Acaso sea la gran paradoja actual. En la época de la digitalización y la ampliación continua de los medios masivos, con una gran disponibilidad de las obras de los artistas, pareciera que su acercamiento es cada vez más complicado. Como si las discografías integrales, soñadas materialmente hace algunos años apenas, y hoy disponibles en tantas plataformas on-line, paralizaran. Las plataformas de streaming que hoy diseñan la forma de la escucha: por singles, por novedades cada viernes, con selecciones a las que nos acostumbramos por nombres como This is (This is PIazzolla, This is Inti-Illimani o This is Los Mancero Santiagueños tienen cierto efecto de consumo irónico, por sólo mencionar algunos), se apoyan en el sentido digital del algoritmo.
A su vez, las discografías de ciertos artistas esenciales del siglo 20 mayormente instrumentales (Frank Zappa, John Coltrane, Django Reinhardt, entre varios) son difíciles de seguir sin la glosa de los expertos. Con el caso de Piazzolla ocurre exactamente eso. Como tantos artistas rioplatenses, los sellos nacionales (el olvido no es patrimonio de la industria discográfica en este país) no dedicaron esfuerzos en tener disponible para el público discografías elementales, sino más bien y apenas compilaciones de escaso valor (por lo repetitivo del repertorio).
Esto ocurre con Zitarrosa, Yupanqui y por supuesto, Piazzolla. Sus compilaciones, cuando no obedecen al rey algoritmo, parecen seguir ese modelo de Marie-kondización de la gurú nipona que llama a sólo conservar los objetos que “tienen alma”. Y al ver los discos en CD de Piazzolla que podemos conseguir en una disquería, el alma se nos cae al piso. El falso y hoy tan tergiversado “menos es más” tampoco ayuda: de lo que se trata, si todo está disponible en las redes, es de organizar y crear una escucha atenta. Y más con un artista como Piazzolla cuya discografía la podríamos dividir en tantos ejes como décadas, formaciones o hasta las ciudades en las que grabó. Y siempre hallaríamos revoluciones en el medio. Diego Fischerman y Abel Gilbert escribieron juntos Piazzolla - El mal entendido, que en estos días acaba de reeditarse por su centenario. Infobae Cultura habló con Fischerman para saber cómo entrar (y acaso nunca salir) del lujo musical piazzolliano.
- ¿Por qué es tan caótica la discografía de Piazzolla?
- Para empezar ocurre algo hay muy singular que explica la lógica del mundo discográfico: hay un disco como Adios Nonino, del sello Trova (el de Les Luthiers, La Fusa o los discos de Pedro y Pablo) que es uno de sus discos más reconocidos. A un sello chico le servía vender 300, 500 unidades por mes. A las grandes discográficas no, buscan otro caudal y monto de ventas. Eso hizo que ese disco se convirtiera en un clásico y nunca se descatalogara. Piazzolla graba también en Trova María de Buenos Aires, luego de ofenderse porque Phillips no quiere editar allí su “operita”. Pero finalmente luego se va a RCA y presenta Balada para un loco en el Festival de Buenos Aires de la canción y la danza del 69. Y lanza esa canción con Amelita Baltar para Columbia y con el Polaco Goyeneche para RCA que compiten entre sí.
- ¿Y cómo permitieron legalmente aquello los sellos?
- Porque el contrato con Columbia lo tenía Amelita Baltar. Y allí lanza Amelita Baltar interpreta a Piazzola y Ferrer. Pero ocurre algo muy distintivo y propio de Piazzolla aquí: podía grabar el mismo tema con músicos diferentes pero el arreglo era distinto.
- Era un artista “freelancer”, podía proponer su talento a diferentes medios y al mismo tiempo...
- Es que fue un adelantado en eso. Los 50 es un periodo muy importante de él y muy poco documentado. Él deja su orquesta del ´48 y ocurre algo inédito en el mundo tanto del tango como de la música argentina, que es el surgimiento del compositor profesional: compone muchísimo para cine, películas buenas, malas, no le importaba. En el ´50 compone Para lucirse y lo graban las orquestas de Basso, Troilo, Fresedo y Francini-Pontier. ¡Y para cada una hace un arreglo diferente! Entre el ´50 y ´54 lo graban varias orquestas que no están tocando “el éxito” del momento de Piazzolla, sino gran parte de lo que él componía. Se convierte así efectivamente en un free-lancer, de compositor a pedido. Y las orquestas las elige él. Triunfal, Tanguango, Lo que vendrá, Prepárense son todos temas de Piazzolla que, al momento mismo de componerlos, ya las están registrando casi todas estas orquestas y no una propia de Piazzolla.
- ¿En qué medida sirvieron las reediciones de gran parte de su obra que lanzaron Sony y Universal en los últimos?
- Funcionan, lógicamente, para ordenar de todas maneras la parte menos desordenada que es la del Piazzolla grabado en Argentina. Porque en muchos casos los discos de Piazzolla, por como funcionaba la industria musical argentina se descatalogaban al poco tiempo de editarse incluso ya en los ´60 y ´70. Muchos sellos, por ejemplo, querían tener un disco de Piazzolla que contenga Adios Nonino, lo cual acentuó la confusión de álbumes que se llaman así o se titulan Libertango o sencillamente Piazzolla. Luego vienen sus “años italianos”. Lo que podríamos llamar su época a partir de Libertango.
- ¿Cuál es el criterio con el que es mejor ingresar a la discografía de Piazzolla
- Las formaciones. Porque sus estilos tienen que ver con sus formaciones. Yo recomendaría el Piazzolla más modernista. Hay dos picos o tres o cuatro muy fuertes de vanguardia. El disco en vivo en el Olympia 77 es una joya del jazz-rock: piano, órgano eléctrico, bandoneón… algo tímbricamente muy inusual, un disco que no se parece a nada de la época, en parte claro, gracias a su bandoneón. También el octeto de los años ´56 y ´57 con los discos Tango en HI FI y Lo que vendrá. En ambos discos graba una obra muy importante: 3 minutos con la realidad y en una de las grabaciones suma un caso hasta con xilofón. Luego el quinteto, a partir del ´63 con Tango para una ciudad. Y hay un disco que desgraciadamente no está en las plataformas digitales, con un mal título como varios de los discos de Piazzolla, que están en vivo en el Auditorium de Radio Municipal del año 1963 también. Una verdadera locomotora sónica. Se llama, de manera muy confusa, Introducción al Angel, vol. 1
- ¿Pero a pesar de que los sellos utilizaban sus títulos más famosos él grababa continuamente sus éxitos, no?
- No tanto… más que nada lo hacía en vivo. Y tengamos en cuenta que no fueron editados en vida de Piazzolla. El único disco en vida que él saca en directo es En vivo en el Regina o Teatro Regina, que es el primer álbum en vivo en la historia de la música argentina y en el que registra las cuatro estaciones porteñas. La única grabación en la que están todas las estaciones juntas. Luego está el disco en el mismo teatro grabado en vivo junto a al Polaco en 1982: Piazzolla y Goyeneche – En vivo. Pero es falso que repitiera mucho sus obras en el estudio. De hecho Adios Nonino sólo la grabó cuatro veces en cuatro décadas. Verano porteño tampoco la registra más de tres veces. Por supuesto que en los conciertos las interpretaba mucho.
- ¿El influjo del Piazzolla ya mundial y famoso se sentía en el tango contemporáneo?
- Desde el Sexteto Mayor al Goyeneche de los 70 todos incorporan Piazzolismos… Piazzolla le da al mundo del tango un imaginario que no existía y que los tangueros más creativos, como Garello o Stampone incorporan. Pero es tan personal su estilo, que en algún punto Piazzolla es como Cortázar: virósico, en el buen sentido. Contagia influencias. Pero no podés ser cortazariano… porque ahí estás imitando a Cortázar.
- ¿Podemos decir que es lo menos atractivo de Piazzolla?
- Tal vez los discos italianos, más mansos, con cuerdas un tanto planchadas; pero siempre está su bandoneón que es genial. Pero con músicos extranjeros también hallamos dos muy buenos discos: Reunión cumbre, de Piazzolla y Gerry Mulligan y The new tango, de Piazzolla con Gary Burton.
10 discos para un centenario: Maria de Buenos Aires; Live at the BBC 1989; Adios Nonino (sello trova); Olympia 77; Piazzolla y Goyeneche – en vivo; Tango en Hi Fi; Lo que vendrá; Tango para una ciudad, Introducción al angel, vol. 1 y En vivo en el Regina.
Y dos bonus: Reunión cumbre y The new tango.
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