Las constelaciones de Remedios Varo

Una recorrida por la muestra del Malba, que ya finaliza, y sus conexiones la biografía de la pintora escrito por Amparo Serrano de Haro

Remedios Varo

Dicen que algunos libros encuentran caminos, y que hay acontecimientos inesperados y gratos que se imponen y superan circunstancias adversas. Algo de eso me sucedió estos días, luego de un año de confinamiento en el que con la única excepción de compras cotidianas escasamente salí de mi casa dado que el trabajo online fue la regla, y mis proyectos se desmoronaron o, en el mejor de los casos, están suspendidos. Entre las actividades dejadas de lado lamentaba especialmente no haber visto la muestra que se inauguró en Malba en marzo 2020, una exposición única, ya que por primera vez en la Argentina se pudo acceder a la obra de la pintora Remedios Varo. La muestra, que estaba previsto finalizaría en el mes de julio y que, por causas de dominio público, léase Covid 19, se ha extendido hasta mañana, lleva el título “Constelaciones”, palabra que al escribir esta nota no me parece casual, y Jung utilizó para denominar conjuntos de imágenes psíquicas que se agruparían, hasta formar un dibujo preciso, de manera análoga a como lo hacen las estrellas que vemos en el cielo.

Podría decirse que ya había abandonado la idea de ver las pinturas de Remedios Varo cuando varios acontecimientos constelaron impulsándome a solicitar un turno online y viajar a la ciudad para encontrarme con su obra. Lo que determinó mi decisión fue recibir desde España, gracias a una intrépida viajera que desafió al Covid 19, la biografía escrita por Amparo Serrano de Haro, un libro que deseaba desde hacía tiempo y que finalmente tuve en mis manos hace unos días. En principio pensé que leer Vida de Remedios Varo sería un consuelo por no haber podido ver la muestra. Sin embargo, esa lectura marcó un punto de inflexión, me sacó del letargo, despertó el deseo impostergable de ver su obra. ¿Pero, qué más puede ofrecer una biografía además de impulsarnos a conocer al biografiado? Puede ofrecer, como dijo Virginia Woolf, que en el tono narrativo se conjuguen “la solidez del granito” (los hechos), y la “intangibilidad del arcoíris” (la personalidad). Muchos son los biógrafos que han fracasado al intentarlo, pero ese no es el caso de Serrano de Haro, que logra transmitir el gran conocimiento que tiene sobre la vida y la obra de Remedios Varo a través de una escritura sutil que es a la vez empática, precisa, plena de inspiración e interpretaciones valiosas.

Un gran acierto del libro es el comienzo, Carta a una desconocida, la misiva que Serrano de Haro le escribe a Remedios inspirada en esa “modalidad de juego surrealista” inventada por la pintora, y que consistía en escribir cartas invitando a desconocidos a fiestas en las que ella no era la anfitriona. Dirigiéndose a Remedios, Amparo Serrano de Haro afirma, “estoy segura de que de haber sido tú un hombre, existiría mucho escrito sobre esta ‘acción surrealista’, un acto gratuito, una invitación al azar y una vuelta de tuerca sobre el género epistolar”. El caso es que esta carta que da comienzo a “Vida de Remedios Varo” produce un giro al género biográfico porque nos presenta, en una veintena de páginas, cuestiones centrales en el recorrido vital de la pintora y deja caer, aquí y allá, interpretaciones que la biógrafa desearía compartir con su biografiada y que nos adelanta a nosotros, sus lectores, con la esperanza de que unos y otros valoremos “la infinita atención” que ha prestado para intentar escuchar las voz de Remedios “dentro de todo el ruido, que forma la injerencia de los presupuestos más convencionales en el análisis de toda persona verdaderamente original”.

Y, por cierto, Remedios Varo fue una mujer “verdaderamente original”. Como dice J. J. Armas Marcelo en El cultural de España, se ha producido un feliz ensamble: “Cuando París era el mundo, ella (Remedios) estaba ahí: en primera fila entre machos alfa del arte del instante eterno, el arte del surrealismo; cuando México, por la Guerra Civil Española y por la Guerra Mundial, era el mundo, Remedios Varo estaba ahí, dándole fuerza a sus hombres, a los débiles o fuertes que pasaron por su vida, sus amoríos y su creación artística. Amparo Serrano de Haro, en la biografía que escribió sobre Remedios Varo, la pone en su lugar completo, en el piso principal de los artistas surrealistas en una época donde la mujer era considerada compañera y no motor creativo”. Pero, vale agregar, esta biografía logra más que eso, logra encantarnos, hacernos reflexionar a cada paso, o dejarnos extáticos, abriendo la mirada, con los ojos queriendo ver más allá de las posibilidades de la vista, como sucede cuando sentimos que estamos cerca de alcanzar alguna revelación sobre lo que la vida es, sobre el sentido que encierra lo que tantas veces se nos antoja caótico. En esta biografía Remedios Varo aparece retratada en su humanidad, se nos habla de sus orígenes, de su familia, de sus amores, del gran compromiso que tuvo con el arte y con la amistad. De la generosidad. Una generosidad, la de Varo, que impacta en la biógrafa, también generosa con sus lectores. Confieso que al leer esta biografía no pude menos que subrayar mucho, hacer anotaciones en el margen, incluso pequeños dibujos que me sirvieran para recordar algunas impresiones.

Luego de leer Vida de Remedios Varo la llevé conmigo como precioso regalo del destino y como guía del recorrido de la exposición. Una vez en el Malba pude acceder, además, al bellísimo catálogo de la muestra. Me llamó la atención la acción empática de los editores. En la biografía escrita por Amparo Serrano Haro había leído que Remedios utilizaba distintas técnicas para dar textura a sus pinturas, y que solía usar como soporte el “masonite”, un tablero de fibras de madera comprimida. También supe sobre “el trabajo delicado de las texturas, en el que utiliza las técnicas del frottage y la decalcomanía surrealistas, que forman una base pictórica casi abstracta (…) así, nos encontramos con la paradoja de que toda la obra figurativa de Varo reposa sobre una superficie abstracta a la que ella ha dado tanta importancia como a las figuras”. De alguna manera, la fina rugosidad de la tapa del catálogo parece querer recordarnos esas superficies. El papel elegido, los textos introductorios y la excelencia de las reproducciones hacen de este catálogo una joya, un regalo exquisito. Me propuse regalar a Malba en libro de Haro, y hacerle llegar a la biógrafa el catálogo del Malba. Acompañada por estos libros que ya considero parte fundamental de mi biblioteca sobre escritoras y artistas, con el obligatorio barbijo, cuyo uso se me antojaba una acción que podría interpretarse como surrealista, llegué al segundo piso con expectativas que se vieron superadas. Lo primero que me llamó la atención fue un retrato en lápiz que no deja duda de la maestría técnica de Remedios Varo, luego más dibujos, bocetos, pinturas, y collages dispuestos exquisitamente.

La biografía de Amparo Serrano Haro, la exposición del Malba colaboran a rescatar a Remedios Varo de lo que su biógrafa llama “un triple exilio”: “de la historia del arte española, de la historia del arte latinoamericano y del grupo bajo cuyas propuestas estéticas” había iniciado su camino artístico. La mujer y artista que debió dejar España, que fue apresada por la Gestapo en París, y que llegó a México, donde eligió quedarse, también buscó, nos informa Haro, “la tercera vía o lo que Gurjieff llama el cuarto camino”, un sendero asociado a lo místico, a lo espiritual. Tal vez por eso, su pintura, caracterizada “por su carácter literario y autobiográfico”, encierra claves que pueden resultar difíciles de descifrar. Hay mucha simbología, referencias a la alquimia, al psicoanálisis, a los arquetipos. Pero Amparo Serrano de Haro se acerca a las incógnitas con interpretaciones nimbadas de poesía, como cuando explica cómo “la metáfora de la ropa” opera en Remedios Varo: “cuantas más capas se va siendo capaz de dejar atrás, de pelar de sí mismo, las capas de finísimo material que nos envuelven como la piel de una cebolla, los tejidos que nos protegen impidiéndonos el movimiento y el descubrimiento de nuestra verdadera esencia, más cerca se estará de la verdad”.

Otra metáfora, entre las muchas que lee Haro en Remedios Varo, la misma sobre la que escribió Octavio Paz y que, dice su biógrafa, probablemente inspiró a García Márquez el personaje “Remedios, la bella” en Cien años de soledad, está asociada con las mariposas. Las mariposas y otros insectos que en un principio le daban “un miedo nervioso”, con el tiempo “irán tomando cada vez mayor protagonismo en su obra como símbolos del continuo renacer”. Podría decirse que la biografía de Serrano Haro, la exposición en Malba, que logró la colaboración y préstamos del Museo de Arte Moderno (MAM), la Secretaría de Cultura de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), son hitos que constelan el resurgimiento de Remedios Varo. Un renacer que su biógrafa asocia con el mito de Itzapálotl, “el mito paradójico de la mariposa de obsidiana donde lo que es fragilidad se torna fuerza, fiereza”

Imagino que muchos han deseado ver la muestra del Malba, y que no lograron acercarse a la ciudad. Pienso en queridas amigas, como la especialista en literaturas comparadas y arte, Cristina Elgue, que debió cancelar todos sus compromisos viajeros debido al Covid 19. A ella, y a tantos otros, no dejo de recomendarles Vida de Remedios Varo, de Serrano de Haro. Y también que visiten la página del Malba, donde se pueden ver algunas conferencias online, y también consultar con el link en el que encontrarán el “Dossier de lecturas Remedios Varo. Fuga epistolar

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