y amigos. ¡Allá nos veremos, bajo este sol tremendo!” Guillermo Martínez agregó que es una “gran pérdida para nuestra literatura”. Juan Sklar, por su parte, tuiteó: “Entre tanto falso profeta de la luz, él escribió de lo único que realmente interesa: la mugre de ser humano”.

Félix Bruzzone puso: “Nunca habrá uno igual a Carlos Busqued. Cuando vuelva a ese cementerio donde con Jorge Consiglio y él dejamos ese papelito que decía ‘hacerla bien’ en la tumba de un tal Young, lo voy a buscar y si no lo encuentro voy a escribir otro que diga ‘hacerla muy bien’. Gracias, Carlos”. Gonzalo Gossweiler escribió: “Qué tristeza inmensa, ¿cómo puede ser? Voy a extrañar tu literatura brutal y tus tuits con aviones”. Y Juanjo Conti: “‘Como cada vez que se conoce a alguien de Twitter, soy la decepción’, me escribió en mi ejemplar de Bajo este sol tremendo. Estaba errado”.

Carlos Busqued (Foto: Adrián Escandar)
Carlos Busqued (Foto: Adrián Escandar)

En aquella entrevista de 2017, cuando estaba por salir Magenitzado, hablando de la escritura y sus motivaciones, dijo esto:

Yo escribo para que se me perdone lo que soy. Yo soy una persona muy disfuncional, siempre estoy como pidiendo disculpas por lo que soy, ¡y tengo razón! Entonces son las ganas de provocar un estéreo: ‘Este es un pelotudo pero mirá, algo tiene’. Por ahí para otros es esa cosa de circular, estar ahí, qué sé yo. Pasaron diez años, loco. Yo no publiqué más una mierda. Teóricamente tendría que estar cortándome la garcha, y me sigue hablando gente que leyó el libro. ¡Diez años! Es muy tremendo eso. Eso me parece, si te puedo decir una cosa, te digo esa. Segundo, yo era cliente de Anagrama. No sé cuántos libros de Anagrama conservo, que son muchos, y cuántos me chorearon, que son también bastantes. Pero en este momento mis libros de Anagrama -¡y cliente, eh! porque no me regalan una mierda- es así en mi biblioteca [estira los brazos y separa las manos un metro] más los que me chorearon ponele que sea así [los estira aún más]. Yo estoy en esa lista. Estoy con un montón de boludos también, no digo que son todos buenos. Y tengo casi todos libros amarillos, no tengo libros grises. Pero si hay un orgullo es que puse mi libro entre los de Anagrama.

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