Los catálogos de las editoriales Madreselva, La mariposa y la iguana, Hekht, Rosa Iceberg y Puntos suspensivos apuestan a abrir el plano de las producciones culturales con libros que escapan a lógicas establecidas para expandir las lecturas en clave de género, apostando por voces que están fuera del canon o en los márgenes y mediante ficciones, ensayos o poesías, que delinean un mapa ávido de cruces, diálogos y disputas de sentidos.
Lejos de fórmulas prescriptivas y unívocas, la construcción de un catálogo editorial que se asume feminista tiene dinámicas tan heterogéneas como las posibilidades que habilita y expande el propio movimiento en su praxis como en sus teorías.
La pluralidad de motivos y decisiones que definen la perspectiva de los proyectos editoriales, ya desde su génesis, va desde la alteración de la lógica dominante de publicación hasta la visibilización de experiencias e identidades o la elección de temáticas y nodos que amplifiquen voces, textos y reflexiones desde la resistencia, la exploración y el cuestionamiento.
La apertura que marca el abanico editorial con impronta feminista, transfeminista, queer e independiente trasvasa sus propias fronteras, aunque hay algo que los encuentra en un mismo lugar: sus editoras y editores reconocen en sus propias trayectorias la incidencia del activismo de género, así como otros posicionamientos políticos.
Así lo explican en una respuesta conjunta las responsables de La mariposa y la iguana, Dafne Pidemunt y Leticia Hernando: “Además de editoras, somos poetas lesbianas transfeministas y cuidamos que el catálogo sea afín a nuestro activismo disidente y/o poético. No es excluyentemente con temáticas transfeministas o de disidencia sexual, pero sí tiene que tener una coherencia con nuestra forma de habitar el mundo”.
Por su parte, Verónica Diz, al frente de Madreselva, considera que “asumir la creación de un catálogo feminista es consecuencia de un compromiso militante que tenemos quienes llevamos adelante la editorial que nos identificamos políticamente con esta ideología y la asumimos desde antes de la creación de la editorial. Esto implica que desde antes de crearla, de formarla, ya teníamos estas trayectorias de militancia dentro del feminismo. Este catálogo es producto de esas trayectorias”.
Por eso, “los libros, las autoras, los autores pueden leerse en esa clave porque están elegidos con ese propósito. Es el mensaje que quisimos dar desde siempre con Madreselva y por eso elegimos estos títulos y autores. Son producto de nuestro propio activismo. Nos hemos conocido en asambleas, en espacios de militancia que además escriben y tienen un mensaje que nos parece potente para transmitir en la sociedad”, explica Diz.
Para la editora Marina Yuszczuk de Rosa Iceberg, sello que publica narrativa contemporánea, “no tiene que ver ni con la lectura ni con el contenido de los libros. La apuesta fuerte de Rosa Iceberg al principio fue decidir que todo el catálogo esté compuesto de autoras mujeres, lesbianas, trans. Para mí ahí está el gesto simbólico y material porque en todos los catálogos éramos minoría o teníamos que pelear por un cupo, entonces, invertimos totalmente esa lógica”.
En este caso la decisión autoral se pone por encima del filtro de contenidos por una razón contundente, como define Yuszczuk: “Un texto literario no puede ser feminista. Muchas autoras que a mí me interesan trabajan temas de género y lo hacen en diálogo con otros temas que está discutiendo el feminismo, pero eso no quiere decir que sea feminista porque de serlo baja línea y no es el tipo de literatura que nos interesa. La literatura dialoga con el feminismo pero no lo ejemplifica, no es esa su función”.
En cambio, la apuesta está por “abrir el juego, ocupar espacios, promocionar voces y que esas voces puedan decir lo que quieran. Sería muy limitante plantear que publicamos autoras cuyos textos o planteos ideológicamente nos parezcan correctos”, dice la editora, para quien muchos de los temas que hoy se presentan como tendencia dan cuenta de lo “soslayados que estaban”, como es el caso del “boom de la maternidad”.
Desde la editorial Puntos suspensivos, que publica sobre todo poesía pero también ensayos y novela, Gaita Nihil, su responsable, aclara que “con la popularización y militancia del feminismo de los últimos años, se armó una gran idea general que parece que todos y todas compartiéramos qué es el trans/feminismo cuando tenemos en realidad vetas de diferentes opiniones, formas de militar y creencias sobre la política y las disidencias”.
En ese sentido, cree que la “responsabilidad es armar espacios de discusión y comunicación”, lo que para Puntos Suspensivos significa “plantear un catálogo trans/feminista: visibilizar las experiencias e identidades que están al borde incluso del mismo feminismo, exponer voces en primera persona que relaten las vivencias personales como parte de una comunidad. Todo atravesado por las políticas que asimismo nos atraviesan y que ‘re-construimos’, tomando como premisa fundamental la lucha contra la heterocisnorma, el patriarcado y el cisexismo”.
Por eso, “para pensar el catálogo ayuda mucho ser parte de las comunidades que intentamos visibilizar. Muchos de los autores y autoras son compañeres, no solo de militancia sino que compartimos la misma identidad sexogenérica, vivimos en carne propia las mismas cosas: la expulsión de las instituciones, las tristezas y alegrías y complejidades de nuestras experiencias, en mi caso, como varón trans”, dice Nihil.
Las editoras Marilina Winik y Natalia Ortiz Maldonado, fundadoras de Hekht, dicen, en una respuesta de a dos, que “ante cualquier etiqueta identitaria es una plataforma de experimentación textual. Nace del deseo y el amor a las palabras y del decir con otros y otras, desde la necesidad por poner a circular ideas, lecturas del mundo, sensaciones”.
“Nos consideramos una máquina de guerra en el sentido de Guattari, que es el más aguerrido de los sentidos; y también nos vemos como trinchera de desalienación donde habitar modos para no precarizarnos aún más, para no reproducir estrategias masculinistas, donde nos preguntamos cómo no hechizarnos con las narrativas del yo y la competencia subjetiva salvaje”, agregan.
A medida que crecen las militancias de mujeres y disidencias, también crecen las instancias para encontrarse con textos en perspectiva de género, ya sea desde el impulso y el nacimiento de nuevos sellos, como la extensión de los catálogos o los espacios para compartirlos, tal es el caso de la Feria del Libro Feminista que concluye mañana.
Para las editoras de Hekth “las búsquedas del movimiento feminista modifican todo el entramado con prácticas discursivas y acciones concretas tanto como los modos colectivos de sentir” y en este sentido “los feminismos son una clave de lectura indiscutida que repercute en el mundo editorial, local y global, ya que plantean una agenda de discusión de temas que poseen modulaciones geopolíticas, teóricas e históricas muy diferentes”.
Fuente: Télam
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