Horacio González: “La carta documento de Kicillof a Beatriz Sarlo es una exageración”

El ex director de la Biblioteca Nacional habló del escándalo por las vacunas y cuestionó a la intelectual por “adoptar casi enteramente la lengua televisiva”. También fue crítico con la judicialización del episodio y aseguró que “Beatriz Sarlo no es Carrió”

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BAIRES, MAYO 8:La flamante
zzzznacp2 NOTICIAS ARGENTINAS BAIRES, MAYO 8:La flamante ministra de Cultura de la Nación, Teresa Parodi, se reunió esta tarde con el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, para coordinar agenda de trabajo. Fotos: Silvina Frydlewsky / Ministerio de Cultura de la Nación.zzzz

Horacio González es uno de los intelectuales públicos más prestigiosos del país, conocido por sus ensayos e intervenciones públicas y también por haber sido director de la Biblioteca Nacional. Luego de la polémica alrededor de las vacunas que involucró en los últimos días a la ensayista Beatriz Sarlo, acaso la más destacada y reconocida de las intelectuales argentinas, González -que conoce a Sarlo desde los años 80-dialogó telefónicamente durante más de una hora con Infobae y se refirió al episodio.

“Me ofrecieron la vacuna por debajo de la mesa y dije: ‘Jamás, prefiero morirme ahogada de Covid’”, fue la frase inicial de Sarlo en el programa A dos voces, de TN, a comienzos de febrero. La imagen rústica “por debajo de la mesa” causó revuelo y, en medio de la tormenta, finalmente Sarlo fue llamada a declarar por primera vez en su vida a los Tribunales de Comodoro Py. Allí explicó que el ofrecimiento de la vacuna llegó a través de un mail de su editor, Carlos Díaz, director de la editorial Siglo XXI, a pedido de la esposa del gobernador de la provincia de Buenos Aires, la investigadora y crítica literaria, Soledad Quereilhac. En el mail que le envió en enero, Díaz aclaraba que la propuesta formaba parte de una campaña publicitaria para aumentar la confianza de la ciudadanía en la vacuna Sputnik.

Desde aquellos años en que se conocieron, Sarlo y González se eligen como interlocutores básicamente por la capacidad de ambos para sostener una buena discusión, un buen intercambio de ideas. Para González, quien cree que Sarlo no tomó una buena decisión al aparecer con tanta frecuencia en los medios, la autora de La pasión y la excepción debe “cuidar más lo que dice en futuras concurrencias a la televisión y no usar frases hirientes y despectivas”. Sin embargo, le parece “exagerada” la carta documento que el gobernador Axel Kicillof le envió a la ensayista y también fue crítico con el tuit de una librera que propuso irónicamente quemar la obra de Sarlo: “El país corre peligro. No hay que decir esa frase porque es algo profundamente inconveniente. Eso demuestra que el país está muy trastocado; de algún modo, hay que parar esto”.

Desde que Infobae contactó a González por WhatsApp para acordar la entrevista telefónica, el sociólogo se mostró humilde, amable y con sentido del humor: “Es un tema difícil, pero hay que tratarlo. Seguramente, voy a decir una palabra irreproducible así que, sea ahora o después, es lo mismo. Estamos en plena zona de defectos”. El estilo simpático de González y su inteligencia seductora pueden verse en la siguiente transcripción de la charla telefónica.

Sarlo en Comodoro Py (Adrián
Sarlo en Comodoro Py (Adrián Escandar)

-¿Qué piensa sobre lo que pasó con Beatriz Sarlo?

-Yo tengo una relación antigua con ella, respetuosa y, en principio, me parece un episodio penoso no solo para Beatriz sino para toda la vida cultural e intelectual de la Argentina. Eso desata rajaduras muy profundas en un campo ético en el que este país jamás se lució demasiado y, en estos tiempos, está muy por debajo de los mínimos requerimientos de una ética social más o menos aceptable por un conjunto grande de la población y, sobre todo, en el terreno intelectual. Es el caso más importante de una intelectual que recoge grandes tradiciones de la crítica literaria argentina que pasa totalmente a los medios. Beatriz está permanentemente en la televisión y ha encontrado una forma de dicción muy precisa. Ella siempre fue así, yo la conozco, nunca fuimos amigos, pero de una manera u otra siempre hablamos.

-Ha leído su obra...

-Sí, he leído casi todos sus libros. La escritura de ella es clara y distinta, es un cartesianismo con una fuerte imaginación y una fuerte dureza en la argumentación que resulta finalmente en el descubrimiento de un problema siempre interesante. De Buenos Aires como ciudad periférica a La imaginación técnica. Son todas agudezas basadas en sus maestros, Raymond Williams, Pierre Bourdieu, entre otros. Ella fue la introductora en la Argentina de esos grandes críticos de la izquierda francesa e inglesa respectivamente. Cuando pasás a los medios todos esos conocimientos se refugian en algún lado o desaparecen. En ella no desaparecen, pero se refugian en otro lugar porque la televisión es otro rasgo del conocimiento. Para resumirte mucho lo que pienso: ella dio un paso no conveniente para su trayectoria intelectual; adoptar casi enteramente la lengua televisiva.

-Ella escribió en su última columna de Perfil: “Para ser libre es fundamental que los otros estén allí. Su presencia pone mis límites y registra mis transgresiones. Jamás pensé que darme la vacuna ‘debajo de la mesa’ era un recurso simplemente sanitario. Era el ejercicio de un privilegio”.

-La primera parte me parece que está bien. La segunda no está bien porque la oferta del gobernador de la provincia de Buenos Aires está en una zona más ambigua, no era necesariamente un privilegio ni necesariamente un ejercicio publicitario para la vacuna. Pero como surgió así y surgió públicamente, ahí está el problema para Beatriz. Fue una formulación pública, se hizo a muchas personas, incluso, a otros presentadores de televisión que lo dijeron públicamente.

No pensaría que el gobernador o su esposa le hicieron la oferta bajo la mesa. Pensaría que podía ser una medida de publicidad de la vacuna poco interesante y además innecesaria como, de hecho, se demostró porque la retiraron rápidamente

-Ella hizo la autocrítica, pero “por debajo de la mesa” puede también referirse a no querer tener como premio la vacuna antes que otros por participar de una campaña publicitaria.

-Sí, se refiere a eso. Yo también pensaría lo mismo. Pero no pensaría que el gobernador o su esposa le hicieron la oferta bajo la mesa. Pensaría que podía ser una medida de publicidad de la vacuna poco interesante y además innecesaria como, de hecho, se demostró porque la retiraron rápidamente. Ellos mismos se dieron cuenta de que podía ser interpretada como un privilegio cuando el único motivo que la guiaba era inspirar a una población, cuya mitad no estaba dispuesta a vacunarse. Este concepto es bien conocido: personas conocidas que inspiraran confianza como podía inspirar un presentador de TV. Al decir “bajo la mesa” estaba vulnerando el principio universal con el cual se hizo la oferta de vacunación, que no fue bajo la mesa sino que fue público, más allá de lo que apunta tal privilegio. Es cierto que implicaba cierto privilegio, pero al hacerse público de ninguna manera fue bajo la mesa. El verdadero problema era la acusación de corrupción que, en este caso, no aplica.

-Algunos toman la autocrítica de Sarlo y olvidan la falta de dimensión ética que para ella tenía la campaña publicitaria. Más allá de que no fue por debajo de la mesa, ella mantiene las críticas a la campaña.

-Lo que dijo era “por debajo de la mesa”. Ella podía participar diciendo: estoy de acuerdo con la vacuna Sputnik, pero no era lo mismo. El acto de publicidad pública era incorporar tu cuerpo a la vacuna: tenías que vacunarte y generar una imagen respecto de eso. El acto del Gobierno es muy parecido a los actos televisivos que Beatriz frecuenta con un entusiasmo pertinaz. Hay una falla ligada al hecho de suponer que había un acto debajo de la mesa; la emisión del juicio estaba equivocada, en cambio, un artículo como el que escribió, puede partir de una reflexión ética y después volver a decir lo mismo: que había un favoritismo. El problema que me parece más grave es la intervención de la Justicia.

-En el cruce entre Sarlo y Mariano Recalde en el programa de TV, ella se enoja cuando el senador le dijo “porque si yo digo que Sarlo es ladrona/chorra”... Y ahí ella le contestó: “Mirá yo no soy ninguna chorra. Incluso me ofrecieron la vacuna y dije que no”.

-Un juez te diría que ese enojo o esa reacción puede ser un atenuante, pero la frase la compromete con algo que no era cierto. Un atenuante puede ser que haya sido provocado por un tercero. Frente al tribunal, sí me parece grave lo que ocurrió, porque hasta cuando le dijeron en otro programa que ella debía dar el nombre ya que se trataría de una denuncia del tipo de las que hace Carrió, ella percibió que no podía ser Carrió -porque Beatriz Sarlo no es Carrió- y no lo dijo.

—El nombre lo dijo ante la Justicia.

—Sí, me pareció muy bien que dijera: voy a decir el nombre solo ante una fiscalía. Pero me da la impresión de que pudo haber pensado que jamás una fiscalía la iba a llamar, puesto que ahí cambia la naturaleza del problema: decir un nombre en la Justicia es ya un régimen acusatorio. Y quedó como acusatorio, en la tapa de un diario que tituló que la esposa del gobernador le ofreció una vacuna vip. Y ahí se enreda más el problema porque resulta que la tal esposa del gobernador había sido primero su alumna, después su ayudante y después que escribe libros; yo leí el libro de Soledad sobre Lugones y las ciencias ocultas, que tiene un régimen de investigación muy parecido al de Beatriz Sarlo. Ahí diría que hay una cuestión difícil, y si tiene que ir a un juzgado esa cuestión, me pregunto algo: ¿qué pasaría si hubiera resguardado el nombre, si hubiera dicho que formaba parte de su ética personal no decir ningún nombre?

-¿Qué hubiera pasado?

-No sé, no soy jurista. Pero pienso que no iba a ir presa y si le ponían una multa quedaría como alguien que no dijo un nombre.

-Con respecto a Soledad Quereilhac: ella es una persona que viene de Letras, muy formada. En un momento, en la carta que escribió sobre Sarlo usa el verbo “cacarear”. ¿Qué piensa de esa elección?

—Creo que fue un error de ella. Creo que el texto que escribió Soledad es uno de los textos más rigurosos que se escribieron sobre Beatriz Sarlo. Yo a Soledad no la conozco personalmente, pero su carta es lo más inesperado que puede recibir Sarlo respecto de todas las críticas zonzas que se le hacen y que tienen cierto rasgo anti intelectual. Ahí Soledad le escribe una crítica muy bien redactada, muy bien pensada. Y eso la pone en problemas a Beatriz porque termina en un juzgado y ahora tiene que aclarar en artículos, y volver a la cuestión ética del imperativo categórico, y el tema nace en la confusión de la palabra pública dicha en un programa de televisión más allá de que te atosiguen con una provocación. Aun cuando emitió esa frase, en la tapa de los diarios de todo ese día, en todos los kioscos, decía: “Beatriz Sarlo culpó a la esposa del gobernador”. Decía vacunación vip. Un dato falso en la maquinaria semiótica en el ataque al gobierno en general.

-Kicillof le mandó una carta documento el viernes responsabilizando a Sarlo por el título “Sarlo dijo que la esposa de Kicillof le ofreció una vacunación vip”. Sarlo, por su parte, dijo que era responsable de lo que ella escribía, pero que jamás pensó que podrían hacerla responsable de los títulos de tapa de un diario. Y también aclaró que nunca usó la expresión “vacunación vip” que le atribuyen en su declaración en Comodoro Py...

-Proviene del hecho de que ella fue a Comodoro Py. Y que ella forma parte de un aparato intelectual que no dirige los grandes medios donde va porque su palabra tiene valor. En cuanto a lo que preguntás vos, sí. Exagerado, sí. Este lamentable episodio está lleno de exageración. Una vez que interviene la Justicia, se producen estas cosas. La carta documento que mencionás de Kicillof debe ser dirigida a Clarín, no a ella. Si ella no dijo eso, tiene que demostrar que no dijo eso. La idea de vacunación vip es una idea sumamente desprestigiante para el gobierno que comenzó con la cuestión de Horacio Verbitsky en el Ministerio de Salud.

-Qué increíble ver tantos intelectuales en las portadas de los diarios: Verbitsky, Sarlo...

-Yo no sé si un intelectual debe marcar la agenda; si lo hace, debe hacerlo de una manera diferente de esta. No es bueno que la agenda se marque así, a través de intelectuales que cuestionan la corrupción y que, inmediatamente, son cuestionados por la misma razón que usan para cuestionar al Gobierno. Critico a Beatriz. No la exorcizo, he leído cosas muy desagradables. He leído artículos que la comparan como una pobre imitadora de Victoria Ocampo y eso no es así porque lo que recuerdo de haber leído de ella sobre Ocampo son más bien críticas al modo en que actuaba frente a Simone de Beauvoir o Virginia Woolf, en el sentido de la provinciana que quería ser aprobada por los grandes nombres del momento.

Para Horacio González, las frases
Para Horacio González, las frases de Sarlo en los medios son "navajitas hirientes"

-No lo quisiera incomodar, porque sé que José Pablo Feinmann es muy amigo suyo y Sarlo es una colega a la que respeta, pero fue él justamente quien dijo lo de Victoria Ocampo y habló de Beatriz en términos muy despectivos.

-No estoy de acuerdo con eso que dice. A José lo conozco desde que entramos a la Universidad en 1962 y pasamos muchas cosas juntos, pero no estoy de acuerdo con eso que dice sobre Beatriz como con otras cosas... También la atacaron por su participación en los grupos de los setenta. Sobre eso hay un ángulo diferente sobre el que me gustaría reflexionar. En algunos artículos que leí donde Sarlo escribió respecto de sus posiciones políticas de los setenta, ella dice: “Esa no era yo”. Y amplía: “Me veo repartiendo volantes a las cuatro de la mañana en la estación Lanús porque es la hora en que entran los obreros de la fábrica. Esa no era yo”. Hay una reflexión sobre un pasado que se anula con argumentos de que este presente es más fuerte que el pasado. ¿Y si no fuera tan así? Anular tu pasado personal me parece duro. Con Beatriz tenemos un pasado similar, y yo no me animo a decir: “Ése no era yo”. Esa era otra forma con la cual actuaba un imperfecto yo que tiene sucesivas negatividades con respecto a sí mismo. Entonces, tampoco me siento cómodo con críticas que he leído como si ella no hubiera sido ella. Habría que buscar una fórmula diferente, todos tendríamos que aceptar que actuamos de tal o cual manera en los setenta para decir que una suerte de incómodo transformismo nos ocurrió de modo tal que no estamos diciendo ninguno la misma cosa que decíamos en aquel momento; pero no sería tan justo decir que no éramos nosotros. Me gusta hablar de esto porque es una conversación difícil.

-Relacionado con lo que está diciendo, justamente Sarlo escribió en su columna: “La política no es para mí una novedad de los últimos años, sino una ocupación durante décadas, incluida la dictadura, cuando repartía una revista por las calles. Desde entonces, vienen los gestos cordiales y la familiaridad con que me saludan los viejos canillitas. Repartí impresos en las puertas de fábrica y tomé cerveza en las casas de algunos que los recibían. Supe siempre que el riesgo es una de las dimensiones pasionales de la política. Desde allí hablo”. ¿Podría decirse que hoy tiene otra mirada respecto de sí misma?

-Es evidente que está haciendo otra reflexión porque cuando sos muy atacado, como fue ella en los últimos días, evidentemente si no sos insensible a esos ataques tiene que sobrevenir otro tipo de reflexión. Y agrego algo más: el tema pasó a la Justicia, pero dudo que ella hubiera querido que esto ocurriera. Porque si pasa a la Justicia en realidad, es dar un nombre ante la Justicia. Eso no me parece grato y es hacer pasar unos mails de intercambio privado con su editor. Esto que me leés me parece una reflexión más aguda de lo que pasó porque la que yo te cité también es una nota de hace varios años, pero si la recuerdo de algún modo es porque me llamó la atención la manera fácil en que resolvió su pasado. En esta que me leés, veo otra reflexión diferente. En aquel momento, no ponía a su favor el recuerdo grato de ser bien recibida por aquellos que aceptaban el volante.

Lo de ella es un ataque muy refinado y filoso, como si tuviera una navajita en la mano. Y también eso tiene que pensarlo; hieren mucho esos ataques

-¿No puede haber después de todo este proceso un efecto en Beatriz? ¿Cree que todo esto puede herirla personalmente?

-Supongo que sí, porque la excusa no es que fue atacada por el representante de un grupo político adverso. En efecto, ella se destaca en la televisión por crear fórmulas muy filosas. Adopta el lenguaje televisivo de tiempo y espacio: estoy en este espacio y tengo tales minutos para decir estas frases que tienen una agudeza que supera a los interlocutores que están atacando todo el día al Gobierno. Lo de ella es un ataque muy refinado y filoso, como si tuviera una navajita en la mano. Y también eso tiene que pensarlo; hieren mucho esos ataques. Ella ataca sin la vulgaridad de Carrió que toma cualquier cosa al vuelo y después se olvida al otro día, pero el problema es en la Justicia. Concluyo diciendo esto: ella podría no haber dado ningún nombre, haber ido porque fue llamada y mantener en la reserva íntima cuáles eran los nombres involucrados.

-Ahí también la hubieran atacado de muchas formas por no haber dado nombres, ¿o no?

-Bueno, igual que a Verbitsky. Lo de él creo que fue un desliz también poco recomendable para su historia. Lo atacaron mucho más de lo que deberían haberlo atacado como si hubieran tomado la singularidad de ese desliz de haberse vacunado fuera de norma. Lo atacaron por las fórmulas que él utiliza en sus ataques en general a las grandes finanzas, a los grandes capitales. Creo que le llovieron encima los ataques de los grandes medios de comunicación a los que ataca, como de las personas que están en su mismo terreno político que vieron la oportunidad. ¿Quién no fue atacado alguna vez por Verbitsky?

-Una librería propuso quemar la obra de Sarlo y después dijo que fue en chiste ¿Qué piensa al respecto?

-Pienso que está mal, obviamente. En este país, se aplica la ley de Freud: todo chiste tiene una relación con el inconsciente. Los que tiraron esos cuerpos de plástico en Plaza de Mayo están a un paso de convertirse en verdugos de la carne verdadera, no de bolsas de plástico. El país corre peligro. No hay que decir esa frase, por supuesto. Es algo profundamente inconveniente. Eso demuestra que el país está muy trastocado. De algún modo, hay que parar esto.

-¿Y cómo se para?

-Uno tiene su responsabilidad para pararlo, pero después están los grandes medios y la acción de los juzgados. Sin ellos, que están todos comprometidos con alguna u otra facción, evidentemente no se para esto. Me pregunto si los que protestaron por la frase de la librera fueron capaces de protestar donde sí se quemaron libros de verdad en la Argentina. Cuando en la Argentina se quemaron los libros, fue en la época de los militares, y no sé si alguien más los quemó. Ese es un acto también del nazismo muy famoso. En Berlín hay una especie de monumento extraño, es un vidrio que está en la vereda y hay que mirar hacia abajo: allí hay una serie de ejemplares quemados producto de las quemas que hacía el nazismo de libros judíos. En la Argentina se quemaron libros de una editora que se tenía como de la izquierda, que eran las obras del progresismo argentino que educaron a toda una generación, entre otros a Beatriz Sarlo y me incluiría a mí también. Por otro lado, Beatriz Sarlo escribía en las ediciones del Centro de Editor, de modo que esa quema fue la única que hubo, creo, en la Argentina.

González, sobre la obra de
González, sobre la obra de Sarlo: "La escritura de ella es clara y distinta, es un cartesianismo con una fuerte imaginación y una fuerte dureza en la argumentación que resulta finalmente en el descubrimiento de un problema siempre interesante." (Adrián Escandar)

-Beatriz también escribió que no debió decir que le habían ofrecido vacunarse “por debajo de la mesa”. Aclara en su columna: “La frase, verdadera y totalmente comprensible en el castellano coloquial, fue el pedazo de carne que les faltaba a quienes me habían criticado no por esa frase, sino por haber hecho público que esos ofrecimientos existieran”.

-El ofrecimiento fue contado por Mauro Viale mucho antes de todo esto. Todo el mundo sabía que existía. Yo, en lo personal, pensé que no era lo más conveniente, pensé que podía pasar esto y después me olvidé del asunto hasta que vi lo que empezó a pasar. Como bien se dijo icónicamente, los tres protagonistas son publicados por la editorial Siglo XXI (Kicillof, Sarlo y Quereilhac). No es un político cualquiera Kicillof, estamos hablando de alguien que se destaca en esta pobre vida política argentina por ser una persona sensible a la que no se la puede atacar de cualquier manera. Beatriz Sarlo no tiene que seguir explicando más que quiso hacer una frase mejor y que era favoritismo. Podía ser, pero se iniciaba una discusión que fue retirada de arriba de la mesa. Topológicamente fue un error lo de Beatriz Sarlo, fue un error topológico, tendría que haber dicho no abajo sino arriba de la mesa.

-¿Cree que habla bien de Sarlo reconocer el error y hacer una autocrítica?

-Sí, habla bien. Solo que esta experiencia le va a pesar porque tuvo que esmerarse en pensar de qué modo hubiera sido dicha una frase que de no haber mediado este acontecimiento, quedaba como una de las navajitas gillette que usa todos los días para hablar en la televisión. Ahora ya no es una navajita, es una frase reflexionada a la altura de una reflexión ética más interesante. Eso es porque metió a la Justicia en el medio y fue ante la Justicia de un modo que, quizá, no hubiera querido ir. Solo que escuché en algún lugar que Majul llamó al fiscal para decirle: “Esto hay que tratarlo ante la Justicia”, de modo que ingresó a la máquina cultural que tiene la Argentina que es justicia, finanzas, y medios de comunicación entrelazados en operaciones comunes.

La grieta es un invento de la televisión para que justamente siga este campo diagramado donde cada uno tiene su insulto preferido.

-¿Qué le sugeriría a Sarlo?

-Quizá cuidar más lo que dice en futuras concurrencias a la televisión. No combatir de una manera tan eficaz desde el punto de vista de no informarse demasiado de cómo son las cosas y no usar frases hirientes y despectivas. Eso me parece que es una enseñanza para ella y también para Verbitsky y, tal vez, en el terreno intelectual argentino, no digo campo intelectual porque está todo resquebrajado y no creo que haya campo intelectual en la Argentina, pero quizá, el terreno intelectual pueda tener un debate un poco más interesante que no sea cerrar la grieta, abrir la grieta, ese concepto de la grieta no va. La grieta es un invento de la televisión para que justamente siga este campo diagramado donde cada uno tiene su insulto preferido.

-¿Y en lugar de cerrar la grieta qué sería lo que hay que buscar?

-Evidentemente, estar más pegado a las obras de uno. En el caso de Beatriz, más pegado a sus obras. Ella tiene una obra muy importante, debe de tener treinta libros publicados, todos basados en investigaciones y en unas frases muy agudas... Por lo que escribió el domingo esto puede tener un resultado favorable: que enfrente mejor cómo son las continuidades y las rupturas en una biografía personal. Eso tiene que ocurrir también para ella y para todos. Hay nuevas generaciones; Kicillof pertenece a una nueva generación, no tiene los problemas de los que vivimos en los años setenta con lo que eso involucra, pero eso no quiere decir que Kicillof no sepa de esa historia y no se haga cargo de ella. Lo mismo los nuevos movimientos sociales, que son movimientos donde está el feminismo con las nuevas formas de interpretar lo que es un goce. Habría que establecer más puentes en la discusión entre pasado y presente.

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