Sibila Sotomayor, de LasTesis: “La violencia sexual es un problema global y por eso necesita una solución global”

Una de las integrantes del colectivo chileno conocido en todo el mundo por la performance “Un violador en tu camino” habló con Infobae de “Quemar el miedo”, el libro que denuncia los ataques por mostrar la violencia sistemática contra mujeres y disidencias

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En Quemar el miedo. Un manifiesto, el libro que acaba de publicar Planeta, en siete capítulos el colectivo chileno LasTesis cuenta una trayectoria, reproduce los temas que compusieron, reflexiona sobre la violencia contra mujeres y disidencias, muestra casos y permite ir un poco más al fondo de ese grupo de cuatro artistas de treinta y pico de la ciudad de Valparaíso, Chile, que dieron la vuelta al mundo con su performance Un violador en tu camino en 2019, que se globalizó y se viralizó. Pero hay un antes, y un después.

Quemar el miedo es un libro de frases contundentes y bellas; algunas pueden leerse como máximas. Otras, golpean:

“No es depresión, es capitalismo y patriarcado”.

“La subversión sumergida en belleza es revolución”.

“No se salva tu padre ni tu abuelo ni tu hermano. Ni el novio que dice ser «sororo» y te promete amor eterno. Ni el compañero de marchas que, si hurga en su vida, encontrará más de una historia de maltrato donde fue autor o cómplice de menoscabo. Porque muchos han abusado de alguna u otra forma de una mujer y/o de una disidencia sexual”.

“Nos volvemos protagonistas activas en las transformaciones que anhelamos”.

“El placer también es un acto de rebeldía”.

Entrevista a Sibila Sotomayor, integrante de LasTesis

LasTesis son: Sibila Sotomayor y Dafne Valdés (sonido y artes escénicas), Paula Cometa Stange (diseño e historia), y Lea Cáceres (vestuario), pero prefieren que se hable de ellas como LasTesis. Empezaron a macerar la idea en 2018: trabajar con tesis de autoras feministas y llevarlas a un formato performativo. Silvia Federici, Rita Segato, Judith Butler, Virginie Despentes y Paul Preciado son algunos de los nombres que inspiran y sobre los cuales LasTesis trabajan y representan.

Infobae habló por zoom con Sibila Sotomayor, quien también se encarga del sonido y, como todas, trabajó en la escritura y armado del libro, que contó con la colaboración de una periodista, Alejandra Carmona, encargada de investigar sobre los casos de femicidios que figuran en la obra.

-¿Cómo surgió la idea de escribir Quemar el miedo?

-Fue una propuesta de la editorial, que nos sugiere escribir un manifiesto. Nosotras respondimos que los manifiestos tienen una postura un poco masculina hegemónica en el sentido de que es un documento que viene a dar su verdad, y más que respuestas nosotras tenemos preguntas y este ímpetu de incitar al diálogo y a la acción más que decir “esto es así”. Les planteamos nuestra preocupación, la editorial se mostró abierta y ahí emprendimos este camino de escribir este libro en el cual queríamos trabajar otro soporte del que ya trabajamos.

Nuestro objetivo es difundir ideas feministas, y este libro era otra posibilidad más de hacerlo. Pero nos parecía importante reflejarlo a través de ejemplos de nuestra realidad regional, latinoamericana por un lado, y por otro a partir de lo biográfico y testimonial. Todas las historias que aparecen en el libro, excepto en los casos puntuales de feminicidios, ahí son experiencias de vida que le ha pasado a una o a dos o a tres o a todas en el colectivo, y nos parece muy importante enunciar esta voz en primera persona del plural, este nosotras. Son muchas personas las que se pueden identificar con estos relatos que hablan de violencia de género pero también de la violencia institucional de género.

-Decías que al comienzo no estaban de acuerdo en escribir un manifiesto, pero existe el manifiesto feminista como género ( N de la R: la poeta inglesa Mina Loy publicó el primer Manifiesto Feminista en 1914; allí proponía una “demolición absoluta” de la tradición). Tal vez la cuestión es cómo incluirse en una tradición que pide ser demolida y me pregunto si estaban tratando de rescatar esa doble estrategia, que al mismo tiempo propone quemar.

-La palabra rescate no nos gusta, no pensamos que tenemos que andar rescatando a nadie ni a nada. Hay algo ahí que responde a una estructura un poco vinculada con el exotismo o a lo colonial, y nos hace ruido. Sí nos gusta la idea de citar, trabajar el intertexto, cómo confluyen, pululan distintas ideas, conceptos, formas, que es lo que hace más sentido con el feminismo, más de que “aquí vengo yo a dar una verdad”, o a rescatar esta otra cosa.

-Entiendo el cuidado con las palabras, pero mi pregunta apuntaba a saber si Quemar el miedo se inscribe en una genealogía del manifiesto feminista. O citar esa genealogía. Tal vez la respuesta es: no.

-Claro, yo pienso que por ahí no; es algo que otras personas tendrán que analizar, pero como autoras decir “mira, nuestro manifiesto está en relación con otros manifiestos que también conocemos o hemos citado”, no es muy cómodo para nosotras. No lo hemos pensado de esa manera. Lo hemos pensado más como un espacio de difusión, de llamado a la acción, y cuando nos han preguntado qué es, en qué categoría está, decimos: categoría no ficción.

-Vienen poniendo el cuerpo, usando el formato audiovisual. ¿El libro lo conciben como una performance más?

-No sé si lo hemos conversado como tú lo estás planteando. Pero sí, puede pensarse como una performance en sí misma la escritura, publicación y difusión de este libro en particular. Lo que sí conversamos muy profundamente era el hecho de que nosotras, más allá del soporte, usamos la metodología del collage, de superponer elementos sin que exista una jerarquía de un elemento sobre el otro. Es más complejo aquí porque la materialidad es la palabra, a diferencia de lo otro que hacemos que es visual, textil, sonoro, palabra, muchos más elementos. Intentamos que se mantuviera un poco esa esencia del collage, por ejemplo en los capítulos en los que no hay una progresión hacia algo que sea más importante, pero también en cómo estos capítulos se pueden condensar en estas canciones que aparecen y que escribimos a lo largo de otros procesos que no tenían que ver con este libro pero sin embargo sintetizaban aquellas ideas. Cómo dialogan los elementos fue lo que intentamos hacer.

Sibila Sotomayor habló sobre el libro publicado por el colectivo chileno que integra

Cada tanto se oye un ladrido. Es la perra de Sibila, Nébula: “Nébula es una adoptada, recogida, hace cinco meses la recogimos, es viejita, es muy mayor, está ciega, sorda, pero por lo menos se comunica”, dice.

-El libro está firmado por LasTesis Colectivo y solo en el copyright figuran sus nombres. Supongo que eso tiene que ver con una decisión editorial que tiene que ver con los derechos de ustedes como autoras.

-Tal cual, de hecho no sabíamos que figuraban de esa manera; cuando lo vimos entendimos que bueno, somos las personas que componen el colectivo pero no nos interesa que aparezca nuestra individualidad. La experiencia de una es la experiencia de todas. Entendernos como una colectividad que de repente es mayor, porque son muchas las personas que pueden contar esos mismos relatos. Cada vez que intentan llevarnos como a “pero cuál es la que…”, es irrevelante. Si nos preguntan a nivel artístico, eso sí. A quién le importa si tenemos parejas; no entramos en ese detalle.

-¿Cómo se distribuyen las tareas?

-Todas trabajamos el tema teórico primero, hacemos un trabajo muy extenso de pensar, reflexionar, y luego cada una dentro de sus materialidades va proponiendo, pero todo lo vamos conversando, es bien horizontal el trabajo, y ahí Lea es la encargada del universo textil, Paula Cometa del universo visual, sobre todo a través de proyecciones; Dafne con apoyo mío, el tema de las letras, el cuerpo lo vemos entre las dos porque venimos del área de las artes escénicas, y por otro lado el sonido que es lo que estoy viendo yo.

-¿Y en el caso del libro?

-Ahí escribimos todas. Escribimos todos los capítulos pero fuimos editando las cuatro juntas. Tuvimos apoyo de una periodista (Alejandra Carmona) que vio la parte de investigación en torno a los casos, pero lo fuimos leyendo en voz alta todas hasta el mínimo detalle en lo que el tiempo nos permitía.

-“Un violador en tu camino” hizo que LasTesis fueran conocidas en todo el planeta. ¿Cómo impactó en ustedes, se imaginaban esta repercusión a nivel global?

-No, jamás. Es que no era un objetivo, el objetivo era una acción local, concreta, que perturba el cotidiano de las personas que pasan por la plaza donde sucede esa performance y ya. Era una cosa muy concreta, acá en Valparaíso, donde vivimos y hacemos todo. Y de pronto se empieza a viralizar, primero en Chile, y luego surge hacerlo en Santiago el 25 de noviembre (de 2019), el Día Internacional de la no Violencia contra la mujer. Tuvimos el apoyo y la ayuda de otras colegas de las artes escénicas, conseguimos unas 150 personas, ensayamos y salimos a hacerla en el centro de Santiago en seis puntos distintos. Y eso explota al resto del mundo, porque es un país muy centralizado, como que Santiago es Chile, cosa con la que estamos en desacuerdo, pero es donde viven más personas. Pero fue algo que nunca hubiéramos imaginado. Nuestra mayor pretensión era esta acción localizada. Todo lo demás es una sorpresa que hasta el día de hoy no tenemos tan claro por qué sucede; tenemos algunas hipótesis pero es algo increíble, impresionante.

-¿Entre esas hipótesis?

-El hecho de que acá estábamos en un momento de álgido levantamiento popular, y también a un año y medio de un gran movimiento feminista que hubo en Chile. Ahora, por qué esto repercute en otros lugares, la única teoría es el contenido, que es la violencia sexual, que es un problema global. Y un problema global necesita una solución global. Es lo único que nos hace sentido, escapa a nuestras manos porque es un problema de todas aquellas personas que se apropiaron de nuestra performance. Y que compartieron en sus redes, y es la gente la que creó este fenómeno mayor. Nosotras fuimos las creadoras de la performance, pero el resto escapa a cualquier pretensión, objetivo, es algo inimaginable. Es algo que ninguna ni en su mejor sueño se lo podría imaginar.

-LasTesis vinieron a la Argentina en febrero de 2020 en el marco de la lucha a favor del aborto y allí hicieron la performance cambiando la letra del estribillo, en lugar de “El violador eres tú” fue “El violador sos vos”. ¿Cómo se sintieron con ese cambio, aunque pueda parecer un detalle?

-Cuando tomamos esta decisión de decir quien quiera que se lo reapropie en pos de la lucha por los derechos que no tenemos, en este caso el aborto, y también la violencia sexual, éramos conscientes de que cada quien le cambie y agregue en torno a sus luchas locales. Entonces tenía todo el sentido del mundo que se cambiara la letra en relación a la ley de aborto, y el “sos vos” porque responde a un tema cultural, si bien nos daba risa porque a ratos nos confundíamos porque teníamos que estudiarla y era reaprender la canción, pero lo hicimos. Lo mismo cuando fuimos a EE.UU., que la tuvimos que aprender en inglés y decíamos, en el peor de los casos hacemos lip-sync. Pero nos parece que es muy coherente con el llamado que hacemos, que no es lo mismo cuando hay personas que se la han apropiado para lucrar, por ejemplo. Eso nos da mucha pena, cuando hay una zapatilla que dice “El violador eres tú” para que la compren. Jamás autorizaríamos algo así, como cuando hacen versiones donde parece que la víctima de una violencia sexual lo disfruta, eso es inaceptable. Estamos tratando de asesorarnos legalmente. Tenemos inscripta la canción en derechos de autor por eso, para protegerla de que se desvirtúe, pero no para alguien que está realizando la performance. Pero es complejo porque sucede a veces en otros países, y no tenemos un equipo de abogadas, no somos una banda de rock famosa. Somos personas que viven en Valparaíso, que trabajan haciendo clases para pagar el arriendo y que tienen esta otra vida, activista y artística, que es un trabajo más inestable económicamente.

-Hay versiones que sensualizan, sexualizan, que usan la letra con imágenes que están diciendo lo contrario del mensaje que ustedes quieren dar.

-Nos da rabia y nos preguntamos qué necesidad, para qué, ¿para vender más, cuál es la idea de esa provocación? Es muy triste y más aún cuando lo hacen mujeres. Nos pone en un lugar muy incómodo. Es puro capitalismo neoliberal operando ahí. Nada más.

"Quemar el miedo" (Ed. Planeta)
"Quemar el miedo" (Ed. Planeta) de Lastesis

-¿Cómo está el tema del aborto en Chile?

-Mal, siempre mal. Hay que insistir, aunque te digan por qué, si no va a salir todavía. No va a salir porque el sector conservador en nuestro país tiene mucho poder aún. El hecho de que en Argentina sea ley es un gran antecedente regional. Sobre todo para nosotras que estamos aquí al lado, pero acá la lucha falta pero vamos a seguir insistiendo. Tenemos poca fe en la política institucional pero hay que insistir, es algo que hemos aprendido de la campaña de la Argentina pero también de la lucha feminista.

-Los carabineros les abrieron una causa judicial de la que fueron sobreseídas. Hubo cierta similitud con causas desde el Estado contra Pussy Riot en Rusia o Delight Lab en Chile.

-Sí, la persecución es innegable, el hostigamiento, la búsqueda de censura, el amedrentamiento, el intentar de que vuelvas a tener miedo. Y acá en Chile opera constantemente. Todas las personas que son activistas están en riesgo y quienes tienen menos visibilidad son personas que “despiertan suicidadas”, cuando sabemos que en verdad han sido asesinadas. Y eso es muy terrible. Nosotras nos hemos refugiado en esa visibilidad que tenemos, que de alguna manera nos protege un poco más. Pero hasta por ahí nomás porque una nunca sabe qué puede pasar el día de mañana. Fueron dos denuncias. Nosotras tuvimos acceso a esos documentos y hay cosas que no son verdad, porque mienten, porque inventan, porque da lo mismo, porque saben que no van a durar nada pero con tal de molestarte e intimidarte a ti y a tus seres queridos y a tu familia lo van a hacer. En un país con una historia como la de Chile, con una dictadura que no pasó hace tanto tiempo. Yo soy segunda generación, soy hija de gente que fue perseguida, que fue exiliada. Yo nací en el exilio. Y nos refugiamos en la potencia del colectivo. Además tenemos el apoyo de una gran colectividad feminista, regional, latinoamericana, pero también a nivel global. Vamos a seguir insistiendo, trabajando aún si a veces tenemos que cambiar las estrategias, las palabras, cómo lo decimos, para no tener problemas legales, lo cual es muy agotador, porque finalmente se meten en tu creatividad, y tenemos que estar lidiando con nuestra autocensura. Sin embargo, estamos convencidas de que eso no nos va a detener, vamos a seguir, tenemos este espacio de enunciación que la lucha feminista; entonces, si una tiene un pedacito de ese espacio tiene que tomárselo con mucha responsabilidad y no abandonar. Es complejo porque tienes estas instituciones que mutilan, que asesinan, que violan, persiguiéndote. Se han infiltrado en actividades nuestras. Nos han multado también. En su momento salió el gobierno, el que era el ministro del Interior, a respaldar esas denuncias de carabineros, cuando el gobierno no había sido capaz de pronunciarse en torno a todo lo ocurrido con el levantamiento popular, en torno a violaciones, mutilaciones, asesinatos. Entonces dices: cómo es posible que cuatro artistas de Valparaíso tengan más atención que eso otro que es mucho más importante.

Nosotras hemos recibido mucha violencia, desde “ojalá te violen, ojalá te maten” hasta decirte “fea, estúpida, loca, vaga, fascista y comunista”, todo junto. Ahí es muy difícil porque no logras debatir ni poner sobre la mesa los temas que importan

-¿A quién interpelan, a qué lectoras o lectores va dirigido el libro?

-Si bien es bueno porque nos reconocemos y generamos redes con personas que están en una misma búsqueda, por ejemplo en torno a los feminismos, por otro lado no podemos quedarnos solamente en esos lugares, solo conversar y dialogar con personas que piensan lo mismo que yo. Es necesario expandir hacia personas que no piensen los mismo o no manejen la misma idea o incluso no les interese. Para lograr los cambios socioculturales de los que hablamos a nivel global, para que caiga el patriarcado efectivamente, necesitamos acercar esas ideas a la mayor cantidad de gente posible y el problema ahí es que los argumentos que vienen del otro lado matan la conversación. Nosotras hemos recibido mucha violencia, desde “ojalá te violen, ojalá te maten” hasta decirte “fea, estúpida, loca, vaga, fascista y comunista”, todo junto. Ahí es muy difícil porque no logras debatir ni poner sobre la mesa los temas que importan. Esa es una estrategia política también, desviar los temas. Nosotras tratamos de insistir para que todo lo que hacemos, incluso este libro, llegue a la mayor cantidad de gente posible, y ojalá llegue a personas que también crean todo lo contrario, es la única manera de poner sobre la mesa las temáticas y que las conversemos, no solo a través de nuestro libro sino a través de todas y todes quienes están trabajando en esta lucha feminista, vamos a llegar a mujeres y personas disidentes también, ese discurso binario no nos hace ningún sentido en la lucha feminista.

Sibila Sotomayor, en entrevista con Infobae

-Después del libro, ¿qué sigue?

-Íbamos a estrenar en enero, en Valparaíso, una performance colaborativa en un festival de artes escénicas, se postergó por el COVID y logramos estrenar el 7 de marzo. Costó muchísimo, hubo que cambiar la comuna, hasta el vestuario es COVID amigable, para reencontrarnos en el espacio público pero sin arriesgarnos. Ahora Valparaíso retrocedió a cuarentena y tenemos que esperar para seguir con esa obra. Armamos una estructura que solo se completa con otras personas, otros relatos, cuerpos, cuerpas, sin eso no existe. La obra se llama Resistencia o la reivindicación de un derecho colectivo. Porque busca eso: denunciar la violencia pero también resistir. La conclusión siempre es esa: llamar a la acción, llamar a la resistencia, por una vida sin violencia y por el derecho a aparecer en el espacio público como mujeres, como disidencias, en un espacio que está aún en disputa, como lo hemos visto sobre todo en los últimos años en Chile pero también en otras partes. Y eso es lo nosotras hacemos.

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