¿Una hechicera o una alquimista sabia y poderosa? La poción de amor es una pintura de 1903 de Evelyn De Morgan (1855-1919), que representa a una mujer con un gato negro familiar a sus pies. Se trata de un óleo de 104,1 x 52,1 cm y se encuentra en la Fundación De Morgan de Wandsworth.
La poción de amor empujó los límites de las expectativas de la sociedad sobre las mujeres al “explorar la naturaleza de la autoridad femenina a través de la práctica de la hechicería”. La pintura difiere de la mayoría de las obras anteriores de De Morgan al presentar a una bruja como sujeto, en lugar de una figura cristiana o mitológica y es un ejemplo del uso característico de De Morgan -una gran estudiosa del Renacimiento y especialmente de Botticelli- de colores llamativos y fuertes imágenes femeninas. Aunque el tema difiere ligeramente de la mayoría de sus obras, muestra su estilo y su impecable atención al detalle. La obra forma parte de una serie de pinturas en las que la artista buscó ilustrar el avance del espíritu hacia el conocimiento.
La mujer que domina el cuadro viste un vestido dorado con ornamentos, lo que es un símbolo de su dominio de la habilidad y la etapa final del sistema alquímico de progresión hacia la salvación. Su dominio se evidencia aún más en los libros encuadernados en cuero en la estantería, que eran populares a finales del siglo XIX. La protagonista del cuadro está entada de perfil, lo que crea una sensación de intensidad y autoridad, su mirada atenta se fija en la poción que está mezclando en su cáliz, que refleja el oro de su vestido. La modelo fue Jane Morris (1839-1914), una bordadora y modelo que encarnó el modelo ideal de belleza prerrafaelita, alta, delgada y de espeso cabello. Fue modelo y musa de William Morris (1834–1896), diseñador textil inglés, poeta, novelista, traductor, y activista socialista, con quien se casó, y de Dante Gabriel Rossetti.
Esta repetición de colores reforzó la idea de que cualquier poción que esté creando puede ser para beneficio personal. Se ve a una pareja abrazándose en el fondo directamente sobre el cáliz, lo que sugiere que la poción también puede tener que ver con ellos. Esta idea se ve reforzada por un trozo de tela blanca que que se ve en el banco detrás de la hechicera, que parece que es la pieza que falta en el vestido de la mujer que está afuera.
En el primer plano de la obra hay un gato negro con ojos verdes brillantes perfectamente redondos. Los ojos del gato reflejan el detalle de vidrio circular verde sobre la hechicera, lo que da la ilusión de que muchos ojos la miran en el trabajo. El gato se parece al gato que se ve en el primer plano del cuadro Olimpia, de Edouard Manet, en el que el animal es un símbolo de la prostitución. Aunque la hechicera en The Love Potion no es una prostituta, el propósito del gato aún puede funcionar para simbolizar prácticas tabú similares como la alquimia, que también estaba mal vista en la sociedad eduardiana. Los colores del sol poniente en el fondo crean un entorno misterioso, lo que sugiere aún más que está ocurriendo algo ilícito.
Según Elise Lawton Smith, autora de un libro sobre la artista, la pintura “exhibe una fascinación prerrafaelita por los temas medievales y los detalles decorativos”. De Morgan fue una de las artistas que buscaron traspasar los límites que la sociedad de la época les imponía a las mujeres y lo hacía retratándolas en puestos de autoridad. Fue protagonista de muchos de los debates de su tiempo como la lucha por la reforma de las prisiones, el pacifismo y el movimiento por el voto femenino.
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