Osvaldo Laport: “Un puñado de intelectualoides se opone a que mi película abra el BAFICI”

“El Bandido”, el film que protagoniza el actor, inaugura la edición 2021 del prestigioso festival de cine porteño. En este diálogo con Infobae Cultura, reflexiona sobre la película, revela secretos de telenovelas famosas y habla de su relación con los poetas beatnik y Rimbaud

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Osvaldo Laport protagoniza "El Bandido",
Osvaldo Laport protagoniza "El Bandido", filme que abre el BAFICI

Hace calor en Buenos Aires. Un calor húmedo, pegajoso, como si los edificios se hubieran vuelto selva. Del otro lado de la línea, Osvaldo Laport también sufre el calor.

–Por el lado de su casa en Escobar debe estar más fresco –se inicia la conversación con Infobae Cultura que, siguiendo las convenciones sociales, empieza por el clima.

–Si, pero a veces también donde hay mucha vegetación la humedad te da también un clima pegajoso, como un calor mucho más pesado. No creas, aquí estamos también padeciendo...

–Igual, todo el mundo piensa que está ahí, caminando como Catriel por su casa, por la calle, así que es mucho más fácil...

–Sí, bueno, ahí no se equivocan, ¿estás grabando, no?

Trailer de "El bandido", de Luciano Juncos

–Sí, ahora sí. Osvaldo, le quería comentar que la película me pareció muy buena, me pareció muy linda. Muy popular, sobre todo, y eso marca un momento del BAFICI, que por lo general pasa películas más sofisticadas.

–Ha tenido un acto de sensibilidad el BAFICI, con Javier Porta Fouz a la cabeza. Yo confieso que estuve sorprendido con la decisión, más allá de la alegría y entendiendo también que hay un puñado de intelectualoides que deben estar oponiéndose a la decisión, pero bueno, ya está tomada, y a aquellos que hemos transitado el arte en géneros tal vez no tan intelectuales, nos da una posibilidad y una oportunidad también. Me parece que la discriminación, la violencia generalizada, también está en un puñado de aquellos que se creen intelectuales y no dejan de ser intelectualoides, por eso me parece que este acto de BAFICI, que bien lo dice Javier, se trata de no querer que sea un gueto. Es una buena oportunidad para entender que el arte, en todas sus expresiones, y cuando digo en todas sus expresiones, no solamente es en los diferentes géneros, sino es en el baile, en la danza, en el canto, todosse puede hacer en el arte si es genuino, y en cualquier rincón del planeta. No necesariamente tenés que estar en la calle Corrientes o en un teatro off o en un teatro independiente. Y lo mismo el cine, el cine es cine, y los actores somos actores, somos trabajadores del arte. Yo no tengo la culpa si un porcentaje muy alto de mi carrera tuve el privilegio de encabezar un género para los intelectualoides menor como es el teleteatro, pero, sin embargo, de pronto cuando hice un personaje que se llamó Guevara me dieron el Martin Fierro, yo no sé si es que me descubrieron como actor o porque si no me lo daban había un estallido social porque era un personaje muy popular.

Una escena de "El bandido"
Una escena de "El bandido"

Laport habla de Bandido, la película de Luciano Juncos que inaugura la edición número 22 del BAFICI. En el film, Laport interpreta a un cantante de cuarteto melódico cuya vida personal y solitaria no se condice con el éxito de su carrera. Un hecho delictivo lo deja a pie y, casualidad de casualidades, se reencuentra con su pasado y sus inicios a pulmón. Ese pasado lo lleva a tomar partido por los pobladores humildes de un barrio obrero cordobés. Y a un reencuentro consigo mismo.

–Es una postura antigua la de mirar desde arriba a distintos géneros, ¿no?, porque la telenovela es el género más popular de Latinoamérica. Si hay algo genuinamente popular en todo el continente es la telenovela.

–Perdón, permitime que te interrumpa, porque porque son muy pocos los países que lo realizamos, pero es también en cualquier rincón del mundo. Yo hoy a través de mis redes sé que tengo clubes de fans en la India, ¿entendés? Pero en la India yo no sé si hacen telenovelas, no he buceado, no me he preocupado por averiguar, pero entonces por eso digo. El arte es un puente de vínculo y en cualquier rincón del planeta porque somos todos iguales. Esta pandemia es una muestra fehaciente de unificación porque el virus no distinguió, ni distingue. Por eso, esto del BAFICI a mí me dio muchísima alegría y al mismo tiempo, como he tenido el privilegio de haber encabezado, y no pierdo las esperanzas de seguir haciéndolo, muchísimas novelas que han roto fronteras en el mundo, al mismo tiempo había asignaturas pendientes con el cine. Ahora tengo dos proyectos más, uno para octubre que se va a filmar en el sur, que es un vínculo con las ballenas; otro en el norte, que se filmaría ahora en mayo, junio, y que es un vínculo con personajes bellísimos relacionados con un circo. También en mi carrera había sido convocado por productores de la televisión para interpretar personajes con cierta transgresión, atípicos, un boxeador, un indio, un bailador, un gitano, tantos otros. Por eso también insisto en que esa cosa de discriminar y del bullying está instalada también por ese puñado de intelectualoides.

Afiche de "El Bandido"
Afiche de "El Bandido"

–Le decía que es una postura antigua, pero me gustaría ver la reacción del público y la crítica del BAFICI.

–Pero de todos modos te imaginarás que una cosa es este acto de inclusión bellísimo y sensible que ha tenido el BAFICI para una película no de culto, pero sin embargo y, si tú la viste, tiene momentos y tiene ingredientes que están relacionado con un mensaje. Están relacionados con una vuelta a los barrios, con un montón de situaciones de la sociedad que está huérfana y necesitamos de esa reflexión sobre la realidad que estamos viviendo todos. Eso no quiere decir que yo no sea consciente de que a lo mejor mi trabajo no gusta. No gusta, punto y se terminó. Lo que yo festejo hoy es que la película Bandido esté en el BAFICI, punto, nada más. Después, si gusta mi laburo o no es otro tema.

Un actor popular

Laport habla de “tú”, como los uruguayos (en Uruguay nació), o estila una voz latinoamericana. Resulta difícil imaginar una popularidad tan grande, que derriba las fronteras y que hoy protagoniza un film independiente, que inaugurará las jornadas del festival.

–En el film un cantante se encuentra en un estado de indefinición sobre su futuro como tal, ¿no?

–Sí, sí, yo creo que hay una mezcla de emociones en este personaje que está relacionado también con su gran soledad. Fijate que vive en un barrio privado, no tiene una limusina, viene en el micro con sus músicos, durmiendo incómodamente. O sea, está contando una realidad tremenda de los artistas en nuestro país, en nuestro medio, porque esa realidad es así. Además de hacer un personaje, yo soy un actor que también he girado en micros con espectáculos teatrales por todo el país, y es esa la realidad.

–Y la relación con la hija, con ese profundo amor y esa alegría cuando ella se muda y se convierte en un personaje más cercano.

–Lo rescata al padre.

–Claro, de ese hartazgo que rodea a este cantante de cuarteto o melódico popular.

–Sí, es un cuarteto melódico popular, es esa la definición, creo que yo tuve que aprenderlo también como actor para estar informado y que pueda servir a la hora de componer el personaje melódico popular que es este Bandido, y este ensamble que tiene con su vida privada, con su propio patrimonio, que es la soledad. No tiene familia, la hija tampoco vivía con él o venía cada tanto. Y de pronto, cuando él abre la puerta después de volver de uno de sus shows patéticos, se lo muestra en el camarín esperando a su cuñado y manager en una rutina, el tipo está en una soledad... Los actores cuando hacemos teatro, cuando hacemos giras teatrales, más allá de las realidades y ciertas incomodidades u orfandades que podemos padecer en la colonia artística, tenemos de pronto el privilegio, todavía, de después de una función de teatro o si es en gira más todavía, de ir a cenar, de compartir un vino, de volver juntos a un hotel, de fumarnos un cigarrillo, de compartir otro vinito más en el lobby del hotel como tuve el privilegio de vivirlo con un Emilio Disi, con un Pepe Soriano, con un Huguito Arana, situaciones que sensibilizan al individuo. Acá, evidentemente, este personaje Bandido tal vez podría haber vuelto en una limusina y sin embargo no lo hace para no estar solo y estar con los músicos, soportando el estado depresivo que tiene. Y su cuñado, con esta cosa rutinaria de tirarle la plata a los músicos, ese gesto despreciable y luego llegar a su casa y encontrarse con la soledad de esas paredes, esa cama vacía fría. Y de pronto le cambia la vida cuando descubre que está su hija durmiendo ahí, pero en este personaje lo que le sucede gracias al episodio de delincuencia, el reencuentro, que me sucede a mi también Osvaldo Laport. Yo he tenido en mi vida privada situaciones de cachetazos de la vida y de decir por qué a mí, por qué a mí, si no molesto a nadie, no jodo a nadie por qué este cachetazo de la vida y de pronto descubro a un plazo muy mediano o corto que aparece una nueva etapa, y no deja de ser un mensaje para uno que dice: “Salí de ahí, quedate acá, no continúes por acá, porque te espera otra etapa de vida, una bisagra en tu vida, o un nuevo camino, o una nueva situación de calma”. Es lo que le sucede a este personaje en el reencuentro con este amigo, este músico, Rubén. Este actor, Pancho, que no es actor, el que hace el personaje de Rubén, es extraordinario también.

–Ah, no es profesional

–No, no es profesional, y este reencuentro con el barrio, porque en definitiva no se cuenta si Bandido es también de barrio, evidentemente sí porque, porque el reencuentro con este músico que vive en un barrio muy humilde y marginal, quiere decir que en la época de juventud este Bandido frecuentaba este mismo lugar o estos mismos lugares. Bueno a lo mejor es de ahí, de esos barrios, por eso ese amor por volver a cantar comprometido con las necesidades del barrio.

–Además maneja el código. Ahí se introduce el elemento político.

–Si, común también en una realidad nuestra. Por eso también lo que tiene de interesante este cuento, esta película, es eso. Me parece que el público puede llegar a tener cierta inquietud de verla, más allá del público popular, que se va a sentir identificado con muchos de los ingredientes de la película.

–Podría alcanzar una masividad que usted conoce. Sus telenovelas eran populares en toda Europa. Natalia Oreiro en Rusia es Madonna.

–Sí,sí, claro, Natalia ha tenido una posibilidad que también está relacionada con el arte, con esto de ir a cantar y ha sido maravilloso y aplaudible. Son muchos los países donde están las novelas nuestras, muchos, muchos, en Rusia también tengo mi club de fans, bueno, todo eso…

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Si se piensa en refugiados y campañas por ellos alrededor del mundo, se piensa en Angelina Jolie. Pero también en Laport que, se verá en el diálogo, hace de su militancia una pasión.

–Usted tiene una actividad en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) con los refugiados.

–Lo de el Acnur es sabido, no te olvides que el primero de los pocos embajadores en el mundo de Acnur de habla hispana fui yo. Después de los dos más viejos somos Angelina Jolie y yo, o sea que mundialmente las campañas publicitarias de visibilidad de esta cruel realidad de los refugiados no solamente las podés ver acá. Acá tal vez hay cierta apatía, pero no por eso quiere decir que seamos poco comprometidos con el otro, al contrario Argentina está en tercer lugar como país amigable con los refugiados.

En la imagen, decenas de
En la imagen, decenas de migrantes venezolanos esperan el transporte que los llevará a la frontera con Colombia (EFE/ Ernesto Guzmán Jr/Archivo)

–¿Qué piensa de la emigración venezolana?

–Han venido muchos venezolanos a la Argentina. Existe una campaña en el Acnur que se llama La Campaña de los ponchos azules, porque está relacionado con la gauchada, y la gauchada forma parte de una terminología propia nuestra, de nuestro patrimonio, que está relacionado con “dejame que te haga una gauchada” o “le debés una gauchada a aquel otro” y por eso el poncho, también. El poncho está relacionado con esas raíces y se ha hecho mundialmente conocido. Yo en mis redes recibo mensajes de muchos lugares del exterior diciéndome: “Hola Osvaldo, ya soy poncho azul”, y es una maravilla de verdad porque también eso deja a Argentina, a la sociedad argentina como uno de los países sensibilizados con los refugiados. Los venezolanos si bien están como, en el buen sentido de la palabra, desparramados por muchos países de Latinoamérica, eligen a la Argentina aquellos que pueden llegar tal vez porque tuvieron un mango y pudieron hacer alguno de los tramos en alguna movilidad, no a pie. Muchos venezolanos lo han hecho directamente a pie y la realidad es muy cruel. Pero hay otras cosas, yo soy padrino de la Latin Vox Machine, que es la primera sinfónica de refugiados en el país compuesta por más de cien, creo que alrededor de ciento cincuenta, músicos.

-Hablábamos de Venezuela, donde grabó telenovelas...

–Ahí hice mi primer protagónico. Mi vínculo y mi amor por ellos, claro que sí, nace más allá de mi vínculo de este rol de embajador. Mi corazoncito está ahí, porque fíjate, y además qué curioso es esto también, en el año 76, esta dictadura había arrancado en Uruguay, después Chile, después Argentina, yo tenía 18 años, llego a Buenos Aires a estudiar teatro, gracias a Dios estoy charlando contigo hoy. Yo viví situaciones muy heavys, muy heavys en dictadura, pero adonde voy con esto es que yo no venía a estudiar teatro a Buenos Aires, yo iba a estudiar teatro a Venezuela, y te explico por qué. Es una larga historia pero la voy a tratar de sintetizar: uno de mis hermanos mayores varones es colega tuyo, periodista en Uruguay, exiliado también en la época de la dictadura, torturado, un tipo que también puede contarlo hoy, Luis, y yo tengo un vínculo muy fuerte con todo lo que está relacionado también con el exilio. Entonces yo era muy chico cuando a mi hermano lo convocan a una convención, un congreso en Venezuela, en Caracas, de prensa latinoamericana, Cuando volvió de Caracas, todos sus cuentos, souvenirs, los regalitos que pudo haber traído, a mi me impactaron, no se por qué, no tengo idea de por qué. Sí sé que cuando yo decidí estudiar teatro, ya era payaso en Uruguay en un centro educativo que trabajaba también como educador de régimen de internados, y entonces, cuando decidí estudiar teatro, yo me iba a Venezuela, y el que me bajó de un gomerazo fue mi hermano para decirme: “No, estúpido, cómo vas a ir a Venezuela, es muy lejos, no tenés un mango, primero probá en Buenos Aires que es más cerca porque si tenés que volver porque extrañás, porque sos pendejo, por lo que mierda sea, estás más cerca. Y, además, papá y mamá te van a extrañar muchísimo”. Entonces le hice caso a mi hermano mayor, a tu colega periodista, y yo llegué a Buenos Aires sin un puto mango. Yo llegue a Buenos Aires con un pasaje que él había conseguido por canje publicitario como periodista de un medio, una revista de allá, de Uruguay, y yo vine y crucé el charco con un pasaje de venida nada más, y unas monedas que me las afanó el taxista porque los que habían quedado en esperarme en el puerto no llegaron nunca. Entonces me tuve que tomar un taxi a la dirección que tenía, que era el Hotel Mendoza, en 25 de Mayo entre Tucumán y Viamonte.

Osvaldo Laport como Catriel, en
Osvaldo Laport como Catriel, en la telenovela "Más allá del horizonte"

–Janeth Rodríguez ya era más o menos una estrella, ¿no?

–Janeth Rodríguez era una estrella, es más, algo que no sabés tampoco, Janeth Rodriguez era la protagonista de La extraña dama, aquí en Buenos Aires.

–En la versión de allá o cómo.

–No, en la versión de acá.

–¿Y qué pasó?

–Fue una interna, una interna que algún día me contará. Janeth se fue, hubo una interna que desconozco y llaman a Luisa (Kuliok) y yo estaba en La extraña dama, no como protagonista, con un personaje que después hizo en mi lugar Gustavito Garzón.

Luisa Kuliok y Jorge Martínez
Luisa Kuliok y Jorge Martínez fueron los protagonistas de la telenovela "La extraña dama"

–El cambio parece haber sido muy acertado.

–También hubo un acto de sensibilidad de Omar Romay, el productor de La extraña dama, que si él me hubiese dicho “no, no te dejo ir, yo quiero que hagas ese personaje acá”, la historia hubiese sido diferente. Sin embargo, la historia es así, yo ya había quedado, hacía ese personaje en La extraña dama aquí en Argentina, y me llaman un viernes de la producción para decirme que el lunes siguiente viajábamos a Colonia a grabar los títulos, corto con ellos. Me llamaban desde Miami, el productor y dueño de Crustel, una productora de capitales extranjeros que hizo una cantidad tremenda de telenovelas en Buenos Aires. Pero aquí, tal vez la ignorancia, no tenían acompañamiento de prensa, ni de la Asociación Argentina de Actores, se le hacía siempre mucho quilombo porque decían que no se necesitaba traer protagonistas del exterior para filmar acá, que aquí había grandes protagonistas, lo que también era cierto. De ahí que traían por ejemplo a Verónica Castro, a Linda Cristal. Yo hice novelas muy exitosas en el exterior y yo era muy conocido en el exterior, pero no sabía, nadie lo sabía acá, hasta que recibo ese llamado telefónico de Miami, ese mismo viernes donde estaba Delia Fiallo esta gran dramaturga, la escritora de Topacio, de Cristal y tantos otros éxitos, donde era figura Janeth Rodríguez.

–Para qué lo llamaban de Miami.

–Para ofrecerme el primer protagónico, porque yo tenía mucho acompañamiento del público en el exterior, porque si bien no protagonizaba, estaba con personajes de acompañamiento, pero ya ellos habían testeado su termómetro sobre qué les gustaba al público de novela y de Delia Fiallo. Yo era un actor que cumplía con los requisitos y los caracteres de esos personajes que ella me escribía.

–¿Cómo se llamaba la novela de ese primer protagónico?

Pobre diabla, que había sido hecha acá por Solita Silveyra y Arnaldo André.

Una misión: los refugiados

–Y siguió con el Acnur.

–Todo conflicto humanitario es una crueldad inmensa. Esa es mi misión como embajador, muchas veces se me critica porque hago esos viajes, o porque estoy tan comprometido con esta realidad cuando aquí también hay muchas necesidades. Pero para las necesidades de acá y las realidades nuestras hay un Estado, están los gobierno de turno que deben hacerse cargo y tal vez las necesidades nuestras también están relacionadas con el hambre o con la desnutrición y esa situación. Ese Estado es la menor de las preocupaciones de los refugiados en el mundo, porque un refugiado es el que escapa para salvar su vida, el hambre es la menor preocupación, salvar su vida víctima de la persecución de la discriminación racial, religiosa, política, guerra, violencia generalizada. Entonces las situaciones que tú me citaste recién de los venezolanos y todo lo que está sucediendo es de una crueldad total.

-Pero no sólo se dedica a Acnur, ¿Qué está haciendo hoy, además?

–Esta noche Viviana mi mujer debuta en un unipersonal que yo dirijo, que yo lo coucheo, en el Complejo La Plaza. Es todos los viernes 21 horas en la terraza teatro bar, el espectáculo que se llama como una complicidad con el público, como un guiño: Siempre con el mismo hombre.

–¿Ustedes están casados hace cuánto?

–Y.. cuarenta y tantos.. sin casarnos.

–Cuarenta y tantos y encima trabajan juntos, es como un sacerdocio esa pareja.

–No, no, tenemos nuestros momentos endemoniados por supuesto, si no sería muy aburrido, pero sí, somos una familia de artistas. Mi hija Jazmín lanzó su primer CD, su primer single perdón, que se llama Horas, que está en youtube y en todas las plataformas musicales, que está muy bueno el tema. Ella, si bien es una artista completa, es una gran actriz, bailarina; incursionó también en el canto.

"Hay muchos estúpidos que hacen
"Hay muchos estúpidos que hacen escenas intelectuales y doña Tota no tiene oportunidad de ir", dijo Laport

–Y usted, director…

-Hace tiempo que estoy dirigiendo, hace muchos años ya hice una comedia que se llamó Las novias de Travolta, después me enganché con un amigo hoy productor y dramaturgo, Francisco Scarponi, con el que venimos haciendo una saga de los poetas malditos. Primero hicimos los beatnik, después hicimos Rimbaud, después Pizarnik.

–¿Dónde los hacían?

–Los beatnik los hicimos tres temporadas en el Maipo y estamos con muchísimas ganas de reponer los tres espectáculos juntos en un ciclo en Buenos Aires. Cuando se flexibilice mucho más esto de la reapertura teatral o de las salas teatrales. Pizarnik y Rimbaud los hicimos en el teatro Seminaria en Escobar, y llevamos también a Rimbaud a Buenos Aires a un teatro que ahora lamentablemente lo cerraron, que era de estos chicos amigos Polola y Gataldi, sobre la calle Corrientes. Bueno, lamentablemente lo cerraron con la cuarentena; después dirigí Burlesque Baires Show en Mar del Plata , donde ahí también estaban Viviana y Jazmín con la primera, la única figura del burlesque argentina, conocida mundialmente pero que aquí no le damos pelota como todo lo nuestro, que se llama Jani Jovanet, que es extraordinaria.

-Bueno, la alta cultura contaminada por lo popular en el BAFICI. Usted llevando Rimbaud al público popular.

La poesía para que doña Tota la pueda entender y se anime a ir a ver un espectáculo, entre comillas, para intelectuales. Para doña Tota la única posibilidad de entender la poesía es si está dicha como si estuviésemos hablando de fútbol. Entonces, hay muchos estúpidos que hacen escenas intelectuales y doña Tota no tiene oportunidad de ir porque tiene pánico, porque cuando se sentó y pagó una entrada no entendió tres mierdas porque lo hacen para intelectuales. Entonces a dónde voy: yo soy un trabajador del arte que históricamente transgredió y no le tuvo miedo a nada. Y no le tengo miedo a nada, porque mi filosofía de vida es simplificar la cosa. Entonces, no es que yo hoy estoy abriendo la posibilidad de que lo popular vaya a lo intelectual, yo siempre estuve abierto. Los que están cerrados y no permiten entender que hay cosas que se pueden unificar y existen puentes para que eso suceda, son otros.

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