Buenos Aires, durante alguna noche de principios del siglo XXI. En un boliche gay se exhibe una película icónica. El público está exultante. Se apagan las luces, comienza el film. Pero como no sucede con ninguna película argentina, los diálogos que se desarrollan en la pantalla son replicados por los espectadores. “Yo hago puchero, ella hace puchero; yo hago ravioles, ella hace ravioles”, dicen al unísono mientras en la pantalla Elvira, interpretada por China Zorrilla, dice lo mismo. Es una noche divertida. Es que en el boliche gay pasan Esperando la carroza.
Mariano Frigerio y Denise Urfeig eran, como tantos, unos fieles espectadores de la película que habían decidido hacer un cortometraje acerca de la casa donde, en el film, se velaba a la supuesta Mamá Cora. Pero al ir a esa locación para planificar su proyecto vieron que había muchos fanáticos que se acercaban a sacarse fotos frente a la puerta. Y vieron que en las redes sociales había varios grupos de acérrimos fanáticos. Los carroceros, como se llaman a sí mismos. Decidieron cambiar el eje de su proyecto y realizar un documental que se estrena el 4 de febrero en la plataforma Cine.ar.
–Con Denise estábamos seguros de que nuestro eje narrativo debían ser esos fanáticos –cuenta a Infobae Cultura Mariano Frigerio–. Podía ser más atractivo poner más anécdotas de la película en sí, pero queríamos seguirlos a ellos, explorar ese mundo. Es un fenómeno desconocido porque la película tiene muchos seguidores, pero poco se sabe de estos fanáticos. Entonces la idea original cambió. Pero sigue estando el barrio porque los barrios porteños, cuando te alejás un poco de Colegiales y de Palermo, tienen calles en las que vive gente que vivió toda su vida ahí, y es gente en cuya cuadra tuvieron a sus hijos y en Versalles en particular pasó que se había filmado esta película. Lo cuentan con orgullo las vecinas como esas dos que aparecen en el documental y llaman a Delia, “vení, que vamos a hablar de vuelta de la película”, porque no es la primera vez que cuentan esas anécdotas.
–Las cuentan los carroceros. ¿Cómo llegaron a esas personas tan particulares?
–Cuando vimos que había fanáticos de la película que iban hacia las locaciones y se sacaban fotos, empezamos a seguirlos y al ver las redes sociales nos encontramos con una verdadera sorpresa: estaban agrupados, además era gente muy divertida, que se encontraba para divertirse, para conocer amigos, para el humor.
–¿Es gente que pertenece a una generación?
–No. Creo que realmente traspasa todos los grupos sociales. Esperando la carroza representa a los argentinos y las argentinas, independientemente de su edad. Diana Frey, la productora de la película, lo cuenta en el documental y dice que al estrenarse en las salas no hubo gran concurrencia y que la crítica que tenía la película era mala, pero que cuando salió el VHS del film, explotó. Y hoy con YouTube, que la podés ver en HD. Así que hay nuevos fanáticos que se renuevan. Al hacer la película descubrimos que muchos de los carroceros la ven en YouTube y la ponen de fondo mientras cocinan, como quien pone música, un disco.
“Criatura estúpida”, “Me cagó el loro”, “Qué miseria, ¡tres empanadas!” forman parte de la música dialogal de la película, dirigida por Alejandro Doria sobre un libro de Jacobo Langsner, ambos ya fallecidos. En el boliche gay que pasaba la película esas frases se tornaban en una banda de sonido muy real. Como dice uno de los carroceros, la película “es parte de la iconografía del maricón argentino”. Y el elenco es un all star team de la comedia nacional, que también participa del documental en las apariciones de Antonio Gasalla, Luis Brandoni, Enrique Pinti, Betiana Blum, Mónica Villa, aunque falta una gran protagonista como China Zorrilla, fallecida como Julio de Grazia, que hace del hijo mayor de Mamá Cora.
–Yo siempre pensé a Elvira como la protagonista de la película –dice Frigerio–, pero no es así para los fanáticos. Cuando los conocés, te das cuenta que a cada uno le pega diferente. Incluso hay muchos a los que el personaje de Susana, que interpreta Mónica Villa, es su favorito por eso de ser la mujer sufrida, la que tiene que lidiar con la vieja que nadie quiere y a quien se la revolean. Para los carroceros kids me parece que el personaje de (Darío) Grandinetti es su favorito. Como para el pibe que en el documental se sabe sus diálogos de memoria.
–¿Carroceros kids?
–Claro, los más pibes.
–¿Cree que el all star team formado por el elenco fue la causa del éxito posterior a su estreno?
–Esas figuras llevaron adelante los gags, ¿no? Y llevaron ese grotesco a la perfección, pero para mí el gran secreto es la dupla Jacobo Langsner, que es el escritor, y Doria, el director. Son dos personas que sabían ver el pueblo y hacer una película popular. Hicieron que todos los argentinos la veamos y nos sintamos identificados y nos riamos al respecto. Me parece que el guión tiene eso. Jacobo Langsner es maravilloso y la película es de ese momento en que los actores seguían estrictamente el guión. China Zorrilla tiene algunas cosas que se notan que es de improvisación, pero después todo el resto de Jacobo, que era un genio. Y los dos eran gays, Doria y Lagsner, entonces también hay algo atrás, hay un lenguaje gay de la risa, de lo que nos causa gracia a nosotros, que está ahí sin que haya ninguna problemática gay, sin que haya nada dicho a los gritos.
En “Esperando la carroza” hay un lenguaje gay de la risa, de lo que nos causa gracia a nosotros, que está ahí sin que haya ninguna problemática gay, sin que haya nada dicho a los gritos.
–En el documental los actores dicen que no conocían la existencia de los carroceros.
–Claro, les pasa que saben que hay fanáticos dando vueltas, y todos los días alguien les hace algún comentario alrededor de la película, pero no sabían que estaban organizados. No sabían que se llamaban “carroceros”, para todos ellos es algo novedoso. Cuando nos contactamos con Diana Frey, que es la productora de la película y la que tiene los derechos, su primera respuesta fue que no le interesaba hacer un documental sobre la película, gracias y saludos. Nosotros insistimos y le dijimos que no queríamos hacer un documental sobre la película pero que necesitábamos la película para contar la historia de los carroceros. Ahí ella dijo: “A ver…” y Diana quedó maravillada pero medio incrédula: “¿Es tan así?”, entonces la invitamos a un encuentro de los carroceros, a uno de los clubes que se ve en el documental y Diana se quedó de una pieza, no lo podía creer. Entonces, a partir de ahí nos dio entrada a los actores. Al primero que contactamos fue a Antonio Gasalla, le dejé un mensaje en el contestador y a la semana sonó mi celular: “Hola, soy Antonio Gasalla. Mariano, quiero que me cuentes más sobre lo que quieren hacer” y le conté y a la semana arreglamos para hacer una entrevista. Gasalla vino como se ve en la entrevista, con una sonrisa de oreja a oreja, con un pendrive con material inédito y se sentó a darnos una entrevista feliz de la vida y con toda su ironía.
–Muy bueno. Brandoni dice que no sabía, a pesar de que cada día alguien le dice algo sobre las tres empanadas…
–Lo de las empanadas trascendió todo.
–¿Por qué piensa que el personaje de Grandinetti, que actúa dos minutos, también trascendió?
–Me parece que en Esperando la carroza están las cuatro clases sociales. Están los que no trabajan y viven en una villa miseria, como Grandinetti y Lidia Catalano, después están un poquito más arriba Mónica y Julio de Grazia, un poco más arriba está la típica clase media de China Zorrilla, que se quiere dar aires para arriba y están los new rich que son Nora y Antonio. Lo de Grandinetti termina de darle una pincelada a esas cuatro clases sociales que nosotros conocemos a la perfección en Argentina.
–¿A los carroceros les divirtió la idea de participar del documental?
–Obvio, los carroceros se coparon desde el primer día. Es gente divertida, entonces les dijimos: “Chicos, queremos hacer un documental”. “Dale, loco, buenísimo” y todo lo que les decías les parecía fantástico. Son tipos divinos.
–En un momento se reúnen a ver en grupo la película y van repitiendo los diálogos frente a un televisor.
– Si, lo que nosotros registramos es una escena muy real, no hay mucha producción alrededor de eso. “Queremos encontrarnos con ustedes e ir a grabar cuando ustedes se junten”. Para ver qué hacían. Y nos dijeron que se juntaban, hacían empanadas, veían la película y en el medio hablaban de la vida, por supuesto.
–La idea original de la casa no se perdió.
–Sí, pero la casa no es museo. Tuvimos acceso a Flavia, que es la dueña, pero no es una casa museo, no se puede entrar. Le sacaron el timbre porque la gente lo tocaba todo el tiempo para entrar. Pero Flavia es una mina divina y le gustan los carroceros, se pone contenta cuando la gente sale y se saca fotos pero no quiere que le rompan las bolas para entrar a la casa.
–Pero ustedes entran en el documental.
–Puede ser.
–¿Y qué hay adentro?
Mariano Frigerio hace un largo silencio. Mira a los costados. Finalmente responde.
–No, bueno, no puedo decir eso.
*Carroceros se estrena el 4 de febrero en la plataforma Cine.ar.
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