Kandinsky, Mondrian y Malevich. Cuando se nombra a los fundadores de la abstracción, los nombres de estos artistas se repiten de memoria, como la formación de una histórica delantera de fútbol o de un grupo musical que marcó un antes y un después.
Kandinsky, Mondrian y Malevich. El paradigma, los referentes, la historia. Se sabe ya, aunque el reconocimiento es más lento del esperado, que antes que ellos hubo una mujer audaz, una pintora singular que eligió el ostracismo y así se automarginó de la historiografía oficial: Hilma af Klint, quien antes de morir pidió que su trabajo fuera revelado al mundo recién dos décadas después de su partida, ya que el público no estaba preparada para entenderlo.
Y esa peculiar automarginación y el no haber pertenecido a una vanguardia fueron las claves que la mantuvieron oculta del mundo. En las primeras décadas del siglo XX hubo un sinfín de movimientos; algunos quedaron en los libros como referentes, otros son solo un asterisco en la obra de los artistas: orfismo, sincronismo, rayonismo, suprematismo, constructivismo, estructuralismo, unismo, espacialismo y la lista de ismos sigue. Cualquiera podía formar el suyo, solo se necesitaba un manifiesto y algunos compañeros que se sumaran a esa ideología artística. Con eso, ya se sentaba un precedente y se destacaba que las obras debían ser dignas de tener en cuenta. Af Klint no siguió a nadie.
La abstracción geométrica puede ser asociada a una serie de artistas modernos, pero se encuentra en el desarrollo de la humanidad desde sus inicios. Desde vasijas de pueblos originarios a expresiones arquitectónicas, la geometría como parte de la vida siempre estuvo allí.
La aparición de la fotografía nos decía que la realidad ya podía ser representada y el arte debía buscar nuevos caminos. Para 1910, cuando Kandinksy realizó su primera acuarela abstracta, ya tenía una década en el circuito del arte y un año después publicaba el libro De lo espiritual en el arte y dirigía la revista El Jinete azul, donde explicaba su teoría. Así que, lógicamente, negar o no entender la importancia de Kandisnky en la abstracción es antinatural.
Desde hace varias décadas, se conoce que la sueca Hilma af Klint realizó sus primeras obras abstractas en 1906. De hecho, aún antes que Kandisnky, el alemán Hans Schmithals realizaba obras que podrían considerarse abstractas (inicios del 1900) y para 1909, el francés Francis Picabia cruzaba el cubismo y el fauvismo en su pintura Caoutchouc.
Entonces, ¿por qué Af Klint debería considerarse la precursora si Schmithals hizo obra y Kandisnky además teorizó sobre el tema? Porque Af Klint hizo ambas cosas: en total, realizó 1.200 piezas, entre cuadros y dibujos, y 15 mil trabajos más entre bocetos y -sobre todo- anotaciones que indagaban en sus formas y pensamientos.
De lo espiritual en el arte fue revolucionario, pero lo que escribió af Klint también y en esos textos hay mucho de espiritual y misticismo. ¿Es posible que Kandinsky haya conocido la obra de la artista antes de generar la suya? No hay documentación que avale un encuentro, aunque hay algunos puntos en común que podrían despertar suspicacias. Eso sí, asegurarlo fácticamente resultaría irresponsable.
La muchacha sueca
Hilma af Klint nació en Solna, a las afueras de Estocolmo, en 1862 en el seno de una familia acomodada -de padre almirante- con una nutrida biblioteca e intereses científicos. Cuando tenía 18 años, su hermana menor murió por una gripe, por lo que empezó una búsqueda espiritual que sería esencial en su producción artística. Primero buscó respuestas en el espiritismo, que estaba en boga en aquellos años, y comenzó a participar de estos circuitos.
Hilma perteneció a la primera camada de mujeres que tuvo una formación académica en el arte. Desde 1882 a 1887 estudió en la Real Academia Sueca de las Artes con profesores como Georg von Rosen y August Malmström, y se especializó en los tópicos más populares como el retrato y el paisaje. Alumna destacada, la Academia le cedió un atelier junto a dos compañeras para que pudieran producir.
Sin embargo, tras recibirse, ingresar a los círculos oficiales le resultó casi imposible. Entonces, las artistas tenían que limitarse a reproducir obras ajenas -cuando tenían la suerte de pintar al óleo- o dedicarse a las acuarelas e ilustraciones para libros infantiles. Así y todo, sus estudios botánicos tuvieron notable repercusión y fueron expuestos en 1911 en la Academia Real de Bellas Artes de Estocolmo.
La ciencia y el espíritu
Eran tiempos de cambio para aquello que que la sociedad entendía como real, los límites entre la ciencia y el espiritismo eran difusos y surgían una serie de avances que demostraban que había una vida más allá de lo que se podía ver, como cuando Rudolf Hertz demostró la existencia de las ondas electromagnéticas en 1885 -que eran una teoría y que luego permitiría a Guillermo Marconi construir un emisor de radio- o el descubrimiento de los rayos X por Wilhelm Röntgen, una década después.
Estos avances, que demostraban que los sentidos podían engañarnos, y su interés por el espiritismo la llevaron con el tiempo a formar su propio grupo junto a cinco amigas, con las que practicaban la escritura y la pintura automática durante las sesiones, anticipándose al surrealismo. De los encuentros, en los que recibían mensajes de espíritus a los que denominaban los Altos Maestros, salieron sus obras abstractas: Las pinturas para el templo, 193 trabajos, en diferentes series, en diversos formatos realizados entre 1906 y 1915.
Alf Klint se fue quedando sola. A medida que las sesiones esotéricas avanzaban, sus compañeras fueron abandonando motivadas por el temor y ella siguió con la práctica de pintar en trance o semiinconsciencia por su cuenta. En sus diarios, sostuvo que habitantes de otros planos astrales ingresaban a su cuerpo y que eran ellos quienes en realidad realizaban los trabajos.
Uno de ellos, llamado Gregor, dijo a la artista que debía concentrarse en “el conocimiento que no pertenece a los sentidos, el intelecto o del corazón, sino a lo más profundo de tu ser, el espíritu”. Otro “Alto Maestro”, Amaliel, fue el que le encargó las famosas pinturas para un templo a construirse, donde se celebraría la armonía de los mundos de la materia y el espíritu.
Rudolf Steiner y la antroposofía
En los primeros años de este trabajo de médium, en 1908, la artista conoció a Rudolf Steiner, un destacado filósofo, erudito y autor austríaco, quien además era un importante ocultista y miembro destacado de la Sociedad Teosófica, y fundador de la antroposofía. Dice la leyenda que fue el propios Steiner quien le recomendó no mostrar su obra hasta medio siglo después de muerta, pero ella lo limitó a 20 años
Otros pintores interesados en la teosofía y la antroposofía en aquella época fueron Kandinsky y Mondrian, sí, dos de los tres “padres fundadores”. Es fáctico que Kandisnky participó del círculo íntimo de Steiner, con quien se reunía para tratar de levantar objetos con el poder de la mente.
Steiner desarrolló el concepto de “acción paralela”, a partir del cual aseguraba que las personas emanan sentimientos y pensamientos de manera cromática que eran imperceptibles para el ojo humano no preparado, lo que hoy se podría llamar aura. En dos obras de 1912 -Dama en Moscú y Mancha negra-, Kandinsky hace gala de esta “doble visión”, en la primera con el aura oscura sobrevolando sobre la mujer, mientras que en la otra -ya de corte más abstracto- hace centro en la emanación sin la figura.
¿Pudo Kandinsky estar al tanto de los trabajos de Af Klimt a través de Steiner?, ¿fue Steiner el médium entre los conceptos de una artista que era marginada por ser mujer y los que hicieron famoso al ruso? Sería, sin dudas, un filme de intrigas, de charlas sin testigos y a puertas cerradas, que muchos amantes de arte pagarían para ver. Pero no hay un solo indicio de que algo similar hubiera sucedido.
Aunque, por qué no, podría atribuirse en este caso la teoría del descubrimiento múltiple, esa que marca que diferentes personas pueden llegar a conclusiones similares. La poligénesis creativa es algo hoy aceptado y hay casos famosísimos, en los que a veces la palabra plagio sale con mayor facilidad. Si no, solo hay que nombrar el de la teoría de la evolución, publicada en un artículo por Alfred Russel Wallace antes que por Charles Darwin.
El origen de las especies de Darwin se publicó en 1859, un año después de que Wallace le enviara a Darwin un artículo describiendo su teoría, que vio imprenta en una publicación científica. Darwin, por supuesto, que ya era un reputado investigador, aseguró que fue solo una casualidad: “Jamás vi una coincidencia más impresionante; ¡si Wallace tuviera mi borrador escrito en 1842, no habría podido realizar un resumen mejor!”, dijo. Kandinsky, Mondrian y Malevich. Los “padres fundadores” vivieron la mima época y también se interesaron por los fenómenos culturales y espirituales.
A diferencia de los tres “padres fundadores”, Af Klint no buscó realizar una abstracción de la forma y el color, sino de explorar los mundos ocultos que el resto no podíamos ver: “Las imágenes fueron pintadas a través de mí, sin dibujos preliminares. No tenía idea de lo que representaban, y sin embargo trabajé con rapidez y seguridad, sin cambiar una sola pincelada”, escribió.
Sus Pinturas para el templo tienen diferentes etapas. La segunda es conocida como Las 10 mayores (1907), una decena de piezas de gran formato (más de 3 metros) donde representa las etapas de la vida. Un año después y hasta el ’12 abandona su trabajo para cuidar a su madre ciega y enferma, para retomar en el ’13 con la serie conocida como El ganso y la paloma.
En el ’14 vuelve a exponer en Malmö, pero no presenta su trabajo espiritual sino paisajes. En aquella muestra, que reunió obras de artistas alemanes y rusos, se encuentran los trabajos de Kandinsky.
Af Klint finalizó con sus pinturas para el templo en el ’15, aunque siguió realizando obras metafísicas por un tiempo más. Pinta la serie Parsifal, luego Atom -en la que muestra su interés por las ciencias naturales y donde se ve la influencia Steiner más que en ninguna-, y dicta sus pensamientos sobre lo espiritual, que comprenden un total de 1.240 páginas. Tras la muerte de su madre, en el ’20, comienza a abandonar paulatinamente y se dedica a la antroposofía a pleno.
Un accidente de auto se queda con su vida en 1944 (el mismo año que fallecen Kandinsky y Mondrian) y deja su patrimonio artístico a su sobrino, Erik af Klint, con la condición de que no sea revelado hasta el ’64. Y no lo fue, sino que además recién aparece en los ’80, cuando desde la bodega donde habían sido guardados avisaron que debía mudarlos porque se construirían unos departamentos o los quemarían.
En 1984 parte de su trabajo sale al mundo en la muestra Lo espiritual en el arte, en el Los Angeles County Museum of Art (LACMA) junto a los “padres fundadores” y otros artistas de renombre como Duchamp, Munch y Pollock, entre otros.
Sin embargo, debería llegar el nuevo milenio para recibir su primera retrospectiva. Fue en 2013, en el Moderna Museet de Malmö, que rompió con todos los récords de visitas de la pinacoteca pública, la principal de Suecia. Pero eso no significó ingresar de lleno al establishment del arte: ese mismo año el MoMA se negó a incluirla en su programa de exposiciones, tras las protestas de algunos de los gestores del museo que la consideraron una outsider.
Alf Klint, Kandinsky, Mondrian y Malevich.
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