El pasado 14 de marzo, hace casi un año, en Madrid se declaraba el “Estado de Alarma” por la pandemia de coronavirus. Desde aquel día, el fotoperiodista argentino Facundo Pechervsky recorre la capital española para documentar el proceso, desde el cierre total a las respaerturas en una serie de imágenes que “son como una cápsula del tiempo” para las futuras generaciones.
Este trabajo, en 12 capturas, puede apreciarse en Vértigo Madrid, la muestra que se expone en Casa de América con curaduría de Claudio Larrea hasta el 13 de marzo. Infobae Cultura realizó un intercambio vía mail con el fotógrafo.
-Vivimos en una época donde la imagen es más potente que nunca, ¿cuál crees que es el poder de la fotografía en estos días?
-El poder de la imagen es indiscutible. La fotografía es el lenguaje universal que mejor expresa la realidad, los sentimientos, lo que ves en un segundo y al siguiente ya no está. Además, con el nivel tecnológico actual y la inmediatez de los procesos la fotografía prácticamente no tiene límites.
-Como fotoperiodista estás acostumbrado a los grandes eventos, las protestas, las aglomeraciones, ¿cuáles eran tus sensaciones al cubrir el vacío de la ciudad?
-Cuando el 14 de marzo salí por primera vez con la cámara a caminar por Madrid, la realidad de la pandemia me sorprendió. Fue fuerte emocionalmente. Caminé por muchas calles desiertas y silenciosas, con los maniquíes dispuestos en los escaparates de una ciudad sumida en la soledad. Los únicos que me cruzaba eran agentes de seguridad que me pedían a cada rato la credencial de prensa, porque se había decretado la cuarentena más estricta, el llamado “Estado de Alarma”, y solo se podía salir de casa por alimentos o medicamentos. Parecía una gran escenografía sin actores. El pitido de los semáforos se podía escuchar a una cuadra de distancia. No había contaminación sonora ni risas ni charlas, una ciudad vacía.
-¿Cómo fue la construcción y selección de la muestra? ¿Por qué el nombre “Vértigo”?
-El nombre de la serie nace precisamente de esa sensación que tuve al ver La Gran Vía totalmente desierta... Una gran ciudad que sentí que se me venía encima y me provocó mucho vértigo.
La construcción y selección del material para la muestra fue apareciendo y tomando fuerza a lo largo de estos meses. Y todavía sigo saliendo a tomar más fotos. Las doce imágenes expuestas actualmente en Casa de América son piezas de una exploración mayor, un trabajo de largo aliento que seguramente se transformará en un libro, porque ya tengo 120 fotografías editadas.
-¿Qué es lo que te interesaba mostrar en esta serie de imágenes?
- Supongo que la realidad sin alterarla. Y sobre todo quería dejarles a los niños nacidos en la pandemia un registro histórico y visual lo más fidedigno posible sobre estos tiempos extraños. Ellos crecerán y en quince, veinte, treinta años se harán preguntas. Estas fotos son como una cápsula del tiempo.
-¿Por qué elegiste el formato en blanco y negro para la muestra?
-El blanco y negro es un formato que vengo utilizando desde hace años en mis proyectos personales; me gusta porque perpetúa las emociones y me hace descansar visualmente. El color lo reservo para mis trabajoscomerciales.
-¿Cómo continúa tu trabajo en la pandemia? ¿Qué cambios notaste en el espíritu de la calle entre el principio y hoy?
Sigo trabajando en este proyecto y, por el momento, dando mis cursos y talleres de fotografía corporativa de manera virtual.
Creo que al principio nos resultó a todos muy impactante ver a Madrid vacía y silenciosa, como si fuera escenario de una película distópica. Pero con los meses nos hemos ido reordenando y aprendiendo a convivir con la pandemia. El ser humano se acostumbra a todo.
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