“Fue, sin dudas, el peor año para las artes escénicas en todo el mundo. Y lamentablemente lo sigue siendo. Lo vemos en Europa: después de una apertura hubo que ir al cierre. Esperemos que no sea así en nuestro caso”. El que habla es Jorge Telerman, Director General y Artístico del Complejo Teatral Buenos Aires (CTBA). “Nunca creí que la pandemia nos iba a hacer mejores porque no creo que las guerras o los sufrimientos nos hagan mejores personas. Nos hacen, en todo caso, más sensibles. Pero nos dejan más pobres, nos dejan heridos. Sí me parece que se evidenció para mucha gente, no para quienes ya estábamos convencidos de antes, la centralidad que tiene el arte en nuestra vida individual, pero sobre todo en nuestra vida comunitaria, no sólo para entretenernos, sino para encontrar las respuestas clave. Hemos visto cómo en pandemia se han buscado desesperadamente y se han encontrado formas de encontrarnos a través del arte. No hay nada que festejar, sí hay que prestarle atención a la manera inmediata que tuvo la producción artística”, agrega en esta conversación telefónica.
La entrevista con Infobae Cultura comenzó unos minutos más tarde porque se extendió más de lo habitual la reunión del funcionario con la Asociación Argentina de Actores, que adhirió a una carta —junto a Argentores, ARETI, APDEA, MECA, GETI y Actrices Argentinas, entre otras organizaciones— firmada por La Colectiva de Autoras. Se trata de un expreso repudio a las declaraciones del funcionario porteño a La Nación sobre el proyecto de prestar una sala del Teatro San Martín a elencos y compañías de la escena independiente que, debido a la pandemia, no pueden abrir sus teatros. “Que el CTBA, organismo dependiente del Gobierno de la Ciudad, incorpore para su programación obras producidas en el circuito independiente, profundiza la precarización laboral que ya atraviesa el sector. De este modo, el CTBA deja de invertir en la producción de obras, no paga honorarios a lxs integrantes de los equipos creativos, no paga sueldos de actores, actrices, intérpretes, directores, directoras durante los ensayos y funciones, poniendo al sector en un estado de mayor precarización laboral”, se lee en el comunicado.
Ahora, en diálogo telefónico, Telerman sostiene su punto de vista en este conflicto: “Nosotros consideramos muy bienvenidas todas las discusiones en las que estemos de acuerdo en cómo mejorar y, en este caso, hacer acciones que ayuden a un sector que la está pasando muy mal”, dice y agrega que existen “estas insoportables grietas en nuestra sociedad”, donde “muchísimas veces hay voces que buscan arreglar las cosas desde intereses más electoralistas o partidarios o de coyuntura de grietas, a las que yo les huyo como a la peste”. En la reunión con la Asociación Argentina de Actores, organismo presidido por Alejandra Darín, se decidió “poner una pausa sobre el proyecto. Tanto lo que nosotros queremos como el gremio de actores y de directores es hacer algo que beneficie al sector. Obviamente nosotros desde el CTBA no podemos repartir subsidios, que sí los hubo: este año el Gobierno de la Ciudad, a través del Ministerio de Cultura, dio un aumento a las partidas de subsidios, ayudas y colaboración”.
En ese punto, el ex Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el período 2006-2007 hace referencia al Premio Estímulo, coordinado con el Banco Ciudad, que “está enteramente destinado al sector independiente: seleccionarán diez obras a la que se le darán una cantidad interesante de dinero a cada una de ellas para producirse y ser montadas en salas independientes, no en nuestras salas. Es un dinero que nosotros sacamos de nuestro presupuesto, porque es el Banco Ciudad, un recurso que tenemos para producción de teatro y que este año de manta corta hemos decidido destinarlo con nuestra curaduría al sector independiente. Y también queremos ver, por eso la charla con actores y otros sectores, de qué manera esto no perjudique, sino al contrario, beneficie. La pregunta es: ¿de qué manera podemos colaborar con el fortalecimiento y la ayuda al sector independiente con los recursos que tenemos?”
En la entrevista cuestionada por los gremios y asociaciones, el funcionario había dicho que “en un 95 por ciento, el Complejo sigue siendo una fábrica de producción”. A eso apuntó el comunicado de La Colectiva de Autoras: “Esto quiere decir que este año se reduce en un 5% la producción oficial y las políticas aplicadas indican que la tendencia será continuar reduciendo la participación del Estado en la promoción de políticas culturales y en particular, en el Complejo, en la producción de obras propias. En pocos años, el CTBA dejaría de existir como tal y pasaría a ser un organismo que se lleva las producciones independientes a sus espacios, sin presupuesto y sin remuneración para lxs artistas”. A ese punto, Telerman responde: “Esto que quede claro: el CTBA seguirá siendo como lo es: una producción propia cien por ciento. Nosotros vamos a producir nuestras obras, pagar a los artistas, como venimos haciendo. Esta fue una idea que ni siquiera está terminada y que por ahora la ponemos entre paréntesis hasta encontrar, en conversaciones genuinas con el sector, de qué manera podemos organizarla sin que esto les genere inquietudes a quien queremos ayudar”.
Una cuestión nodal del contrapunto generado es que los teatros independientes siguen cerrados, en cambio los públicos ya están desplegando el postergado cronograma de 2020. Pero, ¿cómo sobrevive un sector que, ya de por sí precarizado, se enfrenta a un contexto donde no se puede trabajar? En esa línea, el comunicado de las organizaciones independientes exige “políticas públicas adecuadas, ejecución del presupuesto y actualización del mismo acorde a la situación de crisis que atraviesa el sector”. Por su parte, al mando del CTBA, Telerman sostiene que “este año el imperativo categórico es tener las salas abiertas a como dé lugar. Tenemos que dar trabajo, lo estamos haciendo. Tal como nos comprometimos ya empezamos a hacer la temporada 2020 de todos nuestros títulos en el 2021. Y si por razones de pandemia sanitaria alguna obra no puede hacerse en el 2021 pasa inmediatamente al inicio del 2022. En ese sentido ratificamos nuestro compromiso de seguir siendo un teatro de producción propia, nada de cooperativas, donde se les paga a elencos, a equipos creativos, a directores”.
El 2020, explica Telerman, fue extraño pero “el teatro público tiene la obligación de marcar tendencia y vanguardia”. “Como las grandes crisis, la pandemia no inventó nada pero sí aceleró los tiempos. Las crisis son grandes aceleradores de fenómenos que ya se vienen produciendo. Y el cruce de lo virtual y lo presencial, en el campo del arte y de la ciencia, ya se venía desarrollando con intensidad”. Se refiere al ciclo Modos Híbridos: una propuesta de teatro online que surgió de “pensar un material para ser visto en las redes: productos teatrales para redes, pero pensados, no como una película, sino con la cabeza de la puesta en escena. A las obras no se pudieron hacer por la pandemia, la pregunta fue: ¿por qué no hacerlas de media hora para ser vistas en las redes? Los resultados son maravillosos. En general, para que estas cosas te salgan bien tiene que pasar un tiempo. Pero salieron todas bien desde el inicio. Hay joyitas. Yo me maravillo: que en media hora te cuenten algo que no es ni cine, no es teatro, es algo nuevo. Tiene aroma teatral y una potencia...”.
“Aún la incertidumbre no se va; por eso la normalidad no existe. “En la Martín Coronado empezaba Boquitas pintadas, pero por razones de protocolo no puede hacerse, porque tiene demasiada cercanía en las escenas. La reemplazamos por una creación maravillosa sobre coreografías de Mauricio Wainrot y de Ana Itelman como homenaje a Astor Piazzolla, que empieza en unos días”, dice Telerman que, entusiasmado, sin que la soga de la pandemia apriete tanto el cuello, comienza a repasar las obras que se vienen: Fuck me, la coreografía de Marina Otero; Bodas de sangre, “la gran producción del año”, dirigida por Vivi Tellas y protagonizada por Cecilia Roth y Maite Lanata; Siglo de Oro Trans, “que en unos días vuelve al Regio”; Las cautivas, “una obra maravillosa que estrena Mariano Tenconi Blanco en la Ribera”. “Nuestra programación está muy activa y seguiremos viendo de qué manera seguimos encontrando formas, como es el caso del Premio Estímulo, de apoyar al sector independiente, que para nosotros es vital porque nutre a los grandes teatros”, retoma el director del CTBA.
Hay dos teatros públicos en obra. Uno es, en palabras de Telerman, “la nueva hermana, y no es hermana menor”, el cine-teatro El Plata, ubicado en el barrio porteño de Mataderos. “Es un notición porque es una zona donde no hay teatros y está quedando maravillosamente bien. Se está haciendo a otro ritmo, el de la pandemia. Una obra que se pensaba que iba a terminar en julio o en agosto y quizás termine en septiembre o en octubre, pero este año se termina”, explica. El otro es el Teatro Alvear, “la última de las perlas del CTBA”: “tendrá que esperar todavía unos meses porque son tiempos donde los recursos humanos y económicos están destinados a la crisis sanitaria, por un lado, y por otro, ante la caída de recaudación por falta de actividad, pero sobre todo el drástico, y desde mi punto de vista injusto, recorte que el Gobierno Nacional hizo del presupuesto de la Ciudad ha hecho que muchas obras se ralentizaran, y una de esas es la del Alvear”.
—La última: ¿cuál es el futuro del teatro?
—Mantengo la idea del primer día: sigo embanderado con que saldremos con un teatro potente. Después de la Segunda Guerra Mundial empezó el mejor festival de teatro del mundo, que es el de Edimburgo, que se hizo para unir a los pueblos a los que les habían matado decenas de millones. Después de las grandes crisis emerge la imprescindible necesidad del ser humano de expresarse. Y más allá de los grandes avances tecnológicos, el teatro sigue siendo el espacio de la expresión. Ya hay muchísima gente trabajando, forzando lenguajes, generando formas híbridas. No hubo crisis, catástrofes ni cataclismos en la historia de la humanidad que hayan impedido que sea el arte en general, y muy particularmente el teatro, una de las vías regias para salir de esas crisis. Y lo va a seguir siendo. Hay muchísimas ganas a esa cosa estupenda que es conmoverte durante hora y media con cientos de personas que no conocés, que seguramente piensan distinto a vos, votaron a otro candidato, tienen visiones distintas, diferentes edades, son distintos sectores socioeconómicos, pero sin embargo vibran con tu misma intensidad. Eso es lo que tiene el arte, que supera todas las grietas. En ese sentido, las discusiones con todos los que quieren mejorar, adelante, pero no con los que quieren profundizar la grieta.
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